Sí. Pareciera que el presente continuamente nos esta contando una historia; la nuestra. Esta idea nos predispone ante la concepción que tengamos sobre el mismo, y sobretodo qué es lo vendrá en base a éste, es decir en base al futuro.
El modo en el que vamos articulándonos en nuestro presente depende de las distintas historias conformadas en nuestro pasado a las que recurrimos, o no, para ubicarnos en el día de hoy.
Ahora bien, nuestras historias van dejando inscriptas en nuestros cuerpos distintitas actitudes, que se ponen en acción mediante diferentes oraciones.
Estas oraciones hicieron, y siguen haciendo surcos en nuestro modo de actuar nuestro día a día. Entonces, podríamos pensar que nuestro presente responde a un orden sujeto a lo vivido en el pasado, pero ¿cuál es el pasado al que recurrimos?
En principio, aunque suene obvio, recurrimos al pasado que recordamos, y como podrán corroborar hay cosas que recordamos y otras que no. Hay oraciones que dentro de aquello que recordamos pesan y muy fuerte.
Tan fuerte es su presencia, que algunas de las oraciones que conforman nuestro relato de vida, no solo han hechos surcos en nosotros sino mucho más, tal vez por eso son a las que siempre hacemos honor invocándolas.
Ante semejante sentencia considero que nada está pre-establecido, y que siempre estamos a tiempo de cambiar o de re-escribir estas oraciones que tan hondo calado en nosotros.
Es por eso, que entiendo que nuestra historia o mito personal puede leerse, y por tanto re-escribirse. Recurro a la idea de mito por el carácter que podría dársele dentro de la secuencia planteada, es decir, como un relato metafórico que ordena de alguna forma nuestro presente, claro que dicho proceso no es consciente sino que está naturalizado por nosotros, y hacemos del mismo algo normal.
La puerta que he escogido para comenzar a hacer conscientes algunas de las frases que enunciamos de modo naturalizado y que conforman el relato de nuestra vida hasta el presente, es el lenguaje visual (tarot), que como el verbal nos presenta una forma posible con la cual podemos identificarnos.
El tarot o la máquina de imaginar es un mazo de cartas que contiene 78 láminas, que se divide entre 22 Arcanos Mayores y 56 Arcanos Menores, éstos últimos se dividen en cuatro grupos de catorce cartas cada uno, y cada grupo contiene y es contenido por un elemento: agua, fuego, tierra y aire.
Muchos son los juegos de tarot que se han producido hasta el momento, desde el que se considera como el más antiguo, el tarot de Visconti-Sforza (mediados del siglo XV), pasando por el tarot de Marsella (siglo XVII-XVIII) hasta el tarot de Rider – Waite (1910) que se comprende como un tarot que marcó un antes y después en la historia de dicho esquema.
El tarot fue tomado desde distintas perspectivas a lo largo de su historia, desde el matiz más brujeril y/o adivinatorio hasta la posibilidad de entenderlo como un sendero fértil para el autoconocimiento, todos estos válidos para quienes lo han puesto en acción.
Desde mi punto de vista, entiendo a dicho mazo como una pieza de época, que no solo nos permite traducir su imaginario sino que nos permite bucear en el nuestro. Es decir, que nos posibilita administrar una mirada macro que se pone en acción a través mirada micro.
El pasaje por cada uno de los arcanos puede ser entendido como un lugar que nos posibilita indagar sobre nosotros y nuestro entorno.
Los Arcanos Menores al igual que los Arcanos Mayores representan el camino del Héroe, en términos de individuación en donde se ponen en juego procesos y dinámicas de la psique, pero de modo diferente.
Trabajarlos de manera simultánea nos amplía el panorama por el cual estemos indagando. El esquema visual en el que las láminas se nos presentan, nos permite pensarlas como párrafos de la historia que relata nuestro mito.
El tarot propone a su lector hilar sus láminas y articular un sentido nuevo para sí en base a las distintas tramas que vaya generando, y lo ayuda a poner de modo crítico, en palabras, aquellas oraciones que marcan sus acciones, permitiéndole una re-lectura de las mismas.
La importancia de los enunciados a los que llegamos en una lectura, que nos permiten repensar nuestra historia desde este presente, no radica en su carácter de verdad sino en el sentido que éstos tienen para nosotros, en su posibilidad de conmovernos y movilizarnos algo por dentro.
En otras palabras, ver una imagen no solo nos estaría denotando algo sino que también nos estaría connotando mucho más.
Es importante remarcar que la lectura se produce siempre en tiempo presente, porque es este tiempo el que remite a nuestro pasado y a nuestro futuro. Es hoy y ahora que leo y reelaboro.
Es en el presente donde mediante un esquema visual o tirada de tarot desentramamos parte de una secuencia de nuestro relato.
La posibilidad de tejer y sobretodo destejer para volver hacerlo, nos presenta la maravillosa posibilidad liberadora de saber, que siempre que queramos, las oraciones que ponen orden en nuestra vida, pueden ser re-escritas nuevamente.
Entonces, es posible que podamos leer nuestra historia y/o mito personal mediante esquemas visuales de tarot, que nos brindan herramientas para poder re-editarla mañana.
Ahora les propongo en base a una carta seleccionada a la azar, o mejor dicho bajo el concepto de sincronicidad, que comencemos a pensar nuestro mito personal. La carta es: el 10 de copas y pertenece a la sección denominada arcanos menores.
En términos numéricos, el diez representa el fin de un ciclo, Alejandro Jodorowsky en su libro La vía del Tarot, presenta un esquema muy interesante, en donde divide en distintos grados la secuencia del mazo.
La carta escogida sería entonces oriunda del grado 10, y representaría no solo el fin de un ciclo sino también el principio de otro.
Las copas están relacionadas con el mundo de la emoción y la sensación, y remiten a la exteriorización de la emoción. Cada tarot representa a su manera la carta en cuestión, y es importante saber esto porque la utilización de cada mazo en una lectura incidirá en la misma de modo diferente.
Repasemos algunos ejemplos: el tarot Rider-Waite nos presenta un familia tipo a la luz de un arcoíris; el tarot mítico, de Liz Green, nos muestra la consumación del amor entre Psique y Eros; y por otro lado el tarot de Osho zen, apartándose un poco de atención puesta en la consumación del vínculo con otro de los tarot anteriores, nos muestra una representación sobre la idea de armonía interior.
Nos propone “ser más suaves y receptivos ahora, porque un gozo inexpresable está esperándonos justo a la vuelta de la esquina (…) Escucha tu corazón: una condición de simplicidad absoluta que cuesta nada menos que “todo”…” (Osho tarot zen, p. 117)
Entonces, les planteo comenzar a reflexionar sobre esta carta desde algunas preguntas, y todas aquellas que ustedes generen para ahondar en su mito personal a partir de este arcano
¿Qué debo cambiar, y qué periodo ha llegado a su fin en mi vida? ¿Qué ciclo está por comenzar? ¿Qué estoy repitiendo? ¿A qué temo ante la idea de cambio?
Espero les haya gustado la propuesta, si quieren seguir indagando sobre el tema de poder leer su mito personal mediantes esquemas visuales de tarot pueden ingresar a mi blog Leyendo mitos únicos (www.lecturamitopersonal.blogspot.com) o enviarme un mail a [email protected]
Por Gabriela Gómez del Río (docente universitaria e investigadora)
Si quieres saber más, inscríbete ahora en nuestros cursos gratis de Tarot (haz clic en el nombre del curso):
Tarot egipcio
Tarot marsellés
Cartas españolas
Tarot de Aleister Crowley
Numerología por el Tarot
Tarot astrológico