Siempre como seres humanos buscamos la superación ése sería el camino. Todos somos herederos de nuestra propia continuidad, por ello somos seres únicos que vamos andando el “camino”. Y acá vuelvo a uno de los principios herméticos la “ley de causa y efecto”.

Heredamos o percibimos fuerzas electromagnéticas que
nos marcan al nacer y traemos ciertos dones, ciertos comportamientos, ciertas
cualidades que debemos asumir, incentivar y perfeccionar en lo posible cada vez
mas, y lo que serían defectillos, o cosas que no hacen que nos sintamos
realmente bien.

La trayectoria del sol por la eclíptica,
constelaciones o más fácil por los signos astrológicos, va iluminando cada
uno de ellos y dándonos un mensaje. Hay una alegoría muy antigua que nos hace
ver como cada ser, según su signo tendría determinada misión.

Hoy te la paso
copiada textualmente del libro de Martin Schulman (E.Indigo) Fue
por la mañana cuando Dios se encontró ante sus doce hijos y plantó la semilla
de la vida humana en cada uno de ellos. Uno a uno, cada hijo se adelantó para
recibir el don concedido.

A ti Aries, te concedo mi semilla el primero, para que tengas el
honor de plantarla. Que por cada semilla que plantes un millón mas se
multiplique en tu mano. No tendrás tiempo para ver crecer la semilla, pues cada
cosa que plantes creará mas que tendrá que ser plantado. Serás el primero en
penetrar en el terreno de las mentes humanas como mi idea. Pero tu trabajo no
consiste en alimentar la idea ni en cuestionarla.


Tu vida es acción, y la única
acción que yo te adscribo es la de empezar a hacer que los hombres cobren
conciencia de mi creación. En compensación por tu buen trabajo, te concedo la
virtud de la autoestima. Tranquilamente, Aries se retiró para volver a ocupar
su lugar.

A ti, Tauro, te concedo el poder de convertir la semilla en
sustancia. Tu trabajo es grande y requiere paciencia, pues debes terminar todo
aquello que haya sido empezado, para que las semillas no se pierdan en el
viento. Ni te cuestionarás de
otros para hacer lo que te pido que hagas.

A cambio, te concedo el don de la
fortaleza. Utilízala sabiamente. Y Tauro retrocedió para volver a ocupar su
lugar.

A ti, Géminis, te entrego las cuestiones sin respuestas, para que
puedas aportar a todos una comprensión de lo que el hombre ve a su alrededor.
Nunca sabrás por qué los hombres
hablan o escuchan, pero en tu búsqueda de las respuestas hallarás el don, que
te concedo, del conocimiento. Y Géminis retrocedió para volver a ocupar su
lugar.

A ti, Leo, te encargo la tarea de desplegar mi creación, en
toda su brillantez, ante el mundo. Pero debes llevar cuidado con el orgullo y
recordar siempre que se trata de mi creación, y no de la tuya.

Porque si
olvidas eso, los hombres se burlarán de ti. Hay mucha alegría en el trabajo
que te encargo si sabes hacerlo bien. A cambio te concedo el don del honor. Y
Leo retrocedió para volver a ocupar su lugar.

A ti, Libra te encargo la misión del servicio, para que el hombre
sea consciente de sus deberes para con otros. Para que sepa lo que es la
cooperación así como la habilidad para reflejar el otro lado de sus acciones.
Te situaré allí donde hay desacuerdo y recompensaré tus acciones.

Te situaré
allí donde haya desacuerdo y recompensaré tus esfuerzos con el don del amor. Y
Libra retrocedió para volver a ocupar su lugar.

Continuará…

Fuente: Mujer
Bonita