Mirada
Soneto para Aurelia
Pensando en vos
Al pasar los años
Oda por la libertad y
escarnio por un tamal
Los otros
Los años que han pasado
Cordón frío madrugada
Lo realmente importante
Doce torres
Se
elevó suave y pensativa,
hasta
el fuego azul que latía
entre
los leños oscuros.
Vagó sobre
las líneas rojizas
sintiendo
el tibio hechizo
de
luz y calor hecho hoguera.
Descansó
en el dulce vaivén
de
las llamas que ondulaban
como
susurrantes lenguas.
Se
quedó quieta, adormecida,
imaginando
horizontes,
soñando
amaneceres,
deseando
palabras.
Anclada
en antiguas caricias.
Amarrada
a un sol dorado
que
se hundía en el mar.
Enamorada
del primer beso
que
rozó su alma.
Y
se sintió amor, solo amor,
mi
mirada…
Por
Lunni
Princesita
primorosa
del
reino de mi poesía
si te veo tan hermosa,
mas
bella te mira el día
cuando
amaneces cantando
se endulza toda mi vida
y
el cielo esta murmurando
que tu eres mi consentida
princesita
primorosa
del
reino de mi poesía
haces
mi vida dichosa
con
la luz de tu alegría
y
con tu sonrisa preciosa
que
alegra mi fantasía
Con
amor,
PAPA
Por
Julio Samayoa
Pensando en vos
Después de tanto tiempo,
de pensar en mi,
hoy me sorprendo pensando
en vos,
y te descubro cada mañana
al abrir los ojos,
y al mirar el sol.
Te siento cerca,
todo el tiempo que me
acuerdo,
y el tiempo que no me
acuerdo.
Cada minuto que vivo
lleva tu nombre,
pensando que todo lo que
hacemos juntos,
simplemente es un regreso
a ese
estado de felicidad,
que es el amor.
Después de tanto tiempo,
de pensar en mi,
hoy me sorprendo pensando
en vos… GRA.
Por Tiago
Al
pasar los años,
caen
como manzanas gigantes del árbol.
Cada
vez con más culpas, remordimientos
y
sin realizaciones.
Al
pasar los años me ahogo en un grito desesperante
al
no oírte, al no tocarte.
Al
pasar los años me doy cuenta que
son
años perdidos muertos de tanto pedir auxilio.
Al
pasar los años, si acaso en un punto inerte
se
encuentre la luz que necesito para descansar
de
tu recuerdo y sepultarte con tu olvido
Sólo
al pasar los años.-
Kety
Oda por la libertad y escarnio por un tamal
Por Jorge Moreno Barrera
Alinéense hacia la izquierda, como fardos de algodones
Preparen
todas sus armas, rifles, dagas y cañones
Entonen
sus cantos bélicos y desplieguen sus blasones
Listos
para combatir con furor y entregar los corazones
El
combate ha iniciado, dos escuadras frente a frente
Atrás
se oyen los gritos de ¡Avancen! de los otros batallones
Ataquen
el flanco izquierdo, a batirse gallardamente
Ahí
va la carga ligera de esforzados y valientes centuriones
A
lo lejos como truenos retumban obuses, morteros y cañones
Su
lúgubre canto de muerte, precede la elíptica estela brillante
Y
el resplandor silencioso que desprende almas y detiene corazones
Caen
banderas y pendones, el clarín entona el triste himno silente.
Cae
la noche, cesan arengas y gritos y se oyen gemidos y llantos
Tiempo
para curar heridas y entregar los cuerpos a los Santos
Resplandece
el horizonte con truenos acompañando a responsos
Se
despide a los amigos y se agradece por aun estar entre los vivos
Alinearse
por la izquierda, como fardos de algodones
Preparen
todos sus armas, rifles dagas y cañones
Entonen
sus cantos bélicos y desplieguen sus blasones
Listos
todos para el combate y a cobrar mas corazones
Comienza
a caer la tarde con un hedor irrespirable
Pólvora,
fuego, humo, lagrimas sudor y a muerte
Los
cuerpos desfallecidos, bendicen su buena suerte
Los
cánticos de victoria, tañen a música incomparable.
