En los primeros tiempos de las
computadoras personales nos hemos acostumbrado a
monitores de pequeñas dimensiones. Por mucho tiempo los modelos de 14 pulgadas
monocromáticos (verdes o ámbar) reinaron en el mundo de las computadoras
hogareñas.
Poco a poco, las computadoras con
monitor color fueron ganando importancia y se
expandieron a todos los hogares y oficinas.
Eran tiempos de modelos de tubo de
rayos catódicos (CRT) que ocupaban bastante lugar, especialmente por su caja
posterior. Luego llegó el momento en que los
LCD. Con sus pantallas superfinas
estos modelos suplantaron a los antiguos dispositivos de tubo.
Cabe señalar que además de los aspectos técnicos evidentes en el tipo de
pantalla, los monitores también han experimentado una gran evolución en otros
sentidos.
Los más notorios giran en torno a la delgadez en la profundidad y
también en sus dimensiones. Hoy en día es común encontrar modelos de 17”, 19”,
22” y hasta 23” o más.
En base a esta evolución es evidente que, en muchos casos, tenemos a muy corta
distancia una pantalla de gran tamaño y la pregunta que surge es ¿cómo afecta
esto a nuestra vista?
En este artículo analizaremos algunas soluciones y recomendaciones para ajustar
la configuración del monitor y lograr una mejor experiencia frente a la pantalla
de la PC.
Ajustes en el monitor
Algunos controles que se pueden ubicar con facilidad en todos los monitores son
los de brillo y contraste. Lo importante con estas opciones es regular que el
brillo no sea excesivo para nuestros ojos y también evitar llegar al otro
extremo donde el contenido de la pantalla queda demasiado oscuro, dificultando
la lectura y visualización de los elementos.
Es para tener muy en cuenta también la iluminación del lugar donde está ubicada
la computadora. No debemos permitir que la pantalla reciba luz directa (ya sea
desde una fuente artificial o natural).
Esto puedo afectar la correcta
visualización y, a su vez, nos puede causar molestias oculares. Los cambios
bruscos en la iluminación y las lámparas defectuosas, por ejemplo las que
parpadean con intermitencia, también pueden generar un efecto negativo.
Lo ideal es tratar de regular los focos de luz de modo tal que colaboren con
nuestras tareas, por ejemplos si necesitamos escribir o leer del papel, pero no
generen reflejos o zonas claras en la pantalla.
Muchos monitores de la actualidad ofrecen controles en pantalla, para regular
brillo contraste y, además, elegir entre opciones “preseteadas”, por ejemplo
para ver películas, trabajar con texto o disfrutar juegos.
Algunos modelos de monitor, o en notebooks de última generación, podremos
encontrar sensores de luz que tienen la capacidad de absorber la iluminación que
se encuentra en el ambiente y de esta manera detectar su nivel para ajustar de
una manera inteligente los parámetros de la pantalla del LCD.
Estos sensores, en
la mayoría de los modelos de notebook, pueden ser activados o desactivados con
gran facilidad mediante el teclado.
Entre las computadoras portátiles que
cuentan con estas características se destacan las de la familia Apple, entre
otros fabricantes que también han comenzado a incluir este tipo de funcionalidad
en sus equipos de uso profesional y hogareño.
Ajustes del monitor desde el software
Existen diversos programas que nos permiten regular las opciones de color,
brillo y contraste del monitor.
En la mayoría de los casos, junto al software que acompaña a nuestra placa de
video y los drivers se instala un programa que nos permite configurar estos
parámetros.
En ocasiones este programa se iniciará junto al sistema operativo y quedará en
la zona de alertas de la barra de tareas de Windows (abajo a la derecha). En
otros casos podrá encontrarse en el menú de inicio o dentro de las opciones del
Panel de Control (habitualmente en la categoría “Hardware y sonido”).
Si accedemos a esta opción, encontraremos diversas alternativas de ajuste, que
pueden variar dependiendo de las opciones que el fabricante haya incluido en el
software de la placa.
En conclusión
Todos los ajustes que podamos realizar y la correcta ambientación de las luces
harán que estemos más cómodos y con menos molestias frente al monitor, pero
también es importante tener presente algunos detalles más.
Es recomendable recordar que el monitor debe estar al menos a medio metro de
distancia de nosotros, aunque es recomendable que esté a una distancia un poco
mayor.
Si experimentamos dificultades con la visión puede ser recomendable
realizar una consulta oftalmológica, para evaluar si es necesario utilizar
lentes o bien ajustar el aumento de los que ya tenemos.
Los descansos son importantes cuando trabajamos de manera continúa frente al
monitor. Parar algunos minutos cada hora y relajar nuestra vista es una práctica
que nuestro cuerpo y especialmente nuestros ojos nos agradecerán mucho.
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