Según
la tradición cabalista, un nombre contiene el destino de quien lo porta.
Existen numerosas citas en la Biblia donde un cambio de nombre indica un cambio
en el destino de un ser humano.
El cambio de un nombre es un método tradicional
de curación el enfermo o le da dirección nueva a una vida.
Un
nombre es una invocación. Es eficaz en tanto que la pronunciación produce
ciertas vibraciones en las cuerdas vocales.
Estas vibraciones afectan no sólo
la atmósfera sino la sustancia etérea, que actualmente se considera como la
Fuerza Mental. Este hecho nos resulta evidente cuando al escuchar un nombre
determinado vienen a nuestra memoria ciertas imágenes.
Para
nosotros escuchar el nombre de Diego o Daniela, por ejemplo, nos trae
impresiones mentales distintas que cuando escuchamos, por ejemplo, William o
Arthur. No parece entonces remoto que cada nombre tenga asociado una fortuna y
destino diferentes.
De
acuerdo con la tradición de la Kabbalah (Cábala) el Creador ha formado al
Universo organizando los materiales proporcionados por los distintos signos, que
representan elementos: fuego, agua, aire y tierra.
Los canales a través de los
cuales se esparcen las propiedades de los signos del zodíaco en nuestro
organismo psíquico, emocional y físico con las
Casas.
Un
horóscopo elaborado de acuerdo con la tradición cabalística presentará por
tanto las fuerzas planetarias que actúan en cada signo y cómo se manifiestan
en cada casa.