Síntomas de la depresión
Distintas personas pueden padecer de depresión de maneras diferentes. Algunas
padecen durante meses de un estado general de tristeza de baja intensidad,
mientras que otras experimentan un cambio negativo súbito e intenso en su estado
de ánimo. El carácter y la intensidad de los síntomas varían según la persona y
pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Examinemos algunos síntomas comunes de la
depresión. ¿Ha tenido alguno de los siguientes síntomas durante más de dos
semanas?
-
Un cambio en los hábitos alimentarios que provoque un aumento o pérdida de
peso no deseado -
Un cambio en sus hábitos de sueño—dormir demasiado o muy poco -
Sentir cansancio a todas horas -
Pérdida de interés en las personas o actividades que antes le producían placer
-
Agitarse o enojarse con facilidad -
Pensar que nada de lo que hace está bien hecho -
Ideas de muerte, deseos suicidas o intento de suicidio -
Síntomas físicos permanentes que no responden al tratamiento, como los dolores
de cabeza, trastornos digestivos o dolor crónico
¿Cuál es el tratamiento de la depresión?
El primer paso para obtener el mejor tratamiento contra la depresión es
consultar a un profesional de la salud mental, que puede ser un psiquiatra o un
psicólogo. Al mismo tiempo, pídale a su médico de cabecera que le
haga un examen físico.
Ciertos medicamentos, así como algunos trastornos de la
salud (tales como las infecciones virales) pueden provocar los mismos síntomas
que la depresión, y el médico podrá determinar si están presentes en el examen
físico. El examen debe incluir análisis de laboratorio y pruebas para determinar
si están afectadas las funciones del habla, de la memoria o del pensamiento.
Aunque es frecuente que los médicos prescriban fármacos antidepresivos, los
medicamentos por sí solos quizás no sean el mejor tratamiento para la depresión.
Recomendamos muy especialmente que busque la atención de un profesional de la
salud mental como parte del tratamiento. El terapeuta o consejero escuchará sus
problemas, le hará pruebas para determinar si hay síntomas de depresión y le
ayudará a trazar un tratamiento adecuado.
Para encontrar a un profesional, puede pedir a sus amistades el nombre de
alguien que conozcan y en quien confíen. También puede preguntarle a su médico
de cabecera. Si usted trabaja o tiene cobertura médica, puede consultar también el
listado de profesionales del seguro de salud.
Es
importante que usted sienta confianza en el profesional que lo atienda, y que
sienta tranquilidad en su relación con él. Frecuentemente existe la posibilidad
de solicitar una primera consulta gratuita, por teléfono o en persona, para
ayudarle a decidir si determinado profesional resulta adecuado para sus
necesidades específicas o su manera de ser.
Es
importante aclarar cuánto costará la atención, qué proporción del costo correrá
a cargo del seguro, y aproximadamente cuántas consultas serán necesarias. Habrá
que mantener un seguimiento periódico del tratamiento, para verificar que siga
contribuyendo a su buena salud y recuperación.
Algunas preguntas que puede esperar en un examen para determinar si tiene
depresión:
-
Dígame por qué cree que tal vez padece de depresión.-
¿Cuándo observó esos síntomas por primera vez? ¿Desde cuándo los padece?
-
¿De qué manera le afectan? ¿Hay algunas cosas que ya no hace o no pueda
hacer? -
¿Había experimentado esos sentimientos anteriormente en
algún momento? -
En caso positivo, ¿recibió tratamiento? ¿De qué tipo?
-
-
¿Con qué frecuencia semanal recurre al alcohol o los fármacos (de los que se
adquieren con prescripción médica o sin ella) para encontrar un alivio? -
¿Ha estado pensando sobre la muerte o un posible suicidio? -
¿Hay otros miembros de su familia que hayan padecido de depresión? -
En caso positivo, ¿recibieron tratamiento? ¿De qué tipo? -
En fecha reciente, ¿ha sufrido usted alguna pérdida grave, o problemas en sus
relaciones, o dificultades económicas, u otros problemas similares? -
¿Hay algo más que me quiera decir para ayudarme a entender mejor su situación?
Opciones de tratamiento
Una vez realizada la evaluación física y mental, se recomendará un tratamiento
específico. Las opciones principales para el tratamiento son la psicoterapia
(o terapia de salud mental) y la medicación con fármacos antidepresivos.
Dichos tratamientos pueden emplearse solos o conjuntamente (el tratamiento
electroconvulsivante o de electrochoque se emplea en los casos graves
de depresión, y exclusivamente cuando hayan fracasado otros métodos).
