La
mayor parte de las personas entra en pánico ante la idea de una cita. Salvo
cuando se trata de salir con una persona con la que ya hemos estado saliendo por
algún tiempo, en general todos sentimos que todo puede salir mal, que la otra
persona va a odiarnos, que no hay forma de que le gustemos y que sólo podemos
esperar a que ocurra el desastre.
Y
cuando de una primer cita se trata, del primer momento de conocer con una poco más
de profundidad a la otra persona (si es que ya nos hemos conocido por algún
tiempo antes de decidirnos a salir) o verla por primera vez (en el caso del
pantanoso área de las citas a ciegas) todos estos temores sólo pueden
magnificarse hasta llegar a niveles inconmensurables.
A
favor de las primeras citas y de los trastornos nerviosos que ocasionan, hay que
decir que por lo menos no discriminan y hacen el mismo estrago en hombres que en
mujeres, sin importar la edad ni la religión (aunque haya en la sociedad cierta
idea de que los hombres pueden temer más a la primer cita, de que sienten más
que tienen que probarse que las mujeres).
Por supuesto, la auto-estima juega un papel fundamental, y hay personas que
saldrán mucho mejor paradas de los días previos a la cita que otras que
terminaran de cama, pero en general podemos decir que todos sufren aunque sea de
un poco de nervios.
Igual,
por supuesto, estamos exagerando. Una primer cita no es algo tan terrible, y de
ninguna forma es algo que debería ser temido como si del fin del mundo se
tratase. Es más, todo lo contrario, una primer cita es la oportunidad de
conocer a una persona con más profundidad, de pasar un momento maravilloso, de
divertirnos mucho y, por que no, tal vez de empezar una relación más seria.
Pero
más allá de la exageración que hemos hecho con fines casi humorísticos, los
nervios existen, eso no se puede negar. Y la mejor forma de superar los nervios
es prepararnos, asegurándonos que nada pueda salir mal.
Ahora
bien, supongamos que hemos logrado la cita con persona que deseamos conocer. Lo
más seguro es que no queramos dejar nada librado al azar, de que queramos dejar
la mejor impresión posible en nuestra pareja, para que podamos repetirlo. Para
evitar los nervios, entonces, debemos tomar en cuenta múltiples factores en la
preparación, que aseguren que no se pueda fallar en anda durante la noche mágica.
Acá
están, entonces, esos consejos (muy simples y que no requieren de un gran gasto
ni de dinero ni de esfuerzo o planificación) que pueden asegurarnos un momento
inmejorable y una segunda cita aun mejor.
Ser
Uno Mismo
Este
es el consejo más básico, que hemos escuchado hasta el hartazgo en seminarios
de autoayuda, en la televisión y en boca de todas nuestras estrellas de rock
favoritas. Pero también parece ser el consejo más ignorado por la mayor parte
de la gente, que se mata por crearse una imagen fascinante y mantenerla durante
toda la velada. Lamentablemente, debemos decirle a toda esa gente que eso no
funciona.
La
gente que no puede actuar siguiendo su propia personalidad durante una primera
cita tiene la mitad de la batalla perdida. Actuar como uno actúa normalmente es
demostrar que uno se tiene respeto, que se siente cómodo consigo mismo; lo
contrario es suponer que uno no es lo suficientemente interesante, apuesto,
atractivo, gracioso o inteligente. Y la persona con la que estamos saliendo lo
va a percibir y reaccionara sobre la base de esto.
Aparte,
hay algo que es fundamental: no se puede vivir una mentira. Supongamos que actuásemos
de una forma totalmente distinta, imitando cada movimiento y frase de James Bond,
y con esto lográsemos empezar una relación con la otra persona, ¿cuánto
tiempo podríamos mantenerla? ¿Cuánto tardaríamos en mostrar como somos
realmente?
Y, ¿qué pasaría cuando se nos cayese la máscara? Aparte, ¿qué placer nos
daría tener una relación con una persona que piensa que somos personas
totalmente distintas de lo que en realidad somos? Absolutamente ninguno. Lo
admitamos o no, todos queremos encontrar a una persona que nos quiera por lo que
somos. Pequeñas concesiones se hacen en la pareja, pero cambiar la personalidad
es demasiado grande.
En
conclusión, presentarnos exactamente como somos es la única opción lógica.
La otra persona puede sentirse interesada o no por nosotros, puede gustar de lo
que ve y escucha o no, pero no se puede actuar un personaje, porque eso no es el
camino a lograr una relación un poco más seria.
