Todos conocemos la historia: Aparece un don nadie, se ve enfrentado a una
situación imposible y decide luchar contra viento y marea para defender la
causa. Casi es derrotado por las circunstancias adversas, y, al final, vence
milagrosamente todos los obstáculos y se transforma en un héroe. Fin de la
historia.
Es el tema central de la gran mayoría de las películas taquilleras de hoy en
día.
El mensaje es tan atractivo para el público, porque es el deseo ardiente de cada
ser humano para su propia vida. Queremos ser extraordinarios en un mundo común y
corriente.
Sin embargo, pocos lo logran.
¿Por qué?
El aplacamiento de nuestro espíritu emprendedor es una de las causas
principales.
El ser humano es emprendedor por esencia. Basta con mirar alrededor de nosotros
para observar cómo el hombre ha cambiado la faz de la tierra. Todo gracias a esa
incansable
curiosidad que es propia del ser humano.
Algunos le llaman creatividad, otros prefieren el término "explorador" o
"innovador". Sea cual sea el nombre que le queramos poner, es la fuerza interna
más asombrosa que el ser humano posee.
El espíritu emprendedor es intrínseco al ser humano
El espíritu emprendedor es tan innato en el ser humano que habría que
encadenarlo para coartarlo.
Es cosa de observar el comportamiento de un bebé. En cuanto posee las facultades
para desplazarse en forma independiente, ya sea gateando o caminando, comienza
la importante misión de explorar sus alrededores.
Más tarde viene la fastidiosa "edad del por qué", en la cual quieren saberlo
todo. Durante toda su niñez, los niños demuestran una extraordinaria naturaleza
inquisitiva que jamás deberían perder.
Sin embargo, muchos de ellos no la desarrollan a su máximo potencial. A medida
que avanzan en su paso por la educación tradicional, su espíritu emprendedor se
apacigua hasta incluso apagarse durante la adolescencia, etapa en la cual cada
joven debería estar rebosando con ideas y planes para su futuro.
Después de años de fomentar un espíritu emprendedor en nuestros hijos y de
paralelamente observar éste fenómeno limitante en muchos jóvenes, no puedo
evitar de pensar en un Bonsái.
Según Wikipedia, el Bonsái consiste en el arte de cultivar árboles y plantas,
reduciendo su tamaño mediante técnicas, como la poda, el alambrado, el pinzado,
etc., y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de
la naturaleza.
Básicamente consiste en complicadas técnicas de mutilación tanto de raíces como
del resto de un arbolito nuevo con el objetivo de producir un hermoso árbol de
miniatura con fines decorativos.
En el caso de los arbolitos, el resultado es hermoso. Permite tener un viejo
roble como centro de mesa.
Sin embargo, en nuestros hijos el fenómeno Bonsái es nefasto.
Debido a la metodología que se emplea en la gran mayoría de los establecimientos
de educación tradicional, el espíritu emprendedor innato de los niños es
lentamente aplacado hasta el punto de desaparecer totalmente en algunos de
ellos.
Los tres ingredientes claves de una educación emprendedora
El problema radica en la metodología. Todo método de educación que tiene como
objetivo fomentar un espíritu emprendedor en los niños, tiene que operar con
estos tres ingredientes claves como base:
·
Debe respetar la individualidad de cada niño
·
Debe fomentar el amor al aprendizaje
·
Debe ser guiado por buenos mentores que enseñan en forma personalizada
En las aulas del colegio estos tres ingredientes brillan por su ausencia.
Es difícil que un profesor, por muy bueno que sea, pueda respetar la
individualidad de cada niño en forma significativa si está a cargo de un curso
de 30 o más alumnos.
Lo mismo vale para la enseñanza personalizada. En un contexto de sala de clases,
es mucho más fácil para el profesor tratar a sus alumnos como un todo que debe
adquirir ciertas habilidades y conocimientos dictados por el ministerio de
educación.
El amor al aprendizaje corre una suerte parecida. Para que un niño disfrute de
la enseñanza, debe ser inspirado y no presionado.
La metodología de la educación formal raras veces inspira a sus alumnos. Más
bien ejerce presión para obligarlos a aprender. El profesor dicta la materia y
los alumnos aprenden a seguir sus instrucciones.
Según Oliver Van de Mille, autor de "A Thomas Jefferson Education", el resultado
de años y años bajo éste sistema denominado como "frontal", son las siguientes
actitudes en los alumnos:
·
Si hago lo mínimo requerido, voy a estar bien.
·
Aprender significa hacer lo que la figura de autoridad exige
·
El aprendizaje es aburrido y poco atractivo
·
La entretención es cuando no tienes que aprender
·
Para ser un buen estudiante tengo que estudiar los intereses de otra persona
·
Si no estoy obligado a aprender, prefiero entretenerme
·
Mis intereses no son importantes, los tengo que perseguir en mi tiempo libre.
(Van de Mille, Oliver: "A Thomas Jefferson Education". George Wyeth College
Press, EEUU, 2006. p. 42-43)
Por algo Albert Einstein dijo:"Jamás permito a mi educación interferir con mi
aprendizaje."
Los padres pueden contrapesar estos efectos negativos de la educación
tradicional sobre la actitud de sus hijos
La responsabilidad de forjar el carácter de un emprendedor en sus hijos cae
sobre los padres. Ellos pueden complementar la educación académica de sus hijs
con los elementos necesarios para desarrollar sus habilidades emprendedoras.
Algunas cosas que los padres pueden hacer para fomentar una mentalidad
emprendedora en sus hijos:
·
Respete la individualidad de sus hijos
·
Inspírelos a amar el aprendizaje
·
Preocúpese de que tengan mentores reales en sus vidas
·
Permítales que tengan su propio tiempo para disponer de él.
·
Entrégueles dinero y enséñeles a manejarlo sabiamente
·
Permítales cometer errores.
·
Crea un contexto real en el cual puedan explotar sus talentos
·
Déles responsabilidades
·
Cuénteles sus problemas y admita sus errores
·
Ayúdeles a acercarse a Dios
·
Crea una conciencia de responsabilidad civil
·
Juegue con ellos juegos financieros didácticos
·
Lea biografías de grandes emprendedores juntos para inspirarlos
·
Enséñeles a ser generosos
·
Ayúdeles a descubrir y a fomentar sus fortalezas, no sus debilidades
¿Ha perdido su espíritu emprendedor? ¡Reavívelo hoy!
Incluso una persona adulta que ha perdido su espíritu emprendedor, puede volver
a "prender el fuego" en su interior.
Si usted alberga un sueño en su corazón–un
negocio, una obra social o una misión que usted desea completar en su vida–lo
animo a reavivar las brasas para que su espíritu emprendedor recobre las fuerzas
que jamás debió haber perdido.
·
Lea libros que fomenten una mentalidad emprendedora
·
Estudie biografías de grandes emprendedores
·
Adquiera una visión para su vida
·
Haga un plan de mediano y de corto plazo para alcanzar su visón.
·
Busque un buen mentor que le podrá ayudar en el camino
·
También es importante rodearse de personas que tengan una mentalidad
emprendedora.
·
Comience hoy mismo y recobre su espíritu emprendedor
Por Bettina Langerfeldt
http://EducacionParaElExito.com
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