1- Se acepta por completo aún cuando desea cambiar partes de si misma/o. Hay un amor propio y una auto consideración básicos, que ella alimenta con cuidado y expande con decisión.
2 – Acepta a los demás tal como son, sin tratar de cambiarlos para satisfacer sus propias necesidades.
3 – Está en contacto con sus sentimientos y actitudes en todos los aspectos de su vida, inclusive la sexualidad.
4 – Atesora cada aspecto de sí misma: su personalidad, su apariencia, sus creencias y principios, su cuerpo, sus intereses y logros. Se autoaprueba en vez de buscar una relación que le otorgue sensación de valor propio.
5 – Su autoestima es lo suficientemente grande para que pueda disfrutar la compañía de los demás, especialmente del sexo opuesto, que le parecen bien tal como son. No necesita que la/lo necesiten para sentirse digna/o.
6 – Se permite ser abierta/o y confiada con la gente apropiada. No teme que la conozcan en un nivel personal profundo, pero tampoco se expone a la explotación de quienes no se interesan por su bienestar.
7 – Se pregunta: ¿Esta relación es buena para mí? ¿Me permite llegar a ser todo lo que soy capaz de ser?
8 – Cuando una relación es destructiva, es capaz de renunciar a ella sin experimentar una DEPRESIÓN INCAPACITANTE. Tiene un círculo de amigos que la apoyan e intereses sanos que le ayudan a superar la crisis.
9 – Valora su propia serenidad por sobre todas las cosas. Todas las luchas, el drama y el caos del pasado han perdido su atracción. Se protege a sí misma/o, su salud y su bienestar.
10 – Sabe que una relación, para que funcione, debe darse entre dos personas que compartan objetivos, intereses y valores similares, y que tengan capacidad para la intimidad. Sabe también que ella es digna/o de lo mejor que le puede ofrecer LA VIDA.
Hay varias fases en la RECUPERACIÓN de la CO-DEPENDENCIA. La primera comienza cuando comprendemos lo que estamos haciendo y deseamos poder detenernos. Luego sigue nuestra voluntad de pedir ayuda para nosotros mismos. Después entramos en la fase que requiere el COMPROMISO CON NUESTRA CURACIÓN y la voluntad de continuar con nuestro programa de recuperación.
Durante este período empezamos a cambiar la forma de actuar, de pensar y de sentir. Lo que una vez nos pareció normal y familiar, comienza a parecernos incómodo e insalubre.
Entramos en la fase siguiente de recuperación cuando empezamos a tomar decisiones que ya no siguen nuestros viejos patrones, sino que realzan nuestra vida y promueven nuestro bienestar. En todas las etapas de la RECUPERACIÓN, el amor propio crece lenta pero firmemente.
Primero dejamos de odiarnos, luego nos volvemos más tolerantes con nosotros mismos. Más adelante hay una incipiente valoración de nuestras cualidades, luego se desarrolla la AUTOACEPTACIÓN. Finalmente, evoluciona el genuino amor propio.
A menos que tengamos autoaceptación y amor propio, no podemos tolerar que nos “conozcan
Íntimamente”, porque sin esos sentimientos no podemos creer que somos dignos de ser amados tal como somos.
En cambio tratamos de ganar amor dándolo a otra persona, siendo maternales/paternales y pacientes, sufriendo y sacrificándonos, proporcionando una vida sexual excitante o cocinando de maravillas o lo que sea.
Una vez que la autoaceptación y el amor propio empiezan a desarrollarse y arraigarse, entonces estamos listos para practicar conscientemente el solo hecho de SER NOSOTROS mismos sin tratar de COMPLACER, sin actuar de maneras calculadas para ganar la APROBACIÓN y el amor de otros.
Pero el hecho de eliminar la actuación, si bien es un alivio, también puede asustarnos. Cuando nos mostramos como somos, en lugar de actuar, nos invade una sensación de torpeza y de gran vulnerabilidad. Al luchar para creer que somos dignos tal como somos, del amor de alguien que es importante para nosotros, siempre estará allí la tentación de actuar aunque sea un poquito para el/ella y sin embargo también habrá una renuencia a recaer en las viejas conductas y manipulaciones.
En resumen, la recuperación le cambiará la vida en más formas de la que yo pueda predecir y a veces eso le resultará incómodo. No deje que eso la/o detenga. El miedo a cambiar, a renunciar a lo que siempre hemos conocido, hecho y sido, nos impide ir hacia un yo más sano, más elevado y de un amor más genuino.
No es el dolor lo que nos retiene. Ya estamos soportando niveles alarmantes de dolor sin perspectivas de alivio a menos que cambiemos. Lo que nos retiene es el miedo a lo desconocido. La mejor manera que conozco de combatirlo es unir fuerzas con otras personas que estén en el mismo viaje.
Busque un GRUPO DE APOYO FORMADO POR ESAS PERSONAS QUE YA ESTUVIERON DONDE ESTÁ USTED y se dirigen al destino que usted intenta alcanzar. UNASE a ellas en el camino hacia una nueva forma de vivir.
Del libro “ Las mujeres que aman demasiado” – Robin Norwood
Por Susana Perez – www.toursparaelalma.com.ar – www.mujeresqueaman.com.ar [email protected]
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