Las
creencias son ideas generales que funcionan como principios que nos guian en la
vida. Son
algo así como principios rectores o brújulas personales, que también
funcionan como marcos a través de los cuales interpretamos las experiencias.
Cuando
se trata de enfermedades, el significado que le demos a las afecciones influye
en la recuperación en tal medida que se llegó a postular que es posible que
cada paciente se recupere en el grado en que cree que lo hará.
El
hecho que una persona crea merecer, querer y poder estar sana funciona como
creencia potencializadora de la salud, y su opuesto como limitante.
Un
dato a considerar es que las creencias actúan como profecías que se
autocumplen, con lo cual quien crea no poder estar sano difícilmente logre
estarlo.
Estar
sano no sólo pasa por visitar al médico y seguir sus instrucciones con
exactitud, es también el proceso mental el que influye en el bienestar físico.
¿Sabía
usted que el estado de ánimo depresivo deprime el
sistema inmune? ¿Y que las
emociones positivas lo estimulan? ¿Y que aquello que piensa y cree tiene relación
directa con su estado anímico?
Usted
puede decidir que creencias llevar consigo, puede evaluar las que posee
actualmente respecto a su salud, y si llegara a descubrir que estas no son las más
convenientes puede cambiarlas.
Le
sugerimos algunas presuposiciones que suelen tener resultados positivos:
· El cuerpo está saludable naturalmente y tiende a la salud.
· Mente y cuerpo son parte de un mismo ser. Los pensamientos influyen en el cuerpo, y el estado físico en el mental.
· Los síntomas son una señal para prestar atención a
nuestro cuerpo.
· Quiero y puedo mejorar mi salud.
Quienes
creen en estos postulados suelen gozar de mejor salud que quienes no lo hacen. Si usted se propone a sí mismo adoptarlos y los toma por ciertos es
posible que esto influya positivamente en su salud.