Gran Mater Natura

Budín de tocinillo del cielo sobre reducción de frutos rojos con crema inglesa y crujiente de chocolate y nueces


“En todas las
culturas prehistóricas eurasiáticas de las que tenemos datos resalta el hecho,
bien significativo, de que la figura cosmogónica central, la potencia o fuerza
procreadora del universo, fue personalizada en una figura de mujer y su poder
generador y protector simbolizado mediante atributos femeninos. Esa diosa,
útero divino del que nace todo y al que todo regresa para proseguir el ciclo de
la Naturaleza, denominada “Gran Diosa” por los expertos –o, también, bajo la
conceptualización limitada, “Gran Madre”-, presidió con exclusividad la
expresión religiosa de la humanidad desde muchos milenios antes de que
apareciese en escena el primer dios varón y de que se atinara a conformar la
reciente ideación del monoteísmo judeocristiano. La Gran Diosa –así como sus
advocaciones- era partenogenética, eso es engendradora de vida a partir de sí
misma, que viene a ser la máxima expresión de poder dentro de la función
divina.


Para poder seguir el
rastro de esa Gran Diosa a través del tiempo, deberemos estudiar la presencia
de los diferentes símbolos que la han identificado y representado en el decurso
de su evolución durante el amplio y complejo desarrollo –formal, estructural,
funcional, inconográfico y geográfico- que protagonizó en la época neolítica.
La primera alusión conocida a sus funciones divinas, antes de que la Diosa
tomara formas humanas simbolizó sus potenciales mediante la figuración de una
vulva femenina, actuando como pars pro toto, la parte por el todo.


Así pues, de la misma
forma en que el lingam –falo- ha llegado a representar la potencia creadora del
dios Shiva dentro del hinduismo, muchos milenios antes, c.30.000 a.C., la
presunción del útero cósmico de la Diosa, origen de toda la vida, se expresó a
través de la imagen, realista o esquemática, de una vulva femenina con
pretensión sobrenatural. Debe tenerse en cuenta que la representación de partes
femeninas singulares –senos, nalgas, vientre y vulva-, dentro de un contexto
indubitablemente religioso, surgió en un tiempo en que se desconocían los
fundamentos biológicos de la fecundación y, probablemente, todavía no se
relacionaba la cópula con la preñez o, al menos, no cabía atribuirle la
causalidad que le corresponde.


A la hora de intentar
explicar la fecundidad del mundo natural, la dinámica analógica, propia del
pensamiento, llevó inevitablemente a idear una deidad que reproducía a nivel
macrocósmico las características funcionales del microcosmos orgánico femenino.


Las partes corporales
que fueron exaltadas en la Diosa figurada como mujer –senos, nalgas, vientre y
vulva- se convirtieron en signos de la función divina y adquirieron el poder
evocador de lo mágico, la humedad de los órganos femeninos internos, reseñada
por un bien definido simbolismo acuático –enseguida veremos que el origen de la
vida se ligaba al agua-, señalaba tanto la justificación como el lugar real
donde se generaba toda clase de vida dentro del útero de la Diosa.”

Fragmento de “Dios
nació mujer”, de Pepe Rodríguez; Ed. Punto de lectura, 2000
.


Ingredientes


Para el Pionono bizcocho


5 huevos


3 cucharadas de harina de trigo “0000”


2 cucharadas de harina de nueces o almendras


5 cucharadas de azúcar


Para el tocinillo


4 yemas


1 huevo


100g de azúcar


1 cucharada de glucosa o miel


2 gotas de jugo de limón


800 ml de agua



Un trozo de rama de canela




La
cáscara de una
naranja




Un
clavo de especia
(clavo de olor)


Para la reducción de frutos rojos


200 g de frutos rojos (fresas, arándanos,
cherry´s, cerezas, frambuesas, etc.)


100 g de azúcar




El
jugo de medio limón


Para
la crema inglesa


5 yemas


½ litro de leche


1 vaina
de vainilla


5 cucharadas de azúcar


Para el crujiente de chocolate y almendras


100 g de chocolate cobertura semi – amargo


50 g de almendras molidas (pueden ser nueces, avellanas, pistachios, etc.)


1 cucharada de cascaritas de naranja (sin lo
blanco) en fina juliana


1 cucharadita de semillas de enebro


Procedimiento


Primero realizamos el
bizcocho (pionono, tal cual para el brazo de gitano), separamos claras de yemas
de los huevos, montamos (batimos) por separado las claras hasta formar un buen y
firme “punto nieve”, eso se logra
cuando al girar el bol con las claras estas no se deslizan y queda el batido
pegado dentro (se puede invertir totalmente y no se desprende del molde, esto
indica que el batido está en su punto).


