Ingredientes
Primer plato o entrada para dos:
250g de harina
50g de semolín de trigo
2 cucharadas de cacao
amargo
6 yemas
2 huevos
1 cucharada de aceite de
oliva
Procedimiento
Tamizar la harina y el cacao sobre una mesa o tabla de madera. Hacer un
hueco y colocar en el centro las yemas, huevos y aceite. Unir de adentro hacia
fuera. Trabajar hasta que la masa se vea lisa y no se pegue a las manos ni a la
mesa. Espolvorear con semolín cuando sea necesario. Dejar descansar en un
recipiente hermético o bolsa de plástico durante 30 minutos aproximadamente.
Espolvorear la mesa con semolín, aplastar la masa con las manos y
continuar con el palote. Enrollarla varias veces y cambiar el sentido de la masa
siempre de derecha a izquierda. Obtener hojas de pasta de 2 mm aproximadamente
y dejarla orear sobre un mantel enharinado (con semolín) –las abuelas lo solían
hacer sobre las sabanas limpias de la cama…-.
Enrollar la pasta antes de que se seque –porque sino se torna quebradiza-
espolvoreando con semolín, y cortar con un cuchillo filoso porciones de 1cm,
desenrollarlas y dejar orear antes de la cocción colocándolas en los respaldos de sillas o sobre un palo
de escoba entre dos sillas.
Hervir abundante agua –por cada 100g de pasta, un litro-, antes de echar las
pastas colocar un puñado de sal gruesa
-esto elevará la temperatura- y un chorrito de aceite. Cocinar hasta que
estén al dente -3 a 5 minutos-. Colar y servir con manteca derretida o aceite
de oliva, en sima rodajas o pedacitos de trufas negras o blancas. Si los quiere
un poco más transgresores y con más personalidad, en la manteca o aceite
adicionar ¼ de ají picante –el de la mala palabra, o chili- sin semillas y
machacado.