El
tratamiento más frecuente para los síntomas depresivos que superen el nivel leve
es la medicación antidepresiva, la cual ofrece un alivio relativamente rápido de
los síntomas, conjuntamente con la psicoterapia permanente, que aporta nuevas
estrategias para una vida más satisfactoria. A continuación se describen algunos
de los tratamientos más comunes que se emplean hoy en día:
Psicoterapia
-
Terapia cognitiva y conductual
– El terapeuta se concentra en identificar y modificar las ideas y conductas
negativas de carácter persistente. El objetivo final es ayudar a reconocer y disfrutar los aspectos positivos de su vida, y a
aprender técnicas prácticas para enfrentar los problemas que les agobian.
-
Terapia interpersonal
– El terapeuta ayuda a autoevaluar sus problemas de comunicación o
falta de comunicación con las demás personas. El paciente llegará a comprender
mejor su propio estilo de comunicación y aprenderá a mejorar sus relaciones
con los demás. -
Terapia psicodinámica
– Su objetivo es hacer que afloren los sentimientos conflictivos profundos,
con el fin de conocerlos y comprenderlos mejor, y tratar de solucionarlos.
La medicación y la terapia electroconvulsivante
-
Inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (SSRI)
– Medicamentos que se basan en la estabilización de los niveles de la
serotonina, que es un neurotransmisor. Se ha observado que los niveles bajos
de serotonina guardan relación con la depresión. Provocan menos efectos
secundarios que los medicamentos tricíclicos.
-
Tricíclicos–
Los tricíclicos, que conforman una familia más antigua de fármacos
antidepresivos, aumentan los niveles de neurotransmisores en el cerebro.
Pueden provocar más efectos secundarios.
-
Inhibidores de la monoamina oxidasa (IMAO)–
Estos fármacos no suelen utilizarse en la actualidad. Los IMAO son
medicamentos que elevan el nivel de neurotransmisores en el cerebro. Se
emplean mayormente cuando otros medicamentos no resultan eficaces o no se
toleran.
-
Otros medicamentos antidepresivos–
En los últimos años han aparecido medicamentos con acción antidepresiva que
tienen mecanismos de acción diferentes a los descriptos más arriba.
La
elección de uno u otro de estos medicamentos depende del tipo de depresión, de
los síntomas que estén presentes, de sus eventuales efectos colaterales, y de la
evaluación que realice el médico tratante.
-
Terapia electroconvulsivante (ECT)
– Se aplica durante varios días una breve descarga eléctrica mediante
electrodos fijados a la cabeza, con el fin de provocar cambios en el
funcionamiento del cerebro. La ECT sólo se emplea para la depresión grave (que
constituya una amenaza para la vida) y cuando los medicamentos no resultan
eficaces.
Si
se opta por el tratamiento con medicamentos, es necesaria una cierta medida de
ensayo y error para encontrar el fármaco y la dosificación adecuados para cada
persona, y es posible que el efecto no se aprecie sino al cabo de varias
semanas.
Es
importante que haya una buena comunicación entre el paciente y el médico. Los
adultos de más edad deben tener un especial cuidado en observar los efectos
secundarios de los medicamentos provocados por dosis demasiado elevadas o por su
interacción con otros fármacos.
Tratamientos complementarios y alternativos
Hierba de San Juan:
Uno de los tratamientos alternativos más estudiados para los síntomas depresivos
es la hierba de San Juan (Hypericum perforatum). Es un producto botánico
que se emplea ampliamente en Europa y América Latina para el tratamiento de la
depresión entre leve y moderada, y que actualmente se está estudiando en los
Estados Unidos.
Se
promociona como una manera "natural" de mejorar el estado de ánimo, en el
tratamiento de la depresión entre leve y moderada. Los investigadores la están
estudiando para determinar si provoca menos efectos secundarios, o menos
intensos, que los fármacos antidepresivos.
Sin embargo, aún existen dudas de que la hierba de San Juan realmente logre el
efecto que prometen sus partidarios.
En lo que se refiere a los fármacos que se
venden sin prescripción médica en Estados Unidos, no existen criterios
establecidos con respecto a la cantidad del ingrediente activo que debe poner
cada empresa en sus productos, ni sobre la dosis adecuada para personas
específicas.
La Dirección de Alimentos y Fármacos de los EE.UU. (FDA) publicó
una advertencia de que la hierba de San Juan podría afectar la vía metabólica
que utilizan muchos medicamentos que sí se venden bajo prescripción para el
tratamiento de diversas enfermedades, entre ellas los trastornos cardíacos, la
depresión y las infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana.
Si
usted está tomando la hierba de San Juan o está pensando en usarla, converse con
su médico u otro profesional de la salud para cerciorarse de que dicho producto
no interfiera con los demás tratamientos que se le hayan prescrito.
