Ejercicio, estimulación y memoria

El estado atlético y la actividad aeróbica pueden tener un efecto benéfico significativo sobre nuestra función cognoscitiva cuando envejecemos

Al envejecer, se pierde tejido cerebral, sobre todo en las regiones frontal y lateral, que es donde residen la memoria y los niveles más elevados de función mental. Estas son las mismas áreas que son más preservadas más en quienes realizan alguna actividad física.

De todos modos, esto no prueba que el ejercicio “salve” células cerebrales, ya que por otro lado quienes “conservan” más tejido cerebral – por cualquier razón – suelen también tener más tendencia a permanecer inactivos.

 

El ejercicio regular tiene ventajas substanciales para el cerebro, particularmente en la denominada “zona de control”. Esta zona es la encargada de tareas como la capacidad de programar, planear, y coordinar varias habilidades o tareas dentro de un período de tiempo corto.

Se ha encontrado también que quien realiza una combinación de ejercicios aeróbicos con entrenamiento de fuerza tiene una mejor capacidad cerebral que quienes hacen aeróbicos solamente.

 

Los ejercicios son más eficaces cuando duran más de 30 minutos por sesión. Por ejemplo, caminar por más de 30 minutos 3 veces a la semana es una muy buena manera de preservar la salud mental.
 

Estimulación mental

Para mantener la función cognoscitiva en un alto nivel es necesario una continua estimulación mental. Por ejemplo hacer rompecabezas logra una mejora en la orientación espacial significativa respecto de aquellos que no hacen actividades relacionadas.

 

También pasar el tiempo con otras personas ayuda a mantener la mente aguda. Por ejemplo, realizar en conjunto actividades que estimulan la capacidad cerebral como ir al teatro o al cine.

 

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