Evita que tu incapacidad de decir “no” te lleve al estancamiento profesional con estos consejos...

Ya sea que trabajes en una oficina o no, existen muchas maneras de echar a perder tu tiempo en la jornada labora.

Ya sea chequeando el mail en forma constante o yendo a platicar con los compañeros acerca del partido de fútbol de la noche anterior, es cierto que pedes encontrar gran cantidad de distracciones si, por decirlo de alguna manera, te empeñas en buscarlas.

Sin embrago, ¿qué hay de aquellas distracciones que no te buscas?, ¿qué hay de aquellas distracciones que te siempre te encuentran?

Hablamos de esas peticiones de ayuda constantes, que roban diez minutos de tu tiempo aquí y allá, para discutir ideas estúpidas o realizar reuniones inconducentes.

No quieres, pero debes estar allí. Todas estas cosas pueden conspirar para robarse buena parte de tu día sin que te des cuenta. En consecuencia, ¿cómo hacer para mantenerte en tus cosas cuando te encuentras en medio de algo que es genuinamente importante? 

La respuesta es fácil: simplemente di “no”. 

Desde luego, a veces no nos es tan sencillo decir que “no”, y eso por esto que te convendrá echar un vistazo a los puntos que siguen: 

¿Por qué nos cuesta decir “no”?

 

·         Porque queremos avanzar en nuestra profesión

Mientras te encuentres avanzando en el plano profesional, querrá decir que estás creciendo. Con frecuencia, esto implica asumir nuevas tareas, aprender nuevos programas contables, e incluso asistir a una reunión a la que no habías sido invitado antes.  

A menudo evitamos decir “no” porque nos gusta avanzar, y para ello es necesario aceptar el desafío de las nuevas cosas.

Es realmente sencillo convencernos de que estamos mejorando nuestra imagen en la empresa asistiendo a las reuniones semanales y, en cierta forma, esto es cierto.

En este sentido, mayor sea la cantidad de situaciones y aspectos de la empresa en los que nos inmiscuimos, será mayor nuestro conocimiento del ámbito laboral que nos rodea, y entonces tendremos más armas para hacer la diferencia.

Y entonces comentemos el error de creer que cada tarea extra que ponemos sobre nuestro escritorio sirve para hacernos avanzar. 

·         Porque queremos ayudar

En segundo lugar, suele pasar que no queremos soltar la mano a nuestros compañeros o colegas. La mayoría de nosotros tenemos el deseo de ser amistosos y útiles, y no queremos dejar a un compañero en medio de un problema o sepultado bajo las carpetas de una tarea titánica.  

Incluso cuando no te interese demasiado lo que piensen tus compañeros, querrás rebuscártelas para ser el sujeto que siempre logra hacer el trabajo —el Rambo o el Terminator de la oficina—.

Efectivamente, quieres ser el sujeto al que se debe recurrir para salvar el día cuando las papas queman. Este sentimiento de que todos dependen de nosotros va muy bien con nuestra naturaleza, convirtiéndonos en una suerte de hombres todopoderosos, y enalteciendo nuestra autoestima.

Y es entonces cuando nos embarcamos en cualquier tarea, incluso cuando al hacerlo estemos comprando problemas imposibles de pagar. 

·         Porque no quieres hacer tu otro trabajo

Finalmente —y ésta tal vez vaya a molestarte un poco—, puede que lo que sucede sea que buscas otras tareas y compromisos para evitar el trabajo que deberías estar haciendo.

Permitir que un compañero te interrumpa cada 10 minutos mientras te encuentras trabajando en un proyecto dificultoso, puede ser una señal —tal vez inconsciente— de que quieres evitar la tarea que tienes entre manos. Realmente no queremos hacerlo, y entonces es mucho más sencillo hacer otra cosa.

Con frecuencia, las cosas con las que nos distraemos son mucho más pequeñas y sencillas que los proyectos grandes y complicados.

En lugar de pasar un par de horas sumergido de lleno en ese proyecto que puede darnos grandes resultados, nos embarcamos en pequeñas tareas como chequear los e-mails —es mucho más sencillo llevar a cabo estas tareas y obtener la satisfacción consecuente de haberlas completado—, que difícilmente tengan la fuerza para cambiar nuestra situación. 

Por qué tienes que decir que “no” en el trabajo

 

·         Porque quieres aprovechar al máximo tu tiempo

Cuando vas de un lado para otro saltando de una a otra tarea, seguro que el día será menos tedioso y se pasará más rápido. No obstante, ¿estás logrando algo con todo esto?