Trastorno afectivo estacional
Quienes se ponen melancólicos cuando se ven confinados en la casa, o en los días
grises del invierno, tal vez padezcan del trastorno afectivo estacional (Seasonal
Affective Disorder – SAD), también conocido como "depresión invernal".
Según
cambian las estaciones, se van produciendo variaciones en nuestro reloj
biológico interno o ritmo circadiano, en parte como respuesta a los cambios
en el ciclo solar. Esto puede hacer que nuestros relojes biológicos pierdan la
sincronía con la actividad diaria.
Las personas que padecen del SAD experimentan
dificultades para ajustarse a la disminución de la luz solar durante los meses
de invierno.
Los síntomas de este trastorno son más pronunciados en enero y
febrero -o julio y agosto, según el hemisferio-, cuando los días son más breves. El SAD suele diagnosticarse
incorrectamente como hipotiroidismo, hipoglicemia, mononucleosis infecciosa u
otros trastornos virales.
Se
ha comprobado que la fototerapia con lámparas fluorescentes de gran intensidad,
especialmente diseñadas, elimina los síntomas depresivos del SAD. Los expertos
creen que la fototerapia actúa mediante la modificación de los niveles de
ciertas sustancias químicas del cerebro, específicamente la melatonina.
La
medicación antidepresiva, conjuntamente con otros tratamientos, entre ellos el
ejercicio físico, también puede resultar beneficiosa. Si usted padece de leves
síntomas depresivos de carácter estacional, pruebe a incrementar el nivel de
iluminación de su entorno con lámparas u otras fuentes de luz.
Si los síntomas
son lo suficientemente intensos como para afectar su actividad cotidiana, busque
a un profesional de la salud que tenga experiencia en el tratamiento del SAD.
El ejercicio físico
Se
ha comprobado que el ejercicio físico reduce los efectos de la depresión. El
caminar tres veces a la semana de 30 a 45 minutos ayuda a reducir o aliviar los
síntomas depresivos. No se sabe a ciencia cierta si la actividad física impide
el inicio de la depresión o si sólo contribuye a modificar sus efectos.
Suele
ser difícil para los pacientes programar tiempo para el ejercicio físico.
Muchas veces se considera como una actividad de "valor añadido", algo que se
hace cuando ya esté hecho todo lo demás. Trate de incluirlo en la lista de
"tareas por hacer". Puede pedirle a una amistad que le acompañe a caminar una
vez por semana, como un regalo especial, o pedirle al médico que le prescriba
las caminatas o la incorporación a un centro de ejercitación. Todas las
investigaciones muestran que el ejercicio periódico contribuye a la buena salud.
Estrategias de autoayuda
Los trastornos depresivos pueden hacer que uno se sienta agotado, inerme y sin
esperanzas. Dichos pensamientos y sentimientos negativos hacen que algunas
personas se sientan a punto de abandonar la batalla. Es importante comprender
que esos puntos de vista negativos son parte de la depresión y que posiblemente
no reflejen fielmente la situación.
El Instituto Nacional de Salud Mental sugiere las siguientes recomendaciones
para enfrentar la depresión:
-
Fíjese objetivos realistas tomando en cuenta la depresión y sólo asuma un
grado razonable de responsabilidad. -
Desglose las tareas grandes en eslabones más pequeños, fíjese algunas
prioridades y haga lo que pueda en la medida en que pueda. -
Trate de conversar con otras personas y de confiar en alguien; por lo general
eso es mejor que estar solo y ocultar lo que uno siente. -
Participe en actividades que le hagan sentir mejor, como el ejercicio físico
ligero, ir al cine o a un espectáculo deportivo, o asistir a encuentros
comunitarios de carácter religioso o social. -
Tenga en cuenta que su estado de ánimo mejorará gradualmente, no de inmediato.
La mejoría toma tiempo. -
Es recomendable que posponga las decisiones importantes hasta que se haya
disipado la depresión. Antes de tomar una decisión importante —cambiar de
empleo, casarse o divorciarse—converse sobre ello con otras personas que le
conozcan bien y que tengan una visión más objetiva de su situación. -
Pocas veces desaparece súbitamente la depresión por un acto de voluntad. Pero
sí es posible sentirse un poco mejor cada día que pasa. -
Recuerde: las ideas positivas ocuparán el lugar de los sentimientos negativos
que forman parte de la depresión. El pensamiento negativo irá cediendo en la
medida en que la depresión responda al tratamiento. -
Permita que sus familiares y amistades le ayuden.
Fuente: NIMH (USA)
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