Nada es más molesto que esos cachorritos o perros adultos, e incluso ciertos gatos, que te miran directo a los ojos mientras estás comiendo.
Ellos parecen usar sus poderes extrasensoriales para intentar convencerte de que les des un trocito de esa sabrosa comida que tienes en tu plato.
Sus ojos adquieren una apariencia de inocencia que es muy difícil de resistir. Con sólo un pedazo de carne, un trozo de queso o una feta de jamón podrías hacerlos tan felices…
Aunque pienses que estás siendo amable con tu perro al alimentarlo durante las horas de tus comidas, estás cometiendo un grave error.
Al ceder ante los ojos de un perro suplicante, lo único que estás haciendo es sentenciarte a años de esta conducta repetitiva. Las primeras veces será gracioso, incluso enternecedor, pero con el tiempo se transformará en algo irritante.
Las primeras veces te mirarán tiernamente, y tú no podrás más que saciar el pedido de tu animalito. Pero cuando dejes de ser tan bondadoso, esta ternura dará paso a llantos, quejidos, ladridos, arañazos, saltos y otras conductas tendientes a capturar tu atención.
A decir verdad, se hace difícil disfrutar de la comida mientras un perro molesto salta constantemente a tus rodillas o a la mesa. Si tú NUNCA cedes, entonces esta conducta jamás debería representarte un problema.
Los perros son muy persistentes, así que NUNCA quiere decir NUNCA. Esto no significa que puedas darle 1 de cada 100 veces, porque el perro recordará esa única vez y se encargará de volverte loco.
Asegúrate de que todos los miembros de la familia sigan las mismas reglas, o uno podría echar a perder el esfuerzo de todos.
Una cuestión de salud
Desde luego, también hay que tener en cuenta el factor de la calidad de la comida. Simplemente, muchas comidas “humanas” no son buenas para los perros.
De hecho, muchas de éstas pueden lastimarlos, sobre todo en el largo plazo, y algunas incluso pueden traer problemas de salud en breve.
La mayoría de los perros comerá casi de todo, pero esto no quiere decir que todo lo que le des sea saludable.
La obesidad en las mascotas domésticas es un problema mundial y, al menos que tu veterinario –luego de una exhaustiva investigación- te haya permitido darle ciertos alimentos- sólo estarías contribuyendo con las estadísticas al alimentarlo con tus comidas.
La posición en la jauría
Tal vez, la razón más importante por la cual no alimentar a un perro suplicante sea la que tiene que ver con su categoría. Por naturaleza, los perros son animales de jaurías, y aquellos que viven con seres humanos ven a su familia humana como una jauría.
La jauría tiene sus jerarquías, y sólo tiene un líder (el Alfa). Cuando tu perro come, es importante establecer en su mente la categoría o ubicación que tiene dentro de la jauría, y esto mantiene relación con cuándo come tu familia.
Generalmente, los perros que no conocen su categoría dentro del esquema hogareño (que siempre debería ser la última con respecto al ranking de importancia hogareño) podrían exhibir comportamientos suplicantes en vistas de comer durante o antes que ciertos miembros de la familia.
A veces, si esta conducta queda librada al azar, puede escalar hasta niveles que incluyan comportamientos amenazantes, como pueden ser los gruñidos.
Por esto el perro siempre debe ser alimentado en último turno. La mejor idea será alimentar al perro después de que los platos hayan sido retirados de la mesa.
Por otra parte, puedes aprovechar la ocasión y enseñarle al animal a sentarse o recostarse mientras ustedes comen.
Si el perro no ha sido entrenado en forma adecuada, mantenlo en otra habitación hasta que la comida haya finalizado.
Luego, según el programa de alimentación del animal, aliméntalo o recompénsalo con un regalo por su buena conducta.
Recuerda: un perro que peticiona en la mesa puede querer ascender en la escala de la jauría, ya que el perro más importante come primero y los otros miembros lo hacen al final.
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