Adiós “pucho”

Dado el instinto de muerte que abunda en muchos, ¿hubiera bastado con afirmar que el cigarrillo no hace ningún daño a la salud para que muchos dejaran de fumar al instante?

Y sí. La Ley Antitabaco no le dijo chau, si no directamente adiós al pucho. Y está muy bien. Según cifras oficiales, de las 40.000 personas que mueren por año por culpa del faso, 6.000 son fumadores pasivos, los cuales también se ven afectados por el alquitrán, la nicotina, el amoníaco, el monóxido de carbono, y otras sustancias nada espirituosas contenidas en el humo que exhala el fumador activo.

La norma legal es entonces  no solo un intento por salvarle la vida a los que se la quieren quitar pitada a pitada, si no una medida para proteger al resto de los mortales.

No es la primera vez que se reprime a los adictos al pitillo. Durante décadas se gastaron millones en carteles puestos aquí y allá que nadie respetaba.  

Después se reglamentaron algunas prohibiciones y sectores para aliviar los pulmones de los no fumadores y evitar explosiones de estaciones de servicio y destacamentos de explosivos. Pero igual seguíamos en los bares charlando tras las señales de humo que nos enviaban desde otras mesas.  

Hoy, según se lee en los diarios, los amantes de los rubios, o negros, o lights,  tendrán que llevarse otras cosas a la boca, y por eso se irritan y presentan recursos de amparo, denuncias de inconstitucionalidad y demás exhortos, como víctimas de una discriminación antojadiza. 

Ahora bien, reconozcamos que esta ley que viene pensándose de hace bastante tiempo tiene tolerancia cero. Es decir, o fumas en tu casa (hasta que los consorcios se quejen por esto) o en medio de la pampa húmeda.   

Porque  la prohibición se extiende a todos los ámbitos públicos cerrados, confiterías, restaurantes, ambientes de trabajo en general, shoppings, empresas, incluyendo también todas las publicidades en la vía pública y medios de difusión masivos, y la venta a menores de 18 años. 

Y como la Argentina hasta hoy goza del record de ser una de las naciones más permisivas en este tema, y lidera el ranking de países donde más se consume tabaco en lugares públicos, ahora la mano se va a venir cada día más dura. 

Es decir, no me extrañaría que pronto se amplíe la ley con otros artículos informando lo siguiente: 

  • No se le permitirá más a Virginia Luque cantar el tango Fumando Espero. 
  • Si un violinista toca mal no se podrá decir que tiene un toscano en la oreja. 
  • Las abuelas no deberán narrar más a sus nietos el cuento de la buena pipa. 
  • En las películas solo podrán fumar “los malos”;  y los amantes, después de tener sexo, apenas se los verá mascar chicles o chupetines. 
  • Será castigado afirmar que la secretaria del gerente es un filtro.
  • Se brindarán terapia gratuita para paliar la depresión de los fabricantes de ceniceros, los despachantes de aduana, los funebreros, y a un dibujante de camellos. 

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