Más tiempo y recursos para elegir una profesión
Alrededor de los 40 años, una persona se halla lo suficientemente madura y con
bastante experiencia como para decidir claramente cuáles serán sus objetivos en
la segunda mitad de su vida y cómo los desarrollará con la carrera que decida
emprender.
En una primera etapa de investigación, habrá que observar qué ofrece el
mercado
y ver claramente si se ha encontrado exactamente la actividad a la cual se desea
dedicarse, sin que este proceso implique una decisión final
Entonces habrá que
buscar la mayor cantidad de información posible sobre la materia que se desea
estudiar y esta información deberá incluir también la oferta educativa
universitaria y terciaria, carreras conocidas y nuevas, su temática, el título
que otorgan, la duración de los estudios y el campo con que cuenta la actividad
elegida en el mercado laboral.
También es importante hacer un relevamiento de
las instituciones estatales y privadas que dictan la carrera elegida y por
supuesto, sobre la oferta laboral existente y la eventual demanda en el país y
en el exterior.
Otro punto importante a considerar son los costos de matrícula, cuotas y
gastos
en libros y apuntes que insumirá la carrera elegida; sin embargo, este es un
tema que después de los 40 años puede manejarse con más soltura dado que
probablemente se cuente con más recursos económicos para invertir en el estudio
de una nueva profesión.
Carreras cortas, una nueva alternativa
Finalmente, es imprescindible analizar si la carrera o profesión seleccionada
congenia con los intereses personales, gustos y habilidades, y si se está
dispuesto a invertir nuevo tiempo y esfuerzo en ella.
Existen muchas opciones de
nuevas carreras o las denominadas “carreras cortas”, que proponen excelentes
programas de estudios y un desarrollo no demasiado largo para graduarse.
Algunos
ejemplos de estas profesiones son: Acompañante Terapéutico, Agente de viajes y
turismo, Asesor de imagen corporativa, Bibliotecario, Chef internacional,
Counseling, Cosmiatra, Crítico cinematográfico, Diseñador de parques y jardines,
Grafólogo, Técnico en hemoterapia, Instrumentista, Psicomotricista, Organizador
de eventos, Óptico, Psicólogo social, Vestuarista, Visitador médico, Profesor de
yoga, y muchas más dentro de un abanico de profesiones tan diversas como
atractivas.
Una nueva vocación… ¿por qué no?
Con la vocación se nace…Es común creer que la vocación es algo innato. Esto no
es cierto, no se nace para ser médico, publicista, contador o ingeniero. En todo
caso se nace con algunas potencialidades que pueden desarrollarse o no, pero, en
definitiva, la vocación se va construyendo a lo largo de la vida, con la
historia personal, los intereses, aptitudes, valores y expectativas.
De allí que
para poder definir la vocación, es importante interrogarse y conocerse.
Y este
proceso puede definirse con mayor determinación cuando ya ha transcurrido un
primer ciclo de la experiencia laboral y se acerca el comienzo del segundo,
alrededor de los 40 años de una persona.
La
vocación en esta etapa de la vida
puede ser reveladora y despertar estímulos y preferencias que hasta el momento
no se habían explorado.
Quizás coincida con la carrera elegida en la primera
juventud y se pueda profundizar esta profesión a través de un estudio superior,
como el caso del MBA (máster).