¿Cuando la persona en la que hemos puesto tantas expectativas y sueños se va
de nuestro lado y nos deja?, ¿cómo nos enfrentamos a situaciones como éstas?,
¿cómo vivimos la vida a partir de ese momento? Para la gran mayoría, ésta es una
situación muy difícil y dolorosa, aparecen muchos miedos, inseguridades,
decepciones, resentimientos y el dolor puede ser muy profundo…
¿Y por qué es esto?, ¿por qué sentimos tanto dolor? La gran mayoría cree que
porque hemos perdido a la persona que “nos hace felices” o que nos da seguridad,
amor o compañía.
Pero, ¿qué tal si esta no es la causa real de nuestro dolor?
¿Qué tal si está en nuestras manos el sentirnos bien independientemente de que
esa persona esté o no a nuestro lado?
Y para ello te invitaría a
que sigas estos 5 pasos:
1. Nota cuáles son los
pensamientos que aparecen en tu mente cuando te sientes mal.
¿Qué es lo que te dice tu mente?
Es posible que te diga cosas como: sin él o
ella no podré ser feliz, no soy lo suficientemente bueno/a, es muy difícil y
triste estar solo/a, necesito a alguien a mi lado para ser feliz, se ha ido con
alguien mejor que yo, que pensarán los demás de mí, no podré encontrar a otra
persona, hay algo malo conmigo por eso se ha ido…
Nota los pensamientos dolorosos y estresantes
que aparecen, pensamientos de los cuáles no somos muchas veces siquiera
conscientes. Cuando creemos pensamientos como estos, no es de sorprender que nos
sintamos como lo hacemos.
2. Cuestiona estos pensamientos
dolorosos y comprueba si son “verdaderos”.
Si te permites cuestionar la veracidad de lo que tu mente te dice, te darás
cuenta que en realidad, lo que te hace sufrir no es que la persona se haya ido
si no lo que tú crees que eso significa, la historia que te cuentas…
Pregúntate si es verdad, si puedes saber que es
verdad con “absoluta certeza” (y por favor responde con un simple sí o no…) que
sin él o ella no podrás ser
feliz, que no eres lo suficientemente bueno/a porque
tu pareja se ha ido, que es muy difícil y triste estar solo, que “necesitas” a
alguien a tu lado para ser feliz, que se ha ido con alguien “mejor” que tú,
que los demás pensarán mal de ti , que no podrás encontrar a otra persona, que
hay algo malo contigo por eso se ha ido…
Cuando no cuestionamos estos pensamientos y
“creemos” que son verdad sufrimos, la pasamos mal, y cuando no nos creemos estos
pensamientos o no tenemos estos pensamientos en nuestra mente estamos bien.
3. Haz la prueba, intenta ver
cómo sería tu vida sin esos pensamientos que te agobian…
Intenta imaginar (aunque al comienzo pueda serte difícil) cómo sería tu vida y
tu día a día si no pudieras tener esos pensamientos en tu cabeza, es muy
probable, que entonces estés en paz, y viviendo el momento relajadamente incluso
disfrutándolo…
Si esto se te hace difícil, nota cómo cambia tu
estado de ánimo y te entristeces o molestas cuando aparece cualquiera de estos
pensamientos en tu mente, y nota o recuerda cómo te sientes en aquellos momentos
en los que “te olvidas del tema” y estás pensando en otras cosas, o alguien te
llama por teléfono y te distraes, o simplemente por la razón que sea te has
olvidado por un momento de la ruptura…
¿Puedes ver cómo cambia tu vida y tu estado de
ánimo? ¿Puedes ver cómo tu estado de ánimo varía dependiendo de los pensamientos
que tengas en tu mente?
4. Busca las pruebas de cómo “lo
contrario” de lo que crees y te hace sufrir puede ser tan verdadero o más…
Y esto es clave, porque te ayudará a corroborar que lo que crees y te hace
sufrir no es verdadero… Si el pensamiento es que “sin él o ella no podré ser
feliz”, lo contrario sería “sin él o ella podré ser feliz” busca pruebas de
esto.
