Marina Núñez del Prado: Lo necesario, sereno y permanente

Una obra escultórica que constituye un hito esencial del arte boliviano y un sustancial aporte a la plástica americana y universal.

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“Es
el caso de la vocación absoluta, del creador nato, añadiendo a esto la más
rigurosa conciencia artesana. Sin alarde, en el silencio ardiente que llaman
inspiración, echando miradas rápidas hacia el modelo, quien a su vez sigue esa
diestra bruja. Marina cumple su comisión natural y sobrenatural de doblar un
rostro, un torso o un cuerpo entero.

 Como
en los mitos, ella nació para el menester de leer lo evidente al vuelo y de
rastrear lo escondido, sacándolo a la luz. Y labrada toda ella por la lez de
los Andes, ha añadido al don de lugar su lealtad hacia la raza indígena”

Gabriela Mistral, Premio Nóbel

Las formas adquieren trascendencia en la medida de los contenidos que los
determinan, toman las experiencias del ser en la vida, ya que las mismas son
realizadas por el artista mismo; sumirse en si y Salir de si mismo.

“Mi
experiencia de la vida, es el compendio de aquello que me ha afectado en modo
tan decisivo que ya lo traigo en mi, como estampada forma y estratificación,
como historia interna de la vida”.

 Es
a la ley de estas “experiencias” que se va desarrollando el proceso creativo
de Marina Núñez del Prado; de las excrecencias del ser y de los hallazgos
formales de sus investigaciones.

 Una
etapa de su creación, está caracterizada por obtener ciertos efectos lumínicos
que poseen contingencias pictóricas; contrastes de luz y de sombra, sin
desintegrar los volúmenes; espacios abiertos y cerrados obtenidos por el juego
equilibrado de los volúmenes, con el pulimiento que el color efectúa al
modelado, obtenido por el deslizamiento de la luz tras los volúmenes, logrando
una transfiguración lírica de la realidad, a diferencia del vitalismo lírico
de Rodin.

 Auguste
Rodin, hace visible un proceso dramático: el nacimiento de la obra, a partir
del caos, utilizando la materia uniforme como contraste y dar relieve a la
imagen, tanto en contenido como en modelado muestra el romanticismo del escultor
francés.

Marina consustanciada más con la “problemática” de la escultura
de nuestro tiempo, recobra el volumen para hacerlo valer en el espacio como
arquitectura, dentro de una concepción cerrada de la forma.

 Una
cierta grandeza se desprende de las figuras, donde de manera sobria y elegante,
se deslizan ritmos lineales; las líneas y volúmenes apuntan en un todo puro y
verdadero donde en esta síntesis, su contenido y expresión son más fuertes y
convincentes.

 No
son obras completamente abstractas, en su pensamiento existe siempre el contorno
de lo figurativo y orgánico.

 Las
superficies son curvas generando volúmenes positivos y negativos, dialécticamente
ligados a sus contrapartes, los espacios positivos y negativos, lo bueno y lo
bello en la obra de Marina Núñez del Prado, es que la materia ha sido
manipulada y transformada de manera tal que logra convertirse en un intento
incitador, promotor, productor de sensaciones y emociones.

 Ya
con anterioridad, Moore, Brancusi, Arp y otros habían logrado resumir,
sintetizar la forma escultórica, pero la artista boliviana integra en su
producción, elementos del paisaje, las etnias y las costumbres originarias de
su país.

 No
podemos tampoco caer en simplicidades, como fusionar la combinación de
sustancias étnicas en la alquimia racial, en la geografía, ni mucho menos el
folclore; sino considerar el estudio del mundo como es vivido el proceso de
universalidad.

 Comprender
e indagar la unidad cultural, cuya forma concreta se vislumbra en la entraña
del futuro, en función de experiencias interiores. Considerar que dichas
esculturas son interesantes, porque muestran la esencia de una identidad
nacional y regional determinada; sería decir: son exóticas, obviando la
valoraración de lo universal.

 De
la estilización del mundo exterior, pasa a la transfiguración del mundo, por
el equilibrio, solidez y sensibilidad que traducen las obras.

En el proceso de
su concepción estética, hay una naturalidad investigadora, conjugada con las
que provienen del proceso histórico del arte, cuyas raíces están en Egipto y
Grecia, tomando del primero, el concepto de construcción, evitando el
barroquismo de los ritmos orgánicos, desembocando en el ámbito de los propósitos
constructivos que caracterizan a nuestra época, dominada por lo monumental y lo
urbano. 

Donde
sólo a partir de esta grandeza interior y sencillez elocuente de su obra, se
llega a esa seguridad de lo necesario, lo sereno y lo permanente que se resume
en la palabra monumental, lo “estático” constructivo de la estructura.

 Considerándose
así la universalidad americana en términos de tensiones y trayectorias
espirituales.

 Podemos
agregar que se consubstancia con la expresión, el uso de la piedra sobre todo
de las más duras como el arte de
los escultores egipcios e indígenas americanos, inspirados por el sentimiento
de perdurabilidad que anima a dichas civilizaciones y por tal razón están
tratadas en magníficos planos sintéticos; aquí el artista sólo atiende a lo
esencial y significativo, dentro de una construcción arquitectónica.

 Lo
fundamental de su lenguaje, es lo plástico, pese a ciertas referencias cromáticas
de la luz y la sombra que gravitan en su obra; lo constituyen la captación de
los volúmenes.

 El
proceso de su trabajo se ve cumplido con meticuloso artesanado, domina
materiales como el basalto, ónice y granito negro; las maderas como el guayacán
y el quebracho o quina colorada. Ahonda en la materia y hace que sus calidades
se equiparen a la expresión plástica.

 Penetra
minuciosamente en el bloque, cava enormes agujeros y cada vez más profundos va
a la captación de los “espacios huecos” en un proceso racional de la
abstracción, liberando el material de su peso, yendo más allá de los fines de
la expresión, hay una predilección por las puras inflexiones formales.

 Elimina
la reproducción de los objetos para establecer relaciones de volúmenes, masa,
forma, dirección, posición y luz. Simbolizando el significado de una nueva
realidad en relaciones integrales, no es una escultura que debe tener un
“mejor” lado, sostiene la idea de la
escultura integral.

 En
su etapa “monumental” depone lo temporal ascendiendo a un plano intelectual,
se conduce por los senderos de la abstracción, donde evidencia una sintesis de
madurez, un estilo sobrio en la búsqueda
de la forma, pero como emanación de contenidos espirituales.

 Por
ultimo podemos destacar constantes en su proceso creativo como: la corporeidad y
la espacialidad, como uno de los rasgos esenciales de la escultura del siglo XX.

Fotografía
: MADRE COSMICA -1960

Basalto – 34-26-34 Cm.