A veces pienso que lo único malo de las notas de Plenitud son las estupideces que escriben algunos lectores. Como algunos de los que acompañan ésta nota sobre el vestir, artículo EXCELENTE en contenido y forma. ¡Ojalá vengan más artículos del puño de su autora!
Es OBVIO que la autora lo escribió para quienes se mueve en un medio urbano y competitivo y para gente que todavía se precia de tal. A quién le importa qué se pone doña María, o qué hábito usan los monjes ermitaños del Monte Athos? ¡POR FAVOR! La indumentaria, así como los gestos, manera de comportarse y hablar y otros signos externos, tienen un poder DETERMINANTE en la impresión que causamos en los demás.
Todos estamos de acuerdo con que lo exterior es superfluo, "no todo lo que brilla es oro", la belleza interior es la que importa, bla, bla, bla. Pero, a la hora de la verdad, a la hora de enfrentarnos al mundo y conseguir un trabajo, relacionarnos con otros profesionales, con clientes, con colaboradores, o a la hora de ir hacer una devolución de un producto defectuoso, los hechos anulan nuestras filosofías. Vayan en chinelas a hacer una reclamación, o a devolver un producto defectuoso, y veremos cómo los atienden. Y el ejemplo del médico desaliñado me parece tonto. Seguramente hay excepciones, todos conocemos algún excelente profesional hippie — PERO NO ES LA REGLA y, por lo tanto, no hagamos de las excepciones, regla. Un artículo como el que nos ocupa se escribe con ciertos criterios, y uno es el de generalización. Ni a la autora ni a los lectores le importan, en este caso, las excepciones.
Hippies, amas de casa en chancleta y otros filósofos, absténganse de opinar sobre notas que no fueron escritas para ustedes. Por lo menos respeten el tiempo y el conocimiento que el autor invirtió en transmitir su mensaje.
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