Aquí algunos ejemplos 1) no puedes saber el futuro y por consiguiente no
puedes saber cómo te sentirás más adelante 2) si antes de conocer a esa persona
no la necesitabas para ser feliz o estar bien ¿por qué no podrás serlo ahora? 3)
piensa en relaciones anteriores que hayan terminado y cómo pudiste volver a ser
feliz después de eso… o casos de personas cercanas que hayan vivido experiencias
similares y volvieron a ser felices después de una ruptura…
Busca tus propias pruebas. Cuando nos
permitimos ver lo que “en realidad” nos afecta y descubrimos que no es la otra
persona sino las historias que nos contamos de lo que estamos viviendo, podemos
ver que entonces sí podemos hacer algo al respecto, podemos trabajar y
cuestionar esos pensamientos que tanto dolor nos causan…
5. Y en lugar de pensar una y otra
vez en todo lo “negativo” que crees que significa que esta persona se haya ido,
te invito a que pienses en todas las razones por las cuales tu vida es
incluso mejor ahora gracias a esta experiencia.
Y aunque pueda parecer
difícil siquiera abrirnos a esta posibilidad o hacernos esta pregunta, si lo que
realmente quieres es estar bien, te recomiendo de corazón que reflexiones sobre
esto.
Nota lo que quizás hasta ahora no has
observado, ¿por qué, si Dios o el universo, (como quieras llamarlo) es “amable y
amoroso”, por qué habría elegido esta experiencia para ti?, ¿por qué tu vida, la
de quienes te rodean y el mundo “es mejor” gracias a esta experiencia?.
Haz la lista con calma, con el corazón abierto,
porque esto puede ayudarte mucho a recuperar tu bienestar.
Quizás puedas
“apreciar” que tendrás más tiempo para ti, que podrás retomar o empezar a hacer
cosas que te gustan y habías dejado de lado, que ya no tendrás quizás las
discusiones que tenías, podrás leer los libros que querías leer, ver los
programas que a ti te gustan, darte el tiempo y la atención que muy posiblemente
no te estabas dando, ponerte nuevamente en primer lugar…
¿Y de qué manera podría ser mejor la vida de
otros gracias a esto? Porque tu familia
y amigos podrán disfrutar más de tu
compañía ahora, porque tendrás más tiempo para los demás…
¿Y de qué manera el mundo será mejor gracias a
esto? Quizás tengas más tiempo para ser de servicio para otros, o puedas dedicar
más tiempo para desarrollar tu creatividad y ayudar con esto a otros.
Estos son
sólo algunos ejemplos, busca tú las razones que son válidas para ti, por más
sencillas que parezcan, date ese regalo.
Porque cuando vemos que aquello que parece tan terrible y negativo, no lo es,
entonces podemos recibirlo con aceptación e incluso con curiosidad y hasta
entusiasmo, y podemos ver que nuestra vida continua y que nuestra vida sin
pareja puede ser tan buena como nos lo permitamos…
Mientras más nos aferramos a algo que ya no es, más sufrimos… No podemos
controlar cómo actúan otras personas pero sí cómo nos sentimos al respecto… Como
decía Marco Aurelio, filósofo y emperador romano “Si te afliges por alguna
causa externa, no es ella lo que te importuna, sino el juicio que tú haces de
ella. Y borrar este juicio, de ti depende”.
La realidad es que en este momento esa persona ya no está a tu lado y puedes
vivirlo de dos maneras: con sufrimiento, dolor y resentimiento o puedes aceptar
y “amar” esta nueva etapa de tu vida, sacar lo mejor de ella, disfrutar de TU
compañía y apreciar los regalos que esta nueva experiencia te trae, ¿qué eliges?
Por Sandra Iozzelli
www.liberatuestres.com
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