Desde hace varios años, la única forma de quitarse las arrugas sin necesidad de concurrir a un cirujano, era mediante
la toxina botulínica tipo A, un producto inyectable que lograba borrar estas imperfecciones en muy poco tiempo.
Sin embargo, luego de unos meses de aplicado, las arrugas volvían a escena, y era necesario aplicar otro tratamiento de
toxina botulínica tipo A, lo cual era algo molesto, y sobre todo costoso, para la mayoría de las personas.
Pero en 1993, surgió en Francia una interesante alternativa: el Artecoll,
que, a diferencia de la toxina botulínica tipo A, puede eliminar las arrugas para siempre, y de hecho ya se utiliza en toda Europa, Canadá, México, Argentina, y Estados Unidos (en este último, bajo el nombre de Artefill).
Originado hace cincuenta años bajo el nombre científico de polimetacrilato (PMMA), este producto comenzó a utilizarse para implantes de cirugías óseas, cirugías dentales, para fabricar lentes de contacto, pero desde hace diez años se ha comprobado que también es muy útil para eliminar las arrugas de forma definitiva.
Riesgos presentes
De todas formas, y si bien crece el número de mujeres que están empezando a usarlo, todavía son también muchas las que tienen ciertos reparos al mismos, ya que el Artecoll
presenta más riesgos que la toxina botulínica tipo A.
Esto es así porque el Artecoll, a diferencia del
toxina botulínica tipo A, es mucho más difícil de inyectar, por lo que también es más posible que se produzcan errores, los cuales, también a diferencia del
toxina botulínica tipo A, serían permanentes.
Tal vez sea por eso que, durante el año pasado, el
toxina botulínica tipo A siguió siendo el preferido para combatir las arrugas sin cirugía, y de hecho sus ventas aumentaron un 40 por ciento.
Toxina botulínica tipo A y Artecoll, diferentes funcionamientos
Por más que tengan las mismas finalidades, la toxina botulínica tipo A y el Artecoll trabajan de una manera muy diferente, ya que mientras que en el primer caso se trata de “congelar” a los músculos faciales, evitando así que los mismos se contraigan y formen arrugas, en el segundo, directamente, se rellenan las arrugas.
El procedimiento de aplicación de Artecoll, comienza con la inyección de una combinación de pequeñas microesferas de polímeros plásticos de 30 micrones de diámetro (polimetacrilico o PMMA) y colágeno bovino, para instalarlas en la capa más profunda de la piel.
Luego, estas microesferas plásticas permanecen encerradas dentro del colágeno propio del organismo, con lo cual se forma una masa que rellena las arrugas, luego que el colágeno bovino haya sido absorbido por el organismo.
A priori, parecería existir el mismo resultado que se obtiene con las clásicas inyecciones de colágeno bovino puro, pero sucede que, como las microesferas plásticas son elementos extraños para el organismo, este segrega un colágeno propio para encapsularlas, el cual será permanente.
En cambio, si se inyectase colágeno bovino puro, este se disolvería, y por lo tanto sería necesario volver a inyectarlo a los tres o cinco meses, luego de cada aplicación.
¿Toxina
botulínica tipo A o Artecoll?
Llegar a la elección de la opción más adecuada, dependerá del caso especifico de que se trate, y de los potenciales riesgos y beneficios que esté dispuesta a asumir la persona.
Como vimos, el
toxina botulínica tipo A es temporal, y el Artecoll es permanente. Pero mientras que siempre es mejor obtener beneficios sin fecha de vencimiento, se debe recordar que, en el caso que algo salga mal, los perjuicios también podrían ser permanentes.
Con todo, se sabe que en el caso de las arrugas de la frente, las cuales son generadas por fuertes movimientos musculares, el
toxina botulínica tipo A demostró ser una arma completamente eficaz, ya que, tendiendo en cuenta que los músculos de la frente se contraen con mucha frecuencia y fuerza, cualquier producto que simplemente rellene la zona, como el Artecoll, no podría eliminar completamente las arrugas.
Por el contrario, para las zonas del rostro como por ejemplo las comisuras de los labios, el entrecejo, el labio superior, o cualquier lugar cercano a los labios y la boca, el Artecoll podría ser la mejor opción, ya que, en el caso contrario, serían necesarias aplicaciones constantes de
toxina botulínica tipo A.
Muchas son las personas que están maravilladas con los resultados del Artecoll, afirmando haber podido eliminar sus arrugas de forma constante y sin mayores inconvenientes, a diferencia de sus anteriores aplicaciones de
toxina botulínica tipo A y peelings.
En otros casos, algunos pacientes padecieron hinchazones al aplicarse Artecoll de la misma forma que colágeno bovino, aunque sobre todo con el objetivo de aumentar el tamaño de sus labios.
Resylane, la otra alternativa
La compañía sueca Q-Med está por sacar al mercado el Resylane, un producto realizado en base al ácido hialurónico, cuyos efectos son similares a los del Artecoll
y el colágeno bovino puro (rellena las arrugas) aunque de forma temporaria, pero
con una duración aparentemente mayor que la de la toxina botulínica tipo A y el colágeno bovino puro. Con todo, no se espera que este producto llegue al mercado antes del próximo año.
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