Cartagena: playas al estilo colonial

Conozca la ciudad de Colombia que atrae a miles de turistas por sus hermosas playas, sus construcciones coloniales y su exquisita gastronomía


La ciudad colombiana de Cartagena se encuentra resguardada por 11 km. de
murallas sobre la costa del Caribe.

 


Todavía quedan en esta ciudad, rasgos y hábitos de la época colonial. Como por
ejemplo cuando cada martes a la noche una muchedumbre sigue la misa desde la
vereda de la Calle de las Carretas, frente a las puertas abiertas de la catedral
Santo Toribio.

 


Del otro lado de las murallas que están sobre la costa, se impone el inmenso
mar, al que recurren los cartageneros en busca de paz.

 


Otra de las pasiones de los lugareños es el fútbol, por eso se los puede ver
agolpados frente a un televisor en un bar para seguir a sus equipos. Aunque
muchas veces el deporte es una excusa, y lo que cuenta es la fiesta cotidiana.

 


Los parroquianos se entregan a la ingesta de ron y aguardiente. Estos tragos son
matizados con bollos de papa con huevo y carimañola (masa de yuca con carne).

 


Si lo que se busca es diversión nocturna, a lo largo de la calle El Arsenal se
encuentran sitios bien “chévere” para rumbear. Pero si lo que se busca es bailar
vallenato lo mejor es llegar al barrio La Bomba del Amparo.

 


Otro atractivo es caminar por la Calle de Baloco – a unos cuatrocientos metros
de la casona del escritor Gabriel García Marquez, asomada al mar Caribe detrás
de un muro a prueba de curiosos – donde se construyen leyendas de hazañas de
próceres que desafiaron a la corona española y a la flota británica.

 


Esta calle se desprende de la gran muralla y los balcones de caoba y aleros de
tejas empiezan a desbordar de plantas y santa ritas.


 



Lo primero es la música


 


En la ciudad vieja, así como en la zona de hoteles lujosos El Laguito, en las
barriadas más humildes que rodean el Mercado de Bazurto o en las playas de
Bocagrande, la música es algo esencial que los cartageneros se encargan de
cuidar como su bien más preciado.

 


Esto queda reafirmado todos los días de 20 a 24 en las “chivas rumberas”, que
son buses adaptados para sumergirse en un desenfrenado ritual móvil de ritmos
caribeños y tragos a discreción.

 


Esta vocación por la música queda demostrada por el vallenato, la cumbia, la
rumba y el merengue al que acuden los artesanos del Fuerte y castillo San Felipe
de Barajas. Esta fortaleza, posada desde 1656 sobre los 47 metros del cerro San
Lázaro, es una intimidante defensa terrestre, que se conserva intacta.

 


Otro atractivo es la fiesta de la ciudad, realizada del 24 de enero al 2 de
febrero, donde los lugareños hacen una procesión encabezada por una imagen de la
Virgen de la Candelaria.

 


También se puede visitar los arcos de Las Bóvedas, 23 tiendas donde los
vendedores aseguran ofrecer artesanía barata.

 


Los turistas también se deleitan con el paseo que los lleva a las Islas del
Rosario. Una hora después de partir del puerto se llega a la perfecta playa de
la Isla San Pedro. La arena blanca deja ver el mar transparente, hasta alcanzar
barreras de corales.

 

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