Integrantes
Enrique: “El Vete” es el veterano (no por edad sino por experiencia en viajes, es el que frena en cualquier lado a mirar paisajes y muestra siempre algo interesante mientras va andando)
Osvaldo: “El Nuevo” por obvias razones.
Daniel: “El Muffi” cuando salgo está más frío, llueve o hay mucho viento y autor del relato.
Todo comenzó a las dos de la tarde de un sábado. Tres viejitos piolas en sus motos, se despedían de sus familias (fotos, saludos y ruido de motores mediante) hacia toda una aventura: el Champaquí, cerca de Santa Rosa de Calamuchita. Las motos cargadas como si fuéramos al Aconcagua y nosotros vestidos de manera tal, que se nos veían los ojos y nariz.
Viaje de ida sin sobresaltos, saludos de camioneros, motociclistas, gente de los pueblos, conductores de autos nos acompañaron durante el viaje. Creo que algo de sana envidia había en sus expresiones ¿a quién no le gustaría estar en nuestro lugar?. Llegando a Embalse me doy cuenta que estoy sonriendo, estoy feliz de estar participando de esta aventura. Frente al lago hacemos una PARADA TÉCNICA: mates, un cigarrillo y baño.
Ya en Santa Rosa, buscamos un lugar donde dormir y dejar nuestras motos seguras. Mientras nos acomodábamos en la habitación, ninguno hacía la punta para bañarse (pensé: si no me porté mal, no corrí, ¿para qué me voy a bañar?) hasta que El Nuevo hizo un esfuerzo, y ¡se bañó!. Nosotros, El Vete y Yo, fiel a nuestras costumbres moto-turísticas, nos lavamos la cara (suficiente ¿no?) y salimos despreocupados, hacia el Centro de Santa Rosa.
Luego de un par de vueltas caminando, entramos a una parrilla que nos amenizó la cena con música folklórica y excelente atención. Eran las doce de la noche cuando nos decidimos ir a tomar algo a un Pub familiar y para todas las edades (¡menos mal!).
Cuando comienza el show de un cantante que hacía karaoke, le hacemos el pedido de un tema. A partir de ese momento somos los más conocidos del Pub, “gracias a los moteros de Río Cuarto por el pedido” y nosotros aplaudiendo como locos; después “ya viene el tema dedicado a los moteros de Río Cuarto” y nosotros otra vez aplausos más gritos; más tarde “este tema es de
Así nos tuvo hasta las cuatro de la mañana, cuando dijo “este tema se los dedico a los moteros de Río Cuarto QUE HACE RATO QUE ESPERAN”. Por fin………Bueno, ya eran las cuatro y media cuando nos entregamos en los brazos de Morfeo y descansar para que a la mañana comencemos el ascenso al cerro.
¡Ocho de la mañana!. No podía creerlo pero mis compañeros YA ESTABAN LEVANTADOS. No me quedó otra opción: levantarme.
A las nueve ya estábamos en la ruta hacia el Champaquí. Nublado como estaba, fffffrío y un poco más fffffrío, seguimos subiendo. Cada vez había más neblina y cada vez veíamos menos, cuando El Vete (que iba abriendo camino) para y nosotros atrás de él.
No se escuchaba nada, no se veía nada (pensé, si alguno dice que volvamos, doy vuelta la moto y empiezo a bajar, pero ninguno dijo nada). Luego de
Veíamos las nubes como algodón debajo nuestro. Fotos de cada uno con su moto y como fondo, allá abajo, las nubes. Ya con mejor ánimo subimos los veinte kilómetros que nos faltaban hasta
Mientras le preguntaba si estaba bien, él insultaba acordándose de familiares conocidos, desconocidos y a
Sube El Vete sin problemas, yo lo sigo, pero El Nuevo se queda a la mitad; dejo la moto arriba y bajo a ayudarlo. Lo empujo corriendo, los cincuenta metros de subida que faltaban y al llegar al final me doy cuenta que a los casi
De vuelta y en bajada, se nos complicaba llevar las motos porque no frenaban como suponíamos, aunque para El Nuevo la cosa fue bastante simple: no se enteró de nuestros problemas. Luego del almuerzo en Yacanto y siendo las cuatro de la tarde, volvemos a Santa Rosa de Calamuchita que está a
Sí, El Nuevo se quedó sin nafta y no podíamos solucionarlo ya que la Jawa de él lleva mezcla y las motos nuestras solo nafta (¿aceite? ¿para qué?). Soga mediante (siempre llevo, uno nunca sabe ¿vió?) lo llevo a tiro (que se suelta , que se desata, que se suelta de nuevo) los
¡SE AHOGÓ EL MOTOR!. Ya en la ruta rumbo a Río Cuarto y haciéndose de noche, nos organizamos: El Nuevo al medio porque no tenía luz adelante y poca atrás; El Vete atrás porque la luz de adelante le alumbraba la rueda delantera (del resbalón anterior) y buena luz trasera; yo adelante porque la luz de adelante alumbraba más y todos despacio porque hacía un fffffrío de c…….
Entrando a Río Cuarto la moto de El Nuevo se paró otra vez ¿sin nafta?. No, arrancó y lo perdimos de vista. Si me preguntan qué pasó, no sé……………Total ya estábamos en casa.
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