Cuando se mira a un hombre, gran parte de la observación que se hace de su
físico se concentra en los abdominales. Es cierto, también se presta atención a
los pectorales (el pecho) y los brazos, pero los músculos del
abdomen
son los que se llevan la mayor parte de las miradas.
Podemos preguntarle a cualquier mujer y ellas nos dirán que más allá de
cualquier otra zona que las atraiga particularmente, la zona que normalmente se
denomina panza y bajo vientre es una que siempre tiene que estar muy cuidada
para que el hombre les parezca realmente atractivo.
Seguramente estaremos pensando en este momento como podemos lograr tener unos
abdominales que resalten cuando tengamos que mostrarlos este verano en la playa.
A esto vamos a dedicarnos en este artículo, pero no solamente dando algunos
consejos para hacer ejercicios que nos permitan trabajarlos, sino también
agregando algunas explicaciones sobre la que normalmente no se habla tanto en
este tipo de nota, para que se pueda entender aunque sea un poco mejor como es
que se trabaja cada parte, por qué y que es lo que podemos y no podemos esperar
obtener como fruto de nuestros esfuerzos.
Porque, obviamente, tampoco es que todo es posible, por mucho esfuerzo que
hagamos.
Vayamos, entonces, directamente a ver los consejos y la información que tenemos
respecto al tema que nos preocupa.
Sintiendo el
bienestar
Hay algo más que es importante tener en cuenta cuando hablamos de los músculos
abdominales. Y es algo de lo que podemos darnos con bastante facilidad,
simplemente prestando un poco de atención a nuestro propio cuerpo.
¿Dónde se encuentran los músculos abdominales? ¿No se encuentran en la parte
central de nuestro físico? Por lo tanto, ¿no cumplen seguramente una importante
función?
La respuesta es sí, lo hacen. Los músculos abdominales soportan la mayor parte
del cuerpo, aguantan el peso, permiten que toda la estructura que nos conforma
pueda desarrollar sus diferentes movimientos de forma correcta, soportada por
los músculo centrales (abdominales, de la espalda y de la cintura).
Por lo tanto, si los músculos de esa zona se encuentran especialmente débiles o
tienen algún tipo de problema, esto repercute en el resto de la estructura,
pudiendo causar diferentes tipos de problemas físicos, de postura, dolores o en
el movimiento.
El dolor de espalda (principalmente en la parte más baja de la misma) es
comúnmente uno de los problemas que puede aparecer con mayor intensidad. Para
poder enfrentarlo, tenemos que fortalecer la zona media con la ejercitación y el
trabajo.
Como podemos ver, no estamos hablando ya de una cuestión puramente estética como
podía parecer en un principio, sino que hay una importante carga de salud y de
bienestar que la acompaña y que nos tiene que servir como el mayor aliciente
para decidirnos a realmente dedicarle todo el esfuerzo necesario a tener unos
abdominales en perfecta forma. Ya no tenemos un solo motivo, sino que tenemos
varios.
La genética
Lamentablemente, el ejercicio y el trabajo duro no son los únicos factores que
tenemos que tener en cuenta en lo que respecta a tener unos músculos abdominales
que se destaquen por sobre los de todo el resto de las personas en cualquier
playa o pileta.
También la naturaleza juega un papel importante (totalmente central, en
realidad, e imposible de dejar de lado) y en la mayor parte de los casos (y no
solo cuando hablamos de poner el cuerpo en forma) es imposible o, al menos,
extraordinariamente difícil lograr que esta modifique alguno de sus designios.
Tal vez nos estamos preguntando cómo es que la naturaleza se introduce en el
tema que nos interesa tratar en este momento. La respuesta es en realidad muy
simple: lo hace de la misma manera que se introduce en la mayor parte de nuestra
vida, al menos en lo que respecta al estado físico de nuestro cuerpo, a través
de la genética.
La genética determina prácticamente la totalidad de las características de
nuestro cuerpo, y esto también incluye las formas en que este reacciona ante los
estímulos externos y ante lo que nosotros hacemos con él. Por lo tanto, también
determina de que maneras nuestro cuerpo acepta la ejercitación y se ve
modificado por ella.
Esto quiere decir, claramente, que más allá de que tengamos una gran rutina de
ejercicios abdominales, que para otra persona sea altamente efectiva, si
nuestros genes tienen otros planes para nosotros, todo se nos hará un poco más
complicado, necesitaremos trabajar más.
Es muy simple: no podemos pretender aquello que nuestro cuerpo no puede darnos.
Desear lo imposible no sólo es inútil, sino que también nos termina resultando
totalmente contraproducente, ya que nos lleva a desanimarnos porque nunca
obtenemos los resultados que estamos persiguiendo.
