La
andropausia o climaterio masculino, es esa etapa de la vida en la que se
experimenta una disminución de los niveles de hormonas sexuales masculinas,
también llamadas andrógenos, con consecuencias entre las que se pueden
enumerar:
- Cambios de carácter
- Cansancio
- Debilidad
- Falta de apetito
- Baja concentración
- Acumulación de
grasa en la zona abdominal
- Irritabilidad y
depresión
- Insomnio y/o
dificultades durante el sueño
- Alopecia y
calvicie
- Pérdida de masa
ósea, con la consecuente propensión a las fracturas
- Riesgo de
osteoporosis
- Riesgo de infarto
- Período
refractario (tiempo entre eyaculaciones) más prolongado
- Disminución del
tamaño testicular
- Cambios en la
calidad de los espermatozoides
- Menor volumen de
eyaculación
- Disminución del
deseo sexual
- Erecciones tardías
- Disminución en
la potencia sexual
- Anorgasmia
Por
supuesto, no todos estos trastornos le llegan a todos los hombres andropaúsicos
al mismo tiempo, y muchos de ellos podrían no experimentarlos en ningún
momento. Sin embargo, pese a la variedad de síntomas que, como se puede
observar, se producen en esta etapa de la vida, los hombres sólo concurren a
los consultorios por una única preocupación: su función sexual.
De
hecho, los especialistas estiman que casi el 90 por ciento de los adultos que
están atravesando la andropausia realizan la consulta médica por haber
experimentado algún tipo de disfunción sexual, sin tener en cuenta que existen
otros factores problemáticos que podrían estar viviendo, también relacionados
con su climaterio.
El
problema se agrava aún más por el hecho de que una gran parte de los
profesionales médicos no tiene una adecuada formación para tratar la
andropausia, que es mucho más difusa y menos tenida en cuenta que la
menopausia, con lo que no saben cómo realizar una completa evaluación del
paciente, lo cual puede provocar que el mismo esté más propenso a grandes
riesgos de salud, como sufrir un infarto o un fractura a causa de una
osteoporosis.
Un
proceso gradual
A
partir de los 30 años, los niveles de la hormona testosterona comienzan a
disminuir, en un nivel aproximado de un 10 por ciento cada década. A los 45 años
es cuando se empiezan a advertir los primeros síntomas, y a partir de los 50 años,
los bajos niveles de testosterona se dan en un 50 por ciento de los hombres.
Ya
entrados en los 60 años, se estima que más de la mitad de los hombres podrá
sufrir alteraciones derivadas de la andropausia, y para los 70, el 70 por ciento
de los adultos tiene bajos niveles útiles para el organismo, principalmente a
causa de la gran disminución de la hormona testosterona, la cual, si bien no es
la única que disminuye durante la andropausia, sí es la más importante.
Como
sucede con todas las condiciones médicas, cada caso es único y particular, por
lo que, como señaló, no todos experimentarán los mismos síntomas. De hecho,
si bien en todos los hombres existe una disminución de nivel hormonal a partir
de la mediana edad, aquellos que tengan valores más de testosterona que el
promedio, es decir de 7 a 9 nanogramos por milímetro de sangre, (los valores
oscilan entre 3 y 9 nanogramos) seguramente no sufrirán mucho el descenso y
podrán llegar a la vejez sin mayores problemas relacionados.
Sin
embargo, este no es el caso de la mayoría, por lo que son cientos de miles los
hombres que están expuestos a serios riegos de salud a causa de la andropausia,
como los infartos, la osteoporosis, o la pérdida de masa muscular (se da en una
promedio de un 15 por ciento), a pesar de que tan sólo concurran al médico por
razones vinculadas a una disfunción sexual.
Es
por esta razón, sumada al desconocimiento de muchos médicos, que una gran
cantidad de especialistas en el tema señala que, en comparación con la
menopausia, la difusión y conocimiento de la andropausia, atrasa unos cincuenta
años.
No
se trata de negar la importancia de las causas por las que los hombres llegan al
consultorio, que tienen que ver principalmente con la disminución del deseo
sexual así como también con alteraciones en la calidad de la erección (se
calcula que entre los 40 y 70 años más de la mistad de los hombres sufre de
disfunciones eréctiles) sino de resaltar la importancia de acercarse a la
consulta por otros problemas relacionados con el climaterio, los cuales que
también pueden ser muy perjudiciales, como por ejemplo el cansancio excesivo o
importantes aumento de la grasa
corporal, lo que puede llevar a la obesidad.
Es
fundamental que comience a darse un cambio de cultura con respecto a las
consultas masculinas, sobre todo por el aumento de la expectativa de vida, que
marca que cada vez se viven más años en la pos-andropausia. Asimismo, los médicos
deberían comenzar a informarse mejor sobre estos temas.
En
este último sentido, las dificultades de diagnóstico tienen también que ver
con que la andropausia es más gradual y por ende más difícil de detectar que
la menopausia.
Pero
al margen de las dificultades de los médicos, se sabe también que los hombres
son más reacios que las mujeres a la consulta médica (siempre y cuando no sea
por cuestiones sexuales), lo cual no ayuda en nada. Por eso, no sería mala idea
que vaya reservando turno con su médico de cabecera.
Terapia
de reemplazo hormonal ¿si o no?
La
conveniencia de restaurar los niveles de testosterona mediante la técnica de
reemplazo hormonal, es una de las cuestiones más discutidas dentro de la
comunidad médica.
Se
sabe que gracias a esta técnica, es posible mejorar las funciones sexuales,
pero durante mucho tiempo se dijo que la misma también traía aparejado un
mayor riego cardíaco.
Sin
embargo, nuevas investigaciones han demostrado que al restaurar los niveles de
testosterona a valores normales suele descender el colesterol y se manifiesta,
gracias a esta hormona, una dilatación de los vasos coronarios, todo lo cual
ayuda a reducir el riego cardiovascular.
Por
eso, muchos especialistas se están inclinando la terapia de reemplazo, dentro
de un tratamiento integral que también contemple hábitos de vida saludables,
como una buena dieta, el control del peso, la eliminación del tabaco, y la
puesta en práctica de una rutina de ejercicios físicos.
De
todas formas, se debe saber que no existen estudios contundentes al respecto,
pues esta metodología de reemplazo es tan nueva (data de principios de la década
del 90) que aún no se pudieron realizar investigaciones de largo plazo sobre
los pacientes. Por lo tanto, salvo en los casos donde existan niveles
excesivamente bajos de testosterona en sangre, la polémica continua abierta.