La Depresión no es una sola, ni afecta a todos de la misma manera

Y la Depresión también es un Trastorno Afectivo en situaciones traumáticas...

La tristeza es una emoción que tiene su origen en la pérdida de algo/alguien querido y como función la de pedir ayuda. En casos extremos, su duración o intensidad la hace disfuncional y se convierte en una patología; apareciendo como residuo de cualquier situación traumática la “depresión”. 

Hoy en día, la depresión está considerada como uno de los más importantes padecimientos dentro de lo que han dado a llamar los trastornos afectivos.  

Al definir las características de estos trastornos, podemos señalar la presencia de:   

·          Síntomas físicos  

·          Síntomas psicológicos  

·          Reducción del funcionamiento social 


Podemos considerar normales las variaciones del humor en la vida cotidiana, siempre y cuando estas sean de corta duración y no interfieran con el funcionamiento de la persona: de lo contrario, estaríamos frente a una Depresión patológica donde encontramos, una experiencia profunda y duradera que se acompaña de alteraciones del pensamiento, conducta y funciones biológicas.

 

Pensando en las alteraciones mentales, nos encontramos con trastornos depresivos y de Angustia. Podemos resaltar que estas alteraciones poseen repercusiones muy variadas y muy importantes y las mismas constituyen ya, uno de los principales problemas de salud mental. 

 

Hoy sabemos que no hay una sola forma de depresión, que la depresión como tal, puede tener cuadros muy distintos y su clasificación y diagnóstico ha dado lugar a numerosos enfoques. Son muchos los que señalan las características clínicas de los cuadros depresivos, mientras que otros, toman en cuenta las causas que los provocan para clasificarlas, y otro grupo, se basan en la evolución de la depresión para encuadrarla en algún tipo de clasificación. 

 

Los hombres de la antigüedad, creían y aseveraban que la Depresión era producto la influencia de distintos humores corporales; es así que encontramos el señalamiento de Hipócrates sobre la Bilis negra generadora de la melancolía. 

 

También los archivos históricos nos remontan a las épocas donde la depresión se le vinculaba a los conflictos morales, y considerársele como un castigo, a raíz de una conducta o unos actos poco convenientes, reprochables o pecaminosos.

 

Ya en pleno siglo XIX los hombres de ciencia comienzan a dar otro enfoque al problema de la Depresión, y sus estudios les conducen a ubicar las causas, partiendo de trastornos del funcionamiento del Sistema Nervioso Central. Sin embargo, no es hasta el Siglo XX cuando realmente logran precisar los síntomas, manifestaciones y definiciones exactas de la Depresión y su multicausalidad. 

 

Ya hoy en día, términos como Estrés Psicosocial Agudo, derivado de la muerte de un familiar, de una ruptura afectiva o divorcio, de la pérdida de un puesto de trabajo, etc., y del Estrés Psicosocial Crónico, ocasionado por el desempleo, el exceso de trabajo, los problemas de pareja, las angustias propias de la vida en las ciudades, etc. etc., vienen a convertirse en factores que desencadenan o propician la depresión.

 

En resumen, cualquier pérdida (humana, económica, afectiva) se encuentra siempre en la historia vivencial de un depresivo. 

 

Psicología de la depresión

 

Sabemos también que el funcionamiento neuronal no puede separarse de las influencias del medio ambiente, de allí se parte para concluir que el estrés psicosocial es un factor importante en toda depresión.

 

En los tratamientos Cognitivos, generalmente se afirma, que las depresiónes, a lo largo de la vida, distorsionan los pensamientos y apreciaciones sobre sí mismos y sobre su propio mundo o entorno. Es una apreciación totalmente negativa y la misma conduce muchas veces a conclusiones erróneas, negativas, de ellos mismos, de las experiencias vividas, y de la propia visión que debe tenerse del futuro, trayendo como consecuencia una agudización del síndrome depresivo. 

 

Este cuadro depresivo aparece condicionado por un patrón estable de conducta caracterizado por una total incapacidad para frenar o cortar el estímulo nocivo y así huir de los hechos o las circunstancias traumáticos. 

 

A partir de estudios sobre personalidad, podemos obtener y conocer características muy singulares como ser, tendencias casi enfermizas a ser terriblemente escrupulosos,  sentido del deber, perfeccionismo, poca o nula espontaneidad y afán de orden, hoy se conoce este tipo de rasgos, como "Personalidades obsesivas", y son este tipo de personas  las más propensas a desarrollar algún tipo de depresión.

 

Es pertinente, a partir de este conocimiento, plantearse si, ambos hechos, el de la depresión y el tipo de personalidad, tienen un origen común y si ese origen común permitió el desarrollo simultáneo, o por el contrario, una de las características (Personalidad o Depresión) dio origen a la otra. 

 

Con respecto a la etiología de la depresión, el campo de la Genética;  como  por ejemplo, saber que los familiares de pacientes con depresión tienen mayor incidencia de este padecimiento que la población general (10% a 20%).
 

Esto, nos presenta una realidad que sin duda descubre la influencia de la herencia en la incidencia de la Depresión, y aunque no se precisen los mecanismos que la herencia recorre y que determinan la enfermedad, el o los genes que participan deben ser considerados.

 

Ya se sabe que algunas formas de depresión como las depresiones bipolares, son hereditarias. Y en otras depresiones (como la distimia), la herencia proporciona el terreno idóneo para que otros factores influyan en el sujeto y desencadenen finalmente la depresión (muertes de seres queridos, sobrevivientes, etc). 

 

Nos sería imposible compilar los siglos de historia y de investigación sobre este problema.

Especulativo e irresponsable resultaría pontificar aquí sobre lo que puede traernos en el futuro la ciencia, en aras de la superación del problema de la depresión como secuela, lo que si podemos afirmar, es que contamos con indicadores que vislumbran rumbos correctos, que nos llevarán a hacer ciertas, teorías que hoy sólo son planteamientos utópicos.

 

Las cuales nos van a permitir comprender claramente cómo funcionan nuestras emociones y afectos normales; pudiendo a partir de esa comprensión modificar acertadamente los estados patológicos que nos llevan a padecer la depresión.

 

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