Desde los
comienzos del tiempo, el hombre ha asociado los ciclos de su vida con los
patrones de los cuerpos celestiales, así como con las mismas interacciones
entre los seres humanos. Cierto es que la fascinación de la humanidad con el
zodiaco y los destinos, puede verse superficialmente como una pura superstición
y ciega religión, pero, sin embargo, las raíces de la astrología están en la
misma realidad, por lo que mucho más científico de lo que muchos quizás
crean.
De hecho, son
muchas las personas, muchas de ellas científicos, que consideran a la astrología
como una legítima ciencia, gracias sus bases en una constitución estructural,
una larga y compleja historia, y sus correlaciones con otras reconocidas
ciencias. Incluso, mucho de lo que comprende a la disciplina de la astrología,
está basado en otras ciencias firmemente establecidas y profesionalmente
reconocidas, como la astronomía y la sociología.
Existen factores
que se relacionan directamente con la ciencia de la astrología, como por
ejemplo el particular origen de la palabra planeta, que viene de la frase astrológica
“vagabundos de los cielos”. También se pueden encontrar correlaciones
más indirectas, como en su asociación con la sociología, que se puede ver en
la manera según la cuál, la falta de comprensión científica de la gente
antigua, los inspiraba a construir cuentos fantásticos como una manera que
aclara los fenómenos inexplicables que sucedían a su alrededor.
Con el tiempo,
estas historias fueron pasando de continente en continente y de generación en
generación. De esta forma, no sería erróneo deducir que todo este fenómeno
fascinaría sin dudas a la mayoría de los sociólogos, si el interés en los
mismo no estaría “manchado” por los negativos aspectos asociados desde
siempre con la ciencia de la astrología.
Los
historiadores estiman que la astrología comenzó desde hace más de cinco mil años,
desde el tiempo en que los sumerios utilizaron los templos como observatorios
para descifrar observaciones celestiales cuando miraban al cielo. Durante
siglos, estas personas trataron de gestar una correlación empíricamente entre
los fenómenos observados junto con las actitudes y experiencias humanas.
Luego, su
ciencia astrológica fue legada directamente a los Babilonios, una cultura que
concibió explícitamente a la astrología según sus primeras escrituras, para
luego referirse a los doce signos del zodiaco. De hecho, la moderna astrología
Occidental, e incluso la astrología hindú, se basan en el antiguo sistema
Babilonio, el cual fue tomado por los griegos y los romanos, y luego
eventualmente recreado a su manera en Europa y más tarde en América.
El uso de símbolos
chinos para aplicar a una cultura propia, con el fin de desarrollar un sistema
propio y único de astrología, fue llevado a cabo por los mayas, quienes eran
especialmente cultos y expertos en matemáticas y astronomía avanzadas, lo cual
contribuyó a la profundidad y exactitud de sus especulaciones.
La astrología
ha sido descripta como “la ciencia de la astronomía aplicada a las cuestiones
humanas”. Algunos historiadores señalan que la astrología fue de hecho la
primera ciencia, debido a sus detalladas observaciones y a su base matemática.
Hoy en día, la
astrología es considerada por muchos como, meramente, una ciencia oculta, o
bien ilógica, es decir una ciencia sin alguna base científica verdadera. Pero
lo que no se toma en cuenta, es que si bien la astrología se arraigó en el
pasado sobre las posiciones físicas de los cuerpos celestiales, actualmente
suele prestar mayor atención a las cuestiones espirituales sociológicas antes
que los mecánicos físicos.
Esto es
principalmente debido al hecho de que, tras el Renacimiento y a partir de
entonces, las ciencias empezaron a dejar más de lado los aspectos sociológicos
y espirituales del mundo, y escogieron, para analizar la vida y la naturaleza,
únicamente a los principios físicos y mecánicos. Albert Einstein desafió en
gran medida el paradigma mecánico con su física cuántica y la teoría de
relatividad. Sucede que, sin embargo, más allá de las revelaciones de Einstein
que demuestran que el espacio y el tiempo están intrínsecamente entrelazados,
él mismo reconoció también que el tiempo es, en un sentido, como una cuarta
dimensión del espacio.
La astronomía
también demuestra esto, por ejemplo en la focalización de las distancias de
las estrellas. La mayoría de estrellas están tan alejadas de nosotros, que sus
distancias deben ser cuantificadas en años luz (386.000 millas por segundo). Cuándo
los astrónomos ven venir la luz proveniente de la lejanas estrellas, ven una
luz que es tiene miles de millones de años. Así, ellos no sólo ven algo
proveniente de un lugar muy lejano, sino también desde un tiempo muy lejano.
Existió un
tiempo en el que pensar en obtener este tipo de información parecía algo fantástico
para muchos científicos, es decir la idea de que las estrellas nos podían
ayudar a interpretar nuestro destino. Pero así como se vio que es posible
observar, empíricamente, ámbitos tan distantes, ¿quién podría negar
terminantemente que en el futuro, si se la estudia más en profundidad, la
astrología pudiera estar basada en ciencias tan aceptadas como la astronomía o
sociología?
Una gran
cantidad de científicos, provenientes desde el campo de la astronomía hasta la
química, pasando por los sociólogos, se molestan mucho por el creciente interés
que se le brinda a la astrología. Sucede que ellos la asocian automáticamente
con la medicina alternativa, la quiromancia, la numerología, y otras
“ciencias pseudo-místicas”. Asimismo, temen su correlación con la
anticipación del destino creen, automáticamente, que su popularidad es
peligrosa.
Pero si bien es
cierto que las tradiciones populares de predicción del destino, como mediante
la lectura de las palmas de la mano, podrían no contener en si mismas un carácter
válido, no menos real es que las mismas no tienen el profundo arraigó dentro
de la historia de la humanidad como la ciencia de la astrología.
El punto es que
la astrología está cargada de elementos que pueden ser relacionados con las
matemáticas, la astronomía, la sociología y quizás un nuevo conjunto de
disciplinas científicas que todavía no han sido descubiertas.