Respeto
Por Uno Mismo
Como
decíamos en algún momento del punto anterior, para poder ser una buena cita
para otra persona, es vital que nos respetemos a nosotros mismos, que nos
amemos. Una persona que se tiene a sí misma en alta estima, que se respeta y se
quiere, es una persona mucho más atractiva para quien salga con ella.
Si,
por el otro lado, nos sentimos mal con nosotros mismos, no nos respetamos y
odiamos como nos vemos o como actuamos, la otra persona lo percibirá sin lugar
a dudas y sus sentimientos con toda seguridad se dirigirán en esa dirección.
Nadie nos va a querer si no nos queremos nosotros mismos.
El
amor por uno mismo atrae más amor. Esto es así y es indiscutible. La
personalidad segura brinda seguridad y atrae a la gente, lo cual luego redunda
en más seguridad. Es un circulo.
Visualización
¡Debemos
usar el ojo de la mente! ¿Qué es el ojo de la mente? Nos referimos al poder de
la visualización, de imaginar lo que va a ocurrir durante la cita y como vamos
a actuar.
Debemos
empezar a hacerlo desde días antes de que la cita tenga lugar, durante toda la
semana. Simplemente nos imaginamos como va a resultar todo, que vamos a hacer,
como nos vamos a sentar, a hablar y a comportar, con cuanta confidencia, con
cuanta seguridad, con que sonrisa calma y sin demostrar nerviosismo en ningún
momento.
Por
supuesto, siempre imaginémonos como actuamos con tranquilidad y de la forma
correcta. No es cuestión de dejar volar la imaginación libremente, porque si
lo hacemos lo más probable es que empecemos a imaginarnos, desastre tras
desastre, las mil y una formas en que
nuestra cita puede terminar con nosotros llorando en el auto y nuestra pareja en
su casa llamando a un ex-novio.
La
visualización que debemos hacer se debe concentrar en vernos a nosotros mismos
durante la cita, sentándonos con calma en la mesa, pidiendo la comida,
charlando, siempre seguros de nosotros mismos, bien presentados y atractivos.
Debemos hacer una visualización tan completa como sea posible.
¡Debemos sentir realmente que estamos en el lugar y que estamos viviendo el
momento tan esperado! Imaginemos como nos reímos ante un chiste, como hacemos
un comentario ingenioso, como sonreímos irradiando paz y seguridad.
Esto
lo debemos practicar tanto como sea posible, todo el tiempo, en el trabajo, en
la calle, en nuestra casa, donde y cuando sea. Debemos hacerlo hasta que
sintamos que es real y que es exactamente como va a ocurrir.
La
Lista
Todos,
absolutamente todos nosotros tenemos cualidades positivas. Muchas. Deberíamos
ser conscientes de esto pero, en general, somos mucho más conscientes de
aquellas cualidades que nos juegan en contra, de nuestros puntos más negativos.
Esto esta bien, pero no debemos dejar nunca que el conocer nuestros puntos
flacos nos impida saber en que formas nos destacamos y que es lo mejor que
tenemos.
Cuando
estamos en una cita, es aun más importante ser conscientes de estos puntos
favorables. Entonces, unos días antes del gran momento debemos prepararnos una
lista en un pedazo de papel, donde podamos escribir todas nuestras cualidades,
todo aquello que nos hace especial.
Esto puede incluir tanto puntos de nuestra personalidad como cosas de nuestra
vida. ¿Somos inteligentes? ¿Sabemos hacer reír a la gente? ¿Tenemos un
empleo interesante? ¿Nos destacamos en algún área artística en particular?
¿Nuestro pelo se ve perfecto? Todo esto debe ir a nuestra lista de virtudes.
Una
vez que tenemos la lista armada, debemos tomarnos el trabajo de leerla cada día
unas cuantas veces. Debemos no sólo conocer esas virtudes, sino estar
totalmente embebidos de ellas, saberlas como nuestras y no dudar nunca de que
las poseemos. Es la mejor forma de demostrarlas abiertamente cuando estemos en
el primer encuentro con nuestra pareja.
Por
otro lado, el saber que es lo bueno dentro de nosotros va a ayudar a que nos
sintamos mucho más confiados durante la cita, y, como dijimos en los puntos
anteriores, eso se nota y la gente reacciona sobre la base de esto. Además,
estos puntos buenos tapan alguna deficiencia que podemos sentir que tenemos y de
la que estamos especialmente conscientes.
La
Excesiva Publicidad Es Mala
Hay
gente que comete el error de suponer que la forma para impresionar a la otra
persona es contándole todos sus logros y hablándole de todos sus puntos
positivos. Esto es un grave error.
Como
dijimos, debemos ser conscientes de las cualidades que tenemos, pero no debemos
arrojárselas en la cara a nuestra pareja a cada oportunidad. Es más, no
debemos hacerlo ni siquiera una vez. No estamos haciendo una propaganda con
nosotros mismos como producto, sino que estamos compartiendo una cena (o lo que
hayamos decidido hacer) con una persona a la que encontramos interesante y
atractiva.
Por lo tanto, no necesitamos hacernos publicidad de lo buenos que somos como
personas, de cómo somos amados por todos nuestros compañeros de trabajo o de cómo
somos una de las personas más graciosas del mundo. La otra persona debe darse
cuenta de estas cualidades por sí misma. Nosotros simplemente las pondremos en
juego y nuestra pareja seguramente las notara.
Convierte
Los Defectos En Algo Positivo
Esto
puede parecer una contradicción, pero no lo es tanto. Es simplemente el poder
de pensar positivamente y de lograr que los demás nos vean tan buenos como
somos. Si nuestros defectos no son algo importante (como seguramente no lo son),
una persona normal probablemente los pasara por alto cuando descubra todas las
cualidades que tengamos.
La
verdad es que en general las virtudes tienen más peso que los defectos, salvo
que estos últimos sean muy grandes.
Supongamos
que tenemos unos pocos kilos de más. Es muy probable que alguna gente nos
considere más sexies por que no nos preocupamos excesivamente por nuestro
cuerpo o que nos considere más agradables o más reales porque no luchamos por
tener un físico perfecto.
Tratemos
de encontrar la forma de mostrar cualquier defecto pequeño que tengamos como si
en realidad se tratase de una virtud.
¿Cuáles
Son Nuestras Expectativas?
Así
como suponemos que la otra persona va a tener expectativas sobre nosotros y
estuvimos hablando de cómo cumplirlas sin dejar de lado el ser nosotros mismos,
la verdad es que debemos admitir que antes de una cita nosotros también tenemos
expectativas.
Y
así como nosotros queremos ser queridos por lo que somos, lo mismo sucede sin
lugar a dudas con la otra persona. Por lo tanto, tampoco deberíamos tener
expectativas fuera de lugar con respecto a ella o él. No podemos esperar que
sea una supermodelo o actuar como si no existiese porque no luce como Brad Pitt.
Siempre debemos ser realistas y ver que la otra persona, exactamente como
nosotros mismos, es un ser humano, con falencias y cualidades positivas, y que
esta pasando por el mismo momento que estamos pasando nosotros.
No
pidamos más de lo razonable de la otra persona, no queramos forzarla a ser algo
que no es o a actuar de una forma que no le corresponde, de la misma forma en
que no queremos que eso se nos exija a nosotros.
Los
Estereotipos No Existen
Mucha
gente tiene una costumbre absolutamente horrible y que debería ser evitada a
toda costa: encasillan a las personas, sienten la necesidad de ponerle una
etiqueta con un nombre y una clasificación a toda persona que ven, se manejan
por estereotipos.
Si
bien esto es algo espantoso en cualquier situación, porque reduce a la gente a
simples figuras sociales y olvida que en realidad cada ser humano es distinto y
especial, y por lo tanto actúa de una forma individual y tiene gustos e ideas
propias; en la situación social particular que representa una primer cita esto
es todavía peor. Por varios motivos.
Por
un lado, pensemos que el convertir a una persona en un estereotipo y pensar que
todas las rubias son tontas, que los hombres sólo piensan en sexo o cualquier
cosa por el estilo es una verdadera idiotez, que puede evitar que conozcamos con
profundidad al ser humano con el que estamos, porque morimos con las
convicciones que nos dan los preconceptos.
Debemos
olvidarnos de estas ideas antiguas y estúpidas, deshacernos de ellas y
arrojarlas a la basura antes de empezar nuestra cita. La persona enfrente
nuestro es un ser humano, y como tal no actúa en la misma forma que todos
aquellos que tienen su mismo color de pelo o su misma contextura física, sino
que tiene distintos gustos e idea. Y lo más entretenido de la cita es,
justamente, conocer estas características particulares, entenderlas y
descubrirlas.
Por
otro lado, también pensemos que a nadie le gusta ser tratado como un
estereotipo, ser encasillado por una persona que supuestamente esta interesado
en nosotros pero que no parece poder tomarse el tiempo para descubrir como somos
realmente. Este es un camino seguro al fracaso de la cita y a no vernos nunca más
con nuestra pareja de esa noche.
Y
tampoco nos gustaría que nos tratasen de esta forma a nosotros, y la mejor
forma de evitar cualquier comportamiento molesto sobre nosotros es no infligirlo
sobre los demás. Esto es parte del camino al éxito.
La
Presión Es Una Enemiga
La
presión aparece en una cita, principalmente en la forma de la necesidad de
gustar al otro. Es imposible que no exista, no hay forma de que la anulemos
totalmente. Pero si debemos hacer todos los esfuerzos posibles para minimizarla
tanto como podamos.
Hay
algo que debemos tener en cuenta: estamos en una cita, saliendo con una persona
con la que esperamos tener algún tipo de relación, una persona con la que nos
gustaría llegar a un buen puerto, por decirlo de alguna forma. Esto no quiere
decir que estemos buscando una persona para casarnos. Es más, puede ser que sólo
lleguemos a una amistad. Esto también seria un éxito.
Por
lo tanto, no debemos tratar el encuentro como si de una entrevista de trabajo se
tratase. Tratemos de hacerlo lo más relajado posible.
Cumplidos
Un
cumplido puede ser una buena forma de romper el hielo con la otra persona. Pero
muchas personas entienden mal este consejo y suponen que hacer un cumplido
incluye mostrarse como si estuviésemos en celo, babeando sobre nuestra pareja.
No, eso no es lo que hay que hacer. Los comentarios excesivamente personales
pueden ser intimidantes. Es mejor que el cumplido sea un poco más amplio, más
light, algo referido al buen gusto de la otra persona para elegir la ropa o el
lugar donde van a comer, por ejemplo.
No
Al Sexo
Por
supuesto, no hablamos del no al sexo en la vida en general, sino que no es una
buena idea pensar en tener sexo en la primera cita. No importa si somos hombres
o mujeres, ir a una cita pensando que vamos a terminar haciendo el amor no es
una actitud correcta.
Por
otro lado, podríamos decir que el sexo en la primer cita no es un buen síntoma
y, principalmente, no es un buen signo para la forma en que va a continuar la
relación.
¿Por qué? Bien, porque el sexo tan rápido suele traer muchas complicaciones,
suele hacer que las relaciones se vuelvan incomodas, difíciles de manejar, con
ninguna de las dos partes muy seguras de que tipo de relación tiene con la
otra, donde están parados ni cuanto significan en realidad para la otra
persona. Genera muchas expectativas que es muy probable que luego no deseemos
llenar.
Es mejor esperar un poco y que la relación se haya desarrollado al menos un
poco, que sea menos confusa y comprendamos un poco mejor que nos une para
empezar a pensar en el sexo.
Y,
por supuesto, en esta época de enfermedades de trasmisión sexual, conocer a
nuestra pareja un poco mejor es la mejor forma de cuidarnos.
El
Rechazo Es Una Posibilidad
Esto
es algo que tenemos que aceptar, aunque nos duela. Por más que nos esforcemos,
que sigamos todos estos consejos, que seamos absolutamente simpáticos,
agradables, que nos aparezcamos con nuestras mejores ropas, luciendo lo mejor
que podemos y con las mejores ideas para una cita perfecta; es siempre una
posibilidad (más alta o más baja dependiendo de las personas involucradas) que
la cita simplemente no funcione, que a la otra persona nada de esto le alcance
para sentirse interesada por nosotros o que simplemente no haya ningún tipo de
atracción.
A
veces funciona, a veces no. Es una ley de la vida y no se puede hacer nada al
respecto. Todos han sido rechazados alguna vez, desde las más grandes estrellas
de cine hasta la más humilde de las personas. Es inevitable y no es el fin de
la vida de nadie. Después del rechazo, la vida sigue y siempre hay más
posibilidades de encontrar a alguien especial.
Si
somos conscientes de esto, si aun antes de salir con la otra persona entendemos
que el rechazo es una posibilidad (y que esto no significa que la otra persona
es mala, nos odia o tiene un problema personal con nosotros, sólo que no hubo
química), nos dolerá menos un posible rechazo. No es que debemos ir
mentalizado con que no va a funcionar, sólo debemos estar concientizados de que
es una de las posibilidades.
Después De La Cita
Así
como tenemos que estar preparados al rechazo, también debemos luego hacer un análisis
de la cita, sacarnos la presión de sí hicimos una buena impresión o no, de si
le gustamos o no a nuestra pareja y de si las cosas salieron bien o no, para
concentrarnos en que sentimos nosotros con respecto a la cita, que nos pareció
la otra persona, si nos gusto o no realmente.
Nos alejamos un poco de las pasiones del momento y analizamos si nos gustaría
volver a ver a la otra persona o no.
¿Cuáles son los puntos a favor y cuales en contra? ¿Podría ser nuestra
pareja? ¿Tal vez sólo una amistad? ¿Nos disgustaría volver a verla? Como
sea, en base a lo que veamos en este caso y a lo que le pasa a la otra persona,
habrá una segunda cita o no.
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