Se luchó con gallardía, por una meta y un motivo
La
palabra es Libertad, que es de los hombres orgullo
Se
lucho contra el oprobio, la sujeción y el desprecio
El
valor no tiene costo ni precio, solo el decir estoy vivo.
Así
lucharon, sufrieron y murieron, para hoy gozar de Libertad
Los
héroes que forjaron con su sangre y su ilusión, lo ideal como nación
Para
que hoy solo se luche en las urnas y en vez de rifle un plumón
Pero
este indigno pueblo, todo esto despreció, para su gente votar
SOLO
ES POR EL INDIGNO PRECIO DE UNA TORTA Y UN TAMAL.
CANCUN
JULIO 6 DE 2003
Cuando te cruzas con otras personas
y en ellas encuentras virtudes o defectos
estás viendo el reflejo de algo que
navega en tu interior,
algo que duerme y se despierta sin que
te des cuenta,
algo que cuando se reconoce en el espejo del mundo,
te habla con un código que percibes como emociones.
Te digo, buscador, que los atributos que hallas en
otros
ya están en ti, sino te sería imposible reconocerlos
porque el alma descubre solo aquello
que ya posee.
Y esto vale para la virtud y para el defecto.
Tus ojos están tan separados, pero tu mirada es una
sola
si miras bien aquello que te separa de los otros
descubrirás lo mismo que te une a los otros:
lo que te diferencia es lo mismo que te atrae.
Esa diferencia, esa cualidad
actúa con igual fuerza en ambos sentidos:
aquello que ves en los otros es simétrico a lo que abunda dentro de tí
y así como la boca de un hombre habla de lo que lleva en su corazón
tu mirada hacia el mundo es el destello de tus espejos interiores
donde aquello que amas y odias en las personas
es lo mismo que amas y odias en tí.
Si así no fuera ¿para qué perderías tiempo y
esfuerzo
tratando de diferenciarte de los demás?
Tus intentos de separarte son combates inútiles
y te hunden en el sufrimiento pasivo.
Debes aprender que ninguna flor se abre en ese jardín.
Observa:
Hay una moral perversa que educa a los hombres
para ver lo peor o lo mejor de sí mismos
nunca las dos cosas al mismo tiempo.
Y tú, en el afán de avanzar por el camino
sientes que debes cambiar algunas cosas en tu interior,
mientras sigas combatiendo contigo o con los otros,
mientras sigas desesperándote,
mientras insistas sobre aquello
que consideras negativo en los otros o en ti
solo lograrás aumentar su poder sobre tí.
Esos aspectos no pueden anularse trabajando sobre ellos
sino con sus antídotos naturales.
Por eso es inútil insistir sobre el miedo,
sobre la culpa o sobre el miedo de sentirse culpable.
Si quieres matar al monstruo déjalo morir de hambre,
no sigas nutriéndolo con la fuerza de tu pensamiento
porque obrando así solo alimentarás sus enormes fauces.
Esperemos, buscador,
que tu camino siga el rumbo de lo que crece
y no de lo que se destruye a sí mismo.
Más te vale seguir el ejemplo de aquello
que se abre hacia su futuro luminoso
como una flor nacida en el desierto
que no pide permiso al destino para asomarse a la vida.
Por Julia Alvarado Cárdenas
Los años que han pasado
Por Luzcelia Salguero
Yo no se si fueron cinco
alguien dice que son treinta y tres
tal vez son los años que hacen falta
para construir el cachón que amortigua
lo que la vida, el cielo o el infierno
se complace en ofrecer.
No son los años, esos años que han pasado,
por los que me preocupo hoy.
me interesan, me atormentan o me alegran
los años que han de venir,
no me importa si son cinco, treinta o son cien
que el cielo se encargue de lo incierto
yo me encargaré de pasármela bien.
Esos años que han pasado.