Cada día tendrá su espacio para la improvisación y lo inesperado. De seguro, tendrás distintas interrupciones debido a causas que debes atender en forma impostergable.

Sin embargo, si permites que te distraigan constantemente con cualquier cosa, lo último que terminarás por hacer es, seguro, lo más importante. Los proyectos grandes y significativos suelen no ser tan urgentes, al menos hasta el último minuto. 

·         Alienta a que los demás respeten tu tiempo

En segundo lugar, no nos equivocaremos al decir que el dinero es valioso. Hay quienes dicen que el tiempo es dinero, y en cierta forma tienen razón.

Sin embargo, el tiempo es un objeto de valor por cuenta propia —solamente puedes gastar tu tiempo en una cosa o en otra, pero no en ambas—.

La forma en que distribuyes tu tiempo y tu atención harán una gran diferencia en lo que logres hacia el final del día, la semana, el mes, el año, e incluso a lo largo de toda tu carrera profesional.

Tus días tienen la misma cantidad de horas que los de los demás aunque, en este momento, parece ser que tu tiempo y tu atención están de oferta. Recuerda que si no cuidas tu tiempo, nadie más lo hará. 

Es ésta una de las extrañas certezas del Management: mientras aceptes más trabajo, más trabajo obtendrás.

Esto puede ser algo bueno, ya que asumes otros proyectos, recibes nuevas responsabilidades laborales, y obtienes un mayor reconocimiento. Sin embargo, no todo lo que pongan frente a tus narices tiene un mismo valor.

En este sentido, necesitas discriminar y elegir aquellas cosas que valen tu tiempo o, de lo contrario, pronto comenzarán a apilarse tareas inútiles sobre tu escritorio.

Si tienes empleados que se reportan directamente contigo, prueba este pequeño experimento: durante el próximo mes, cada vez que un empleado venga a ti con un problema (incluso aquellos que no tienen nada que ver contigo), levántate, y resuélvelo por cuenta propia.

No involucres al empleado ni lo entrenes para solucionar el problema la próxima vez. Pronto, el estándar por el cual vale la pena ir a molestar al jefe caerá hasta el piso, y entonces no tardará en irrumpir un empleado en tu escritorio sollozando y dando pequeños brincos, y suplicándote que mates la araña que hay junto a la máquina de café. 

·         Quieres fortalecer tu posición

Si alguna vez analizaste todas las cosas diferentes que haces como parte de tu trabajo, sin dudas habrás notado algo.

Mientras que cada trabajo tiene sus partes importantes, existen algunas áreas que podemos definir como absolutamente críticas. Son éstas las partes de tu empleo que hacen la mayor diferencia, y son justamente las que no puede ignorar.

Es mucho mejor que ocupes tu tiempo concentrándote en aquellas cosas que haces mejor (y mejor que cualquier otro) que gastando tu tiempo en cumplir con aquellas tareas en las que te desempeñas nada más que en forma “decente”.

Mientras digas “no” a una mayor cantidad de cosas, tendrás más tiempo para destinar a las cuestiones que verdaderamente importan.

Asimismo, mientras sea mayor la cantidad de cosas que no hagas, serán más claro para ti y para los demás tu verdadero valor: tus fortalezas, las cosas que hacen que te destaques. Si hay algo que es importante para ti es que tus colegas y tus jefes conozcan tus fortalezas y tengan bien en claro lo que puedes producir. 

·         Cómo decir no

Cuando aparece algo nuevo te quiere robarse tu tiempo, comienza utilizando el cerebro. ¿Esta tarea va a mejorar tu situación profesional?

¿Proveerá de grandes resultados a la empresa? Si te decidieras a asumirla, ¿qué sucederá con aquellas tareas que debas relegar? Finalmente, ¿cuáles serían las consecuencias de rechazar el ofrecimiento? 

No es no

A esta altura, estará claro que decir “no” es a veces una tarea difícil. No obstante, si crees que es malo, imagínate atrapado bajo una pila de tareas administrativas que originalmente no te correspondían y que sólo aceptaste por miedo a decir que no. 

No esperes que la suerte golpee a tu puerta y diga: “Tengo un trabajo para ofrecerte; uno que te hará sentir feliz y completo”. Tú puedes (y debes) organizar el futuro de tu carrera profesional. Este curso gratis de Planificación de tu Carrera Profesional te ayudará a lograrlo.