Tomás Melendo, gran estudioso de cuestiones relativas a la familia, realiza en este libro un estudio sobre el hombre, concretamente, escribe una introducción a la antropología que no va dirigida exclusivamente al público filosófico sino a cualquier tipo de lector que tenga un claro interés intelectual.
Las páginas de este libro constituyen una clara defensa de la noción de persona y dignidad del ser humano, frente a todos aquellos que, actualmente, reducen el valor del hombre a mero objeto: el aborto, la eutanasia o los malos tratos son un claro ejemplo.
La estructura del libro consta de la introducción, cinco capítulos y un epílogo. A continuación, analizaremos el contenido de cada una de las partes:
a) El autor, mediante su argumentación, atrae de modo excelente la atención del lector para la lectura del libro. Concretamente, Tomás Melendo afirma que su intención es exponer una serie de antropologías ya existentes con una visión constructiva.
En definitiva, quiere hacer partícipe al lector de los aciertos y errores con los que cuentan las reflexiones que distintos pensadores realizaron sobre la noción de persona.
b) El objetivo del capítulo uno es mostrar una definición de la Antropología. A este respecto, el autor comenta lo siguiente: La antropología es la comprensión y la exposición de lo que es el hombre.
Sin embargo, dependiendo del contexto histórico la noción de persona ha variado notablemente. Por ejemplo, ni lo esclavos en la antigua Grecia, ni los ciudadanos no romanos en el Imperio, o los hombres de raza negra recibieron la consideración de persona.
Por otro lado, el autor destaca que uno de los logros de la antropología actual es que el término persona abarca tanto el género masculino como el femenino.
Por todos es conocida la superioridad con la que ha sido tratado el hombre frente a la mujer a lo largo de la historia, de hecho, en muchos lugares, esta situación sigue dándose actualmente.
c) Concretando más la temática antropológica, el capítulo dos delibera sobre la noción de persona y muestra los aciertos y desaciertos que pensadores como Boecio y otras filosofías actuales han tenido en torno a sus reflexiones sobre la definición del término.
A juicio del autor, Tomás de Aquino es el pensador que mejor explica la esencia de la persona al afirmar que se trata de un individuo poseedor de una propiedad caracterizadora que no es otra que su peculiar dignidad y grandeza.
En definitiva, este capítulo pretende darnos las claves para defender el derecho a la vida de todo ser humano desde su fase embrionaria hasta su propia muerte natural.
d) En el tercer capítulo, el autor establece una relación entre el término persona y la noción de dignidad, hasta el punto que, hablar de persona digna resulta una tautología.
El fundamento de este razonamiento se encuentra en el propio capítulo cuando Tomás Melendo enumera las características propias de la dignidad: el ser humano tiene una valía infinita al margen de sus propias circunstancias particulares.
e) En el capítulo cuarto encontramos el análisis de uno de los rasgos fundamentales de la persona: cada quién es un ser único e irrepetible (con una bondad inherente a su propio ser personal), es decir, diferente a los demás.
En definitiva, se afirma la verdadera singularidad de cada uno de nosotros. De este razonamiento se deduce que cada persona tiene su lugar en el mundo y que ese lugar no puede ser ocupado por ningún otro ser humano.
f) En el último capítulo, Tomás Melendo se ocupa de un tema muy interesante y de profunda actualidad. Dando por hecho que existe una crisis en el valor de la persona, el filósofo explica que mientras que el concepto de utilidad sí es válido para un objeto destinado a cumplir una función, por el contrario, una persona tiene un valor en sí mismo.
Es decir, cualquier vida es noble aunque hoy día se defiendan métodos como la eutanasia argumentando la defensa del enfermo ante su incapacidad de ser útil.
Sin embargo, la utilidad de un anciano, por ejemplo, es estar vivo para aquellos que le quieren de verdad ya que lo propio del amor es desear que el otro exista.
g) Finalmente, la última parte del libro es un epílogo escrito por el autor para reiterar la intención con la que ha escrito esta Introducción a la Antropología, además de emplazar al lector hasta un próximo encuentro que puede llevar por título: “La persona; de la metafísica al personalismo”.
Como conclusión, recomiendo la lectura de este libro a todos aquellos lectores que quieran reflexionar un poco más sobre la noción de persona, en definitiva, sobre nosotros mismos.
Creo que se trata de un libro con cuestiones destacables no sólo a nivel de contenido sino que también existen muchos aspectos formales de calidad como la presentación y la cercanía con la que el autor se dirige al lector siempre en actitud motivadora para que todos aprendamos algo de esta Introducción a la Antropología.
Por Maite Nicuesa
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