Los movimientos celestes tienen siempre maneras distintas de hacer lo mismo, de repetir sus ciclos. El año cósmico empieza, teóricamente con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte que, a su vez, corresponde al equinoccio de otoño en el hemisferio sur.
Pero esto es la introducción al tema, o sea, termina de anclarse el inicio del año, cuando se da la primera lunación en el signo de Aries.
Tomemos como lunación a fases lunares -relación entre Sol, Luna y Tierra- y, en estos casos específicos, no importando si es la Luna Nueva o la Luna Llena.
Éste año, particularmente, empezamos con la Luna Llena (02/04/2007) antes de la Luna Nueva (17/04/2007).
A partir del 02 de abril estará instalada en nosotros la vibración del inicio del año, arranca un nuevo ciclo cósmico que está simbolizado astrológicamente por el signo de Aries y con esto le invitamos a hacer pequeños trabajos internos para entrar en sintonía con esta Inteligente Totalidad que es el Universo.
Meditación de Aries
Para esta meditación es bueno tener una vela -amarilla o naranja- encendida, como símbolo del “fuego de la creación”.
Nos acomodamos y nos disponemos a entrar en un profundo estado de relax. Aflojamos el cuerpo y revisamos especialmente la columna vertebral, buscando que se encuentre flexible y libre de tensiones.
Recorremos nuestro cuerpo de abajo hacia arriba y terminamos con la cabeza, aflojando bien los músculos de la cara, los párpados, el maxilar inferior, sostenemos la punta de la lengua sobre la raíz de los dientes incisivos y llevamos los ojos hacia el centro y por encima de las cejas donde se halla el tercer ojo.
De esta forma activamos la glándula pineal, y podemos entrar al relax más fácilmente.
Visualizamos un triángulo dorado con el vértice hacia arriba y en su interior el número 10 luego el 9, el 8, y así seguimos bajando hasta llegar a un nivel profundo de relax, el 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1, estamos en un estado profundo de relax, y nuestras ondas cerebrales bajaron su frecuencia hasta un nivel denominado alfa.
En este estado, tenemos todas las posibilidades de existencia, por lo tanto, vamos a adoptar un tamaño diminuto, como una partícula de polvo, y así movernos con total libertad.
Vemos frente a nosotros un bello árbol, “penetramos” en él a través de su corteza, somos parte de la savia que fluye por sus venas, así somos llevados hasta lo más profundo y nos encontramos con la semilla.
Entremos en ella, en la semilla del árbol……… nos damos el tiempo necesario para asimilar esta experiencia, una vez lograda, percibimos, sentimos y tomamos conciencia de la tremenda energía que hay en el “fuego sagrado de la creación” que está totalmente presente en ella; está allí toda la potencia necesaria para lograr que esa semilla pronto sea un árbol.
Recordemos que en la semilla están presentes todos los procesos del árbol: está la flor, está el fruto y también está el árbol.
Intentemos impregnarnos de esa potencia generadora maravillosa y única, y copiando ese estado energético de la semilla, visualicemos los proyectos que tenemos para nosotros para este año.
A cada pedido inyectémosle la potencia, la fuerza y el poder de la semilla, y así como en el árbol está en la semilla, nuestros deseos ya poseen la fuerza para seguir existiendo, para seguir creciendo y pasar por todos sus procesos y dar frutos.
De esta manera nuestros proyectos o semillas están plasmados en nuestra realidad al mentalizarlos. Nos tomamos el tiempo necesario para hacer los pedidos.
La semilla cae a la tierra, se abre para dar su primer brote, y así salimos suavemente a nuestra realidad y recuperamos nuestro tamaño.
Con un conteo de 1 a 5 salimos del estado alfa. Tomamos conciencia de nuestro cuerpo y volvemos al ahora y aquí.
Podemos apagar la vela sin soplar.
Por Sandra Lía Bonsaver
Directora de contenidos
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