Como era
habitual, aquella tarde Ricardo se dispuso controlar los gastos del resumen
recién llegado de su tarjeta de crédito. Pero esta vez, el sobre le aguardaba
con una sorpresa. Una simple inspección ocular general dejó en evidencia algunos
gastos que Ricardo no reconocía. ¿Qué había pasado?
“Soy muy
cuidadoso a la hora de controlar los gastos de mi tarjeta de crédito”, explica
Ricardo “y algunos de los gastos eran un misterio para mí”.
Un llamado
telefónico a la entidad financiera emisora de la tarjeta de crédito fue el
puntapié inicial para un largo proceso de robo de identidad y fraude. En primer
lugar, Ricardo encontró unos cuantos miles de dólares de gastos fraudulentos en
su resumen de cuenta.
Él
cuestionó cada uno de estos cargos, pero, al mismo tiempo, los gastos
financieros seguían creciendo. Incluso encontró una compra a un dominio de
Internet detallada en su resumen. Ese dominio creaba un sitio Web que timaba a
las personas por cientos de miles de dólares.
“Algunas
personas, a través del sitio scam (sitio electrónico fraudulento), supieron cómo
encontrar el nombre del titular del sitio. Para empeorar las cosas, mi nombre y
número telefónico aparecieron en un directorio público, y ahora estoy recibiendo
amenazas de alguien que quiere romper mis piernas”, comenta Ricardo.
Ricardo
cree que los ladrones de identidad obtuvieron su información cuando respondió un
e-mail que le solicitaba actualizar los datos de su casilla de correo. La
petición parecía tan real que hasta un cliente cuidadoso como Ricardo respondió
con su información personal y financiera. Dichas estrategias de correo
electrónico son conocidas como “phishing”.
Crece el robo de identidad
Desafortunadamente, el phishing es un método de robo de identidad en franco
crecimiento. Los ladrones de identidad pueden tomar su información personal
desde su buzón de cartas o su casa, pueden robar su cartera o su billetera, o
engañarlo para obtener algún tipo de información personal. Cualquiera sea el
método, la única defensa es estar permanentemente en guardia.
El robo de
identidad es el delito no violento de mayor crecimiento. Ocurre cuando un ladrón
de identidad obtiene, de algún modo, piezas de información sobre su persona. El
ladrón, a continuación, utiliza esta información para cometer fraude o robar,
por supuesto, sin que usted lo sepa.
Este tipo
de ladrón utiliza un disfraz muy eficaz, ya que se disfraza de usted. Y lo peor:
la pista de la investigación recaerá sobre su persona.
¿Qué se
puede hacer ante el robo de identidad?
Un paso
necesario para la protección, en cualquier aspecto, es conocer bien al enemigo.
En este caso, es de vital importancia saber cómo ocurre el robo de identidad y
cómo los ladrones utilizan la información. Sólo así, usted podrá tomar los
recaudos necesarios para ponerse en guardia, y evitar que le pase lo mismo que a
Ricardo.
Como ocurre
con cualquier otro crimen, usted no puede predecir cuándo se convertirá en
víctima, pero puede minimizar los riesgos al conocer la articulación del delito.
Desde ya, el manejo cauteloso de su información personal será indispensable.
No
obstante, es probable que no se haya detenido a pensar en cuáles son sus maneras
habituales de proteger su identidad. ¿Cuáles de estos procedimientos le son
familiares?
-
Limita
el número de tarjetas de identificación (documentos, cédulas, etc.) que
lleva consigo.
-
Se
rehúsa a ofrecer información personal a través del teléfono al menos que
haya iniciado la llamada.
-
Destruye los resúmenes de la tarjeta de crédito, las solicitudes de crédito,
los comprobantes bancarios y las declaraciones financieras.
-
Le dice
a los organismos de crédito que no quiere recibir créditos no solicitados ni
ofertas de seguros.
-
Revisa
a menudo su tarjeta de crédito y otras declaraciones financieras.
-
Pide y
examina una copia de su historial de crédito.