La humanidad en general ha
manifestado su marcada inclinación por la dendolatría, esto es el culto a los árboles,
pues estos simbolizan, en el marco del saber oculto, la vía por la cual desciende la emanación celestial y
al mismo tiempo es el vehículo por donde ascienden las aspiraciones humanas,
así dentro de la larga lista de presencias arbóreas veneradas encontramos al
laurel, reverenciado por los griegos, la Ceiba por los mayas, el cedro por los
libaneses, el árbol sefirótico por los judíos , el árbol bodhi por los
budistas, etc.
Actualmente existen todavía algunas
regiones que dan continuidad a esta ancestral costumbre de veneración a los
árboles, además, aunque muchas personas lo ignoren o no toman conciencia, el culto al árbol persiste, siendo este
internacional y debido a que en su esencia
se ha fusionado al grado de casi ser olvidada, y hablamos de…
El pino, cuando es llamado árbol de
Navidad. Antiguamente estos vegetales fueron venerados por muchas de las
diversas razas nórdicas europeas como son los eslavos, celtas, alanos, godos,
francos, etc para ellos era un tótem sagrado, el “cielos mundi”, elemento sagrado que sostiene al mundo y del cual penden colgados los
sueños de la humanidad, de acuerdo a la tradición shamánica de las razas mencionadas.
El pino era el árbol que pertenecía
a diversas deidades, tenemos que entre los romanos le corresponde a saturno,
mientras que entre los celtas es a Odín a quien está consagrado, encontrado
evidencias que desde tiempos remotos el pino era venerado, incluso en Stonenhenge,
donde se le adornaba con bellotas, tela roja y fogatas, así estos elementos y
otros más con los que se engalana actualmente los árboles de navidad, son
rescoldos de la simbología sagrada.
Por ejemplo, en la punta de del pino se
coloca una estrella, lo que representa el
rumbo correcto, la estrella polar, luz de vida que orientaba a los marinos; los
moños rojos, manzanas o huevos simbolizan la fertilidad, las velas
son el símbolo de la luz y el calor que produce el amor; los colores verde y
rojo se interpretan como la renovación vegetal que llegara de nuevo en la
primavera; los regalos que son puestos bajo del árbol son la representación de
la abundancia, que cuando se logra obtener, debemos de compartirla con todos
los demás.
La copiosa cena recuerda los festines que Odín
llevaba a cabo en el Valhalla, o paraíso nórdico, y por cierto, también existía
la creencia que Odín bajaba en un trineo a la tierra para volver mas tarde al Valhalla, este trineo era tirado por 800
guerreros y uno de los más destacados llevaba el nombre de Rodolfo, con el
tiempo dichos guerreros fueron convertidos en … renos.
Finalmente añadiremos que la
costumbre de engalanar el hogar con el árbol navideño fue popularizada por Enrique VIII en Inglaterra, después de su
rompimiento con el Vaticano como un acto para darle mayor énfasis a su
desligamiento de la autoridad papal, aquí en México con lo que respecta a la costumbre del árbol de
navidad es introducida por Maximiliano durante el periodo imperial, siendo
retomada en el porfiriato ya que se considero una costumbre “elegante”.
Como colofón a este tema de la dendolatría vigente, recordemos la existencia,
en Estados Unidos, de la ceremonia oficial en la cual el mismo presidente es el
encargado de encender las luces de el árbol de Navidad.