Se baten (montan) las yemas con el azúcar hasta llegar
a un “punto letra”, una crema amarillo claro y bastante espesa, se le incorpora
una cucharadita de extracto de vainilla y se mezcla cuidadosamente con las
claras, primero se pone una tercera parte de las claras con las yemas mezclando
vigorosamente para igualar densidades y luego se sigue incorporado poco a poco y
suavemente en forma envolvente.


Una vez bien
integradas claras y yemas se incorpora la harina de trigo junto con la harina
de nueces o almendras (previamente pasadas por un cernidor o tamiz) se mezclan
de forma envolvente y una vez incorporada a la mezcla se lleva esta a una
asadera o lata para horno, de amplia superficie y de bordes bajos.


Previamente
se forrará el molde con papel enmantecado o se colocará debajo un silpat. Se
lleva a horno bien caliente por unos 6 a 8 minutos. Se retira y se deja
enfriar.


Para los tocinillos


Se mezclan
ligeramente las yemas con el huevo, se hace un almíbar a punto hilo flojo con
el azúcar, glucosa o miel, agua y limón, se añade al hacerlo la cáscara de
naranja y las especias que se retiraran al terminarlo, y se va añadiendo en
forma de hilo a los huevos mientras se baten firmemente.


El punto hilo flojo
es cuando tomamos un poco del caramelo (almíbar) entre dos dedos y al
desprenderlos se forma un hilo de consistencia floja, si se pasara este punto
(el siguiente es de hilo fuerte, bolita blanda, etc.) con el agregado de un
poco de agua caliente ya vasta.


Antes se habrán
acaramelado unos moldes para flanes de forma circular. Se cortarán círculos de
bizcocho de un tamaño un poco más pequeño que los moldes.


En cada molde se
coloca un poco del preparado de los tocinillos, un circulo de bizcocho, más
mezcla de tocinillo, otro disco y así hasta completar las ¾ partes del molde,
se deja descansar un poco y si baja un poco se agrega un poco más de la mezcla.
Se llevan al horno a temperatura media (a baño de María) por una media hora. Se
retiran y se dejan enfriar y se llevan a la heladera unas horas antes de
servir.


Para la reducción de frutos rojos


Se lavan bien los
frutos rojos, se muelen (en batidora o licuadora) se pasan por un colador de
malla fina y se mezclan con el azúcar y el jugo de limón, se llevan al fuego
hasta reducir un poco y espesar.


Para la crema inglesa


Se baten las yemas
con el azúcar hasta llegar al punto letra, se pone a calentar la leche con la
vaina de vainilla, cuando la leche hierve se retira del fuego y se disminuye la
temperatura a unos 40grados.


Se mezcla la mitad de la leche con las yemas y
luego se agrega todo al resto de leche, se lleva al fuego a baño de María y se
revuelve constantemente con cuchara de madera hasta que nape al dorso de ella la
mezcla.


Una vez llegado al punto se lleva inmediatamente a
baño de María inverso (agua con hielo), se lleva a la heladera unas horas antes
de ser usada.


Para el crujiente de chocolate


Se blanquean las cáscaritas
de naranja, se pasan luego por un almíbar liviano se cuelan bien y se secan al
horno, se muelen groseramente junto con
el enebro y las nueces o almendras. Se templa el chocolate y se le añade esa
mezcla, se esparce con una espátula sobre un mármol en forma fina y pareja y
cuando enfríe se rompe en trozos para decorar, otra forma sería colocar sobre
celuloide y dar formas onduladas o caprichosas.


También se pude colocar sobre una franja de papel
metálico y en caliente cubrir con este el circulo del budincillo forrando sus
paredes, sobrepasándolo para luego completar el espacio superior con crema
(nata) montada al natural y terminar esparciendo por su superficie el molido de
las cascarillas de naranja con enebro y almendras.


Armado del plato o montaje


Se coloca en el
centro del plato una cucharada de reducción de frutos rojos, sobre este un budín
de tocinillo, alrededor se salsea con la crema inglesa sobre la cual se pueden
hacer dibujos con puntos de reducción de frutos rojos estirados por un palillo.

Se termina con el crujiente de chocolate y si es de vuestro agrado unas hojas
de menta fresca.


Espero que puedas disfrutar de este delicioso postre.

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