A lo que tenemos que apuntar es a obtener lo mejor posible que nuestras propias
características genéticas nos permite obtener. A esto podemos apuntar y esto es
lo que vamos a lograr.
Igualmente nada de esto quiere decir que no tenemos que tratar de tener la mejor
rutina de abdominales posible. Simplemente quiere decir que ya que la naturaleza
no parece haber tenido ganas de darnos el cuerpo de un modelo publicitario,
tenemos que esforzarnos dirigiéndonos en la dirección correcta para poder tener
el mejor cuerpo posible, sin tratar en ningún momento de dejar de ser nosotros
mismos, con todo lo que esto implique.
Los alimentos que
engordan
Seguramente querremos hacernos el proceso de lograr un cuerpo acorde con
nuestros deseos lo más sencillo posible. Para esto, hay otras cosas que tenemos
que tener en cuenta, otras cosas de las que debemos cuidarnos. O sea, no es tan
solo el trabajo físico, la ejercitación, el área en que necesitamos prestar
atención.
Ni tampoco es el aspecto genético el único a tener en cuenta. Hay otras áreas,
algunas muy importantes, en las cuales tendremos que hacer esfuerzo y
sacrificios, para poder lograr que todo ese sacrificio (ya que, por mucho que
nos guste ir al gimnasio, siempre hay alguna cantidad del mismo) que estamos
haciendo mediante la actividad física no se vuelva totalmente inútil. O que, aun
mejor, sea cien por cien efectivo.
Como podemos estar imaginándonos (y sin por esto estar haciendo un gran esfuerzo
con la mente) nos estamos refiriendo a la dieta, a que es lo que comemos y de
que forma lo hacemos.
La dieta, cuando nos proponemos alcanzar un objetivo (como es en este caso el
llegar a tener unos abdominales notables), tiene que ser acorde con las
actividades que desarrollamos, pero también con las necesidades que el cuerpo
pueda tener. Y también debe seguir una selección lógica, para ayudarnos en el
trabajo y no ir en contra de éste.
Si no cambiamos nuestra dieta, por mucho trabajo de ejercitación que hagamos,
nunca lograremos estar realmente en la forma física que estamos buscando. Es
inútil trabajar y trabajar, solamente lograremos deprimirnos por no poder lograr
nuestros objetivos.
Lo segundo en importancia, entonces, en el momento de entrar en ritmo de
entrenamiento, es poder encontrar una dieta baja en grasas que potencie lo que
estamos haciendo y permita al cuerpo perder peso (de ser necesario) y modelarse
de forma natural.
Lo mejor es siempre consultar a un especialista en nutrición para que nos
prepare especialmente un listado de comidas acorde a nuestras características
físicas y genéticas. No existen dos personas que sean iguales, por lo tanto cada
régimen alimentario debe adecuarse a la forma particular de cada persona.
Igualmente, habiendo dicho esto, podemos dar un par de consejos rápidos para
eliminar algunos hábitos que seguramente tenemos:
–
Eliminar todas las grasas innecesarias de nuestra alimentación.
–
Reducir tanto como sea posible el ingreso en el organismo de carbohidratos.
–
No consumir durante la noche alimentos altos en carbohidratos, aun si no hemos
consumido las dosis permitidas a lo largo del día. Ejemplos de alimentos altos
en carbohidratos son el pan y las pastas.
Otro detalle que vale la pena marcar es que si estamos sufriendo de un exceso de
peso es muy probable que no notemos el efecto que esta teniendo el ejercicio
sobre nuestro cuerpo. Hay que pensar que la capa de grasa se encuentra por sobre
los músculo. Por lo tanto, tapa los abdominales y no nos permite que los veamos
exteriormente.
La rutina de ejercicios, si es llevada a cabo con dedicación y de la forma
correcta (en cuanto a cantidad de repeticiones, número de series, tipos de
ejercicios) sin lugar a dudas va a tener los efectos que estamos deseando, va a
marcar los músculos abdominales, los va a hacer mucho más definidos y los va a
endurecer.
Por supuesto, si esto sucede, pero no podemos apreciarlo desde el exterior,
entonces seguramente nos sentiremos un poco desilusionados, para decirlo de una
forma suave. O sea, estaremos obteniendo el beneficio en cuanto al aspecto de la
salud, pero perderemos el otro aspecto, el de vernos como queremos vernos.
Por otro lado, tampoco es saludable tener exceso de peso, por lo cual todo
apunta a que perder peso es la clave.
Cuando la capa de grasa desaparezca finalmente, gracias a la alimentación
adecuada y los ejercicios cardiovasculares, entonces si podremos notar como
nuestros abdominales están marcados y endurecidos.
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