Recuerde que usted se casó con su esposo/a por decisión propia, y no de forma
accidenta. Algo hubo entre ustedes, y ese algo de volver a salir a la
superficie.
Tenga en cuenta su propia responsabilidad en la
crisis de pareja. Los lazos
maritales nos enseñan cosas muy importantes sobre nosotros mismos, cosas que tal
vez no podríamos aprender si estaríamos solos o sin alguien a quien amar y
cuidar.
La
próxima vez que esté preparándose para librar la siguiente batalla, frene unos
minutos y pregúntese a si mismo, "¿Porqué esté conflicto me involucra a mí?"
"¿Qué podré sacar de beneficio al cabo de esta pelea?"
"¿Qué cosas me
corresponderían replantearme de mí mismo, que han contribuido a generar este
problema?" Hasta que no sepamos claramente esas respuestas, experimentaremos una
y otra ves estos mismos conflictos.
Hágase un tiempo para hablar con su pareja sobre el
matrimonio. Formule un
“calendario de matrimonio”. Fije, al principio del año, ciertas noches de
“actualización de pareja”, en las cuales podrían hacer originales salidas
juntos. Respete estas citas y trate siempre de encontrarle un sentido original a
las mismas. Sorpréndanse el uno otro y, por favor, no lleven allí a sus hijos.
Vuelva a conectarse con su pareja. Cada uno de ustedes puede hacer una lista de
diez cosas que se comprometerán a hacer para ayudar a mantener vivo el amor, y a
sentirse mutuamente cuidados. Luego, intercambien estas listas, y intercámbiense
uno de esos puntos por día.
Aumente las demostraciones del afecto. Abrácense y bésense más a menudo, y
traten de que alguno de estos momentos de amor marital puedan ser vistos por los
niños: todos se beneficiarán y sentirán mejor en la familia.