Los opuestos se manifiestan en la
escritura
y enfrentados unos con otros, animan el grafismo y dan lugar a las
dinámicas psíquicas puestas en juego:
· Capacidad mental:
grado y tipo de inteligencia.
· Capacidad de
perseverancia, tenacidad y la constancia en el logro de objetivos.
· Aptitudes
profesionales.
· Tendencias:
extraversión – introversión, capacidades organizativas –desorden, generosidad –
avaricia, reflexión – irreflexión, rectitud en las posturas – debilidad,
honestidad – deshonestidad, sinceridad – mentira, sencillez – ampulosidad,
capacidad de reacción y agresividad – depresión, cordialidad – mal genio, abnegación y altruismo – egoísmo.
· Forma de conducta en
lo afectivo y en las relaciones interpersonales.
· Profundización
sobre los sentimientos: virtudes y vicios, alegrías y dolores, éxitos y
frustraciones, generosidad y miserias.
LAS OCHO LEYES DE INTERPRETACIÓN GRAFOLÓGICA son:
1) Orden: capacidad de
organización. Respeto por las convenciones sociales.
2 )
Dimensión: sentimiento de sí mismo.
3)
Forma: expresión de la
conducta (minusvalía – orgullo – megalomanía, convencionalismo – originalidad, etc.). Aptitudes de adaptación o
desadaptación.
4 ) Inclinación:
espontaneidad o contención afectiva. Relación con personas o cosas.
5 ) Velocidad:
vivacidad de inteligencia, intuición y reacción
6 ) Dirección:
fluctuación de ánimo, humor y posturas.
7)
Presión: capacidad creadora. Potencia de la libido.
Firmeza o debilidad en las decisiones, deseos o caprichos. Anomalías físicas.
8)
Continuidad: tipo de inteligencia. Grado de estabilidad,
constancia y perseverancia en ideas y conductas. Orientación alocéntrica o
egocéntrica.
A su vez, CADA LETRA MINÚSCULA DEL
ALFABETO posee una
significación especial que ayuda a la comprensión profunda del inconsciente
del escribiente: es la llave para penetrar en su intimidad, profundizar en su
personalidad, acceder a datos biográficos de gran importancia no siempre
confesados y a conflictos dolorosos o carencias que busca esconder, disimular,
suprimir u olvidar.
La “t” es la letra de la
voluntad, la “c” del egoísmo, la “a” de la vida afectiva, la
“p” del trabajo, la “g” de la sexualidad, etc. Su análisis nos permite saber cómo se desempeña la persona en el área
que cada una representa, con sus posibilidades, limitaciones, obsesiones o
compensaciones.
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