Yo los recuerdo bien
me dieron la experiencia,
me colmaron la paciencia
me reflejaron la alegría
me quitaron la inocencia
Esos años que han pasado
hay que dejarlos pasar,
acarrear lo que haga falta
sin dejar de descansar.
Vaciar la carreta de las cosas
que ni en sueño vamos a usar.
Pero sobre todo, esos años que han pasado
Me dieron el mas preciado regalo
de contarte como hermana
en mis crueles realidades,
en mis efímeras alegrías
justo allí, donde yo buscaba
el apoyo que me brindas sin cesar.
PARA: MI HERMANA QUERIDA, QUE DIOS LA BENDIGA Y LA LLENE DE FELICIDAD.
Al contar, por favor cuéntame a mi, te quiero mucho y espero que esos años
que han pasado, que los pases por un colador fino, para extraer lo mejor y
botar lo que no sirve.
CORDÓN FRIO MADRUGADA
Frío cordón de piedra
Soledad noche cerrada
Corazón abierto
Cerveza compartida
Rabia disimulada
Juventud me interroga
Silencio la mirada
Compañera, amiga,
Que me acompaña y,
Vidrio roto con rabia
Cordón de piedra
No tan frío
Como otras almas
Juntos los labios en su vidrio
Sorbo compartido
En madrugada
Siempre nos vemos solos
Con ese vidrio oscuro
Que termina roto
Zapatillas húmedas
Noche cerrada
Cordón frío
Soledad silenciada
Piedra dura
Vereda disimulada
Personas no existen
Monedas ya faltan
Pibita, acompañame
La noche
Ya no es tan cerrada
Por
Juan de Dios Romero
Septiembre
2003- Buenos Aires
(para
los pibes que veo en la plaza)
Lo realmente importante
Lo realmente importante es que experimentes AMOR en
tu
corazón.
Visualiza como tus pensamientos se dirigen
centelleantes a ese lugar
llenos de luz radiante, cálidos y refrescantes como los
primeros rayos del sol por la mañana
Escucha como tus ideas producen melodías deliciosas, se
mueven de un lado a otro, van y regresan.
Y al llegar al corazón, tus ideas y pensamientos, se
aquietan y tu sientes una gran FELICIDAD.
Vive el Amor intensamente.
Por Froylán Anand
Doce torres
Doce
torres allá en la lejanía
por
siempre erguidas en el roquerío
frente
al enfurecido mar
mis
ojos se pierden en el horizonte
allá…..entre
las doce torres
allá…donde
yace mi amado faraón
inerme
y remoto
que
el recuerdo borró
Allí
quedaron….inmóviles
las
gloriosas décadas
entre
las doce pálidas torres
allí
quedaron…
con
todo su esplendor y linaje
el
arcaico triunfador…
muerto
y sumido en los tiempos
entre
nubarrones y temporales
aún
recuerdo…gloriosos días
que
amé …que luché… que viví…
allí
quedaron…
entre
las enmudecidas torres
allí
quedo … aquel amor tan grande..
silencioso…y
quieto..
Y
así fueron pasando….
pasando
las eras y centurias,
hasta
que un día de plenilunio
en
el amanecer…
cuando
la lluvia ..bañaba
la
naturaleza viva
mi
eterno faraón, se convirtió en Inca
allá
…en una tierra nueva
allá
…en un gran Imperio
y
estaba yo allí…
como
un zahorí errante
a
través del tiempo, a través del espacio
viajando
presurosa
ante
el llamado del amor latente
aún
recuerdo…gloriosos días
que
viví…que luché…que amé…
a
mi noble Inca
de
profunda mirada y de altiva presencia
Hoy
las doce torres
son
doce candiles encendidos
que
alumbran…
el
féretro de un buen amigo
junto
a él
inscritas
están: doce palabras
del
réquiem de un hombre bueno
Hoy
me encuentro…
con
el recuerdo latente
de
un incólume amor
que
desde ancestrales tiempos
cobró
vida…
y
hoy….languidece
para
no morir en el abrupto remolino del olvido
Por Vicky
Vargas