El invierno, sinónimo
de frío, es un incentivo para quienes se sienten atraídos por la majestuosidad
de la
nieve. Los paradores que invitan a los turistas a disfrutar de estos
paisajes naturales, ofrecen todas las comodidades y servicios para sus
visitantes.
Sin embargo, el
peligro que el esquiador corre al practicar su deporte, está relacionado con su
preparación personal y los cuidados que tenga en su preparación.
Si bien los accidentes
en las áreas invernales han disminuido en casi 50% desde 1970 hasta nuestros días,
las asociaciones de esquiadores de los Estados Unidos y zonas de Europa, han
lanzado un plan de concientización entre sus adeptos, destinado a disminuir aun
mas, este peligro.
Es imprescindible, que
quien vaya a esquiar a una pista natural, tenga conciencia de su estado físico,
antes de lanzarse. Además, se deberá contar con un equipo adecuado no sólo
para las condiciones de la pista, sino también para las exigencias de su propio
cuerpo.
Este traje deberá ser
indefectiblemente, resistente al agua y al viento, de otra forma se estará
corriendo un peligro muy grande.
Y que además soporte diferentes factores de
modificación, normales durante la practica de este deporte, como ser los
cambios de temperatura, la absorción del sudor, y el secado rápido que permita
la permanencia del calor en el cuerpo.
Como parte de la
vestimenta protectora, se deberá incluir un gorro, guantes y lentes de sol, que
contrariamente a lo que muchos piensan, no es un elemento de decoración o
alternativo. Los estudios corporales de personas que practican el esquí, han
comprobado que el 60 % del calor que el cuerpo pierde, sale por la cabeza.
Los días nublados, no
son menos peligrosos que los soleados en la irradiación de rayos ultravioletas.
La utilización de protector solar es indispensable para evitar las erupciones y
ampollas en la piel, como así también el mareo y la pérdida del conocimiento que
pueden suceder durante la estadía en la montaña.
Los mas expertos
esquiadores pierden sin darse cuenta, parte de sus habilidades y agilidad, tras
un par de años sin practicar. Téngalo en cuenta y no deje de tomar alguna
clase con un instructor para refrescar su memoria.
Mantenga siempre la
atención y cuide los desniveles y fallas del terreno, aplique todo su potencial
y tenga cuidado en todo momento. Y si considera que las condiciones son
demasiado complicadas, no arriesgue, siempre es mejor saber por dónde se esquía.
En general las sorpresas en estos casos, no son gratas.
Si considera que no está
preparado, retire su equipo y baje la pista caminando por uno de los laterales.
Antes de largarse a la
pista, haga un calentamiento previo, para adaptar sus músculos al movimiento y
a la exigencia de concentración. También es imprescindible tomar mucho agua
para evitar la deshidratación, y disminuir al mínimo la cantidad de alcohol.