Los preadolescentes en edad escolar sienten que las vacaciones son un derecho que se han ganado. Y, a decir verdad, si han hecho las cosas bien, esto es así. Sin embargo, a la hora de salir de vacaciones, muchas veces se presentan problemas y los chicos podrán mostrarse reticentes a la idea de ir a determinados lugares.
Cuestiones generales sobre pre-adolescentes en viaje
Lo cierto es que los preadolescentes muestran mayor disposición ante los viajes cuando sus padres les permiten involucrarse en la planificación de la vacación. Por eso, cuando estés programando actividades, considera los deseos de tus hijos y prepárate para realizar verdaderas concesiones.
En ese sentido, un estudio previo al viaje ayuda a que los chicos entren en sintonía con la experiencia y los prepara para las experiencias que están por venir.
Los viajes suelen representar un gasto fuera de lo común para la mayoría de los padres. Y para los chicos, esta debería ser una experiencia que les permita disfrutar mucho más de lo habitual. Para ello, provee a tu hijo de una abundante cantidad de dinero local –con un monedero personal o un cinturón/billetera- y deja que haga sus propios gastos sin salirse del presupuesto diario.
A cambio de esta libertad, deberás pedirle que lleve un diario del viaje o un scrapbook (álbum de fotos). Ayúdale a recolectar y recoger sus observaciones. Lleva cinta, goma de pegar y tijeras desde tu casa. En cualquier caso, si decides comprar el libro en tu primera parada, éste será un excelente souvenir por sí mismo.
Elige un buen libro –con onda- de modo que los chicos se sientan atraídos. El diario del viaje es algo importante, y deberás hacer sentir a tus hijos que están haciendo algo importante.
Si tienes chicos más grandes, entonces tú y tu pareja tendrán mucha más libertad. Los adolescentes podrán ir a la sala de desayuno tarde o temprano. Y si no quieren salir por la noche, podrán permanecer en el hotel.
Casi todas las habitaciones de los hoteles decentes tienen televisores, aunque será mejor que eches un vistazo ya que muchas veces los canales pornográficos están habilitados y deberás pedir su cancelación. Para que puedan sentirse tan cómodos como en casa, cada uno de tus hijos deberá llevar consigo su gameboy, reproductor de mp3, teléfono celular, o lo que sea que siempre estén usando.
Repasa el plan del día durante el desayuno. Ten en cuenta que cada día debe contener una actividad amistosa. Asiste a eventos deportivos o culturales, aunque no deberán quedarse necesariamente hasta el final de los mismos.
Los chicos necesitan gran cantidad de ejercicio, así que deberás darles una buena dosis de tiempo para recrearse y realizar distintas actividades que impliquen gasto de energía. Los pueblos pequeños, a menudo, tienen importantes piscinas públicas. Asimismo, las mountain bikes –con sus respectivos cascos- son siempre una opción accesible de renta.
Ya estamos de viaje
Ayuda a tus hijos a contactarse con los chicos locales de su propia edad. Llévalos a ver y a participar de algunas de las actividades más interesantes del destino de tu viaje, como puede ser el patinaje en Trocadero –París-. En los climas cálidos, los chicos pueden pasar el tiempo y distenderse en los parques, hasta bien tarde en la noche.
Al hospedarte en pequeñas pensiones o casas de huéspedes, será más fácil que te conectes con otras familias en viaje. Los pequeños pubs en Gran Bretaña e Irlanda admiten chicos y están llenos de oportunidades sociales amistosas. Muchas veces, los niños se quedan jugando al pool o a los dardos mientras sus padres disfrutan de unos buenos tragos.
Los chicos, asimismo, podrán ir recogiendo los e-mails de los amigos que hagan a lo largo de todas las vacaciones. En caso de que llegaran a extrañar a sus compañeros de la escuela, sería bueno que les facilites el acceso a Internet a través de cybercafés, de modo que puedan escribirse a través del correo electrónico o el mensajero instantáneo. Puedes sentarte en un café o en una heladería mientras dejas que tus hijos crucen a la vereda de enfrente y vayan al cybercafé.
Al viajar con chicos pequeños, la cuna, el cochecito, y los pañales destruyen cualquier posibilidad de verdadera movilidad. Pero las vacaciones con chicos más grandes, de edad preadolescente, te permitirán desplazarte libremente. Ellos, además, podrán –y deberán- llevar su propio equipaje.
Deja bien en claro, antes de salir, las consecuencias del exceso de equipaje, y diles que tú no llevarás otra cosa más que tus propios trastes. Ayúdales a empacar sábanas, abrigos, ropas –fíjate que estén limpias-, y un buen par de zapatos robustos.
Lleva un bolso diario de fácil acceso para el auto e insiste en que los chicos lo usen para mantener el desorden bajo control. Llena el auto de snacks, agua y otros comestibles deseados. Aunque el tren podrá ser más llevadero con chicos grandes, siempre será preferible realizar el viaje en auto.
De este modo, podrás gozar de los beneficios del viaje puerta a puerta y, además, tendrás la posibilidad de ser un poco más osado en cuanto a que podrás arriesgarte a llegar a los destinos sin reservaciones y comenzar a buscar el mejor precio.
Una buena opción será delegar las responsabilidades del copiloto a los chicos. Ayudar a manejar a papá a través de un pueblo desconocido siguiendo el mapa o ayudar a la familia a regresar al hotel pueden ser excelentes maneras de construir confianza.
Algunas paradas ocasionales en casas de comidas rápidas servirán para hacer más llevaderos los viajes. En un pequeño pueblo, cuando los chicos comiencen a impacientarse, permíteles que elijan el lugar de la cena. Llevar celulares o proveer a tus hijos de teléfonos celulares les dará más libertar para vagar libremente.
La mayoría de los hoteles tienen grandes habitaciones familiares. Es necesario que conozcas las frases necesarias para comunicar tus necesidades. Siempre es conveniente rentar dos habitaciones para una familia tipo de cuatro personas; una doble –con cama matrimonial- y otra con camas gemelas –dos camas pequeñas iguales-.
En muchos lugares, una cama doble estará compuesta por dos simples puestas juntas. Éstas pueden separarse fácilmente si los chicos quieren.
Asimismo, las familias pueden hospedarse en hosterías con precios muy convenientes. Lo mejor de estos albergues es que tienen cocinas en las que las familias pueden hacer su propia comida, comprando los ingredientes necesarios en los comercios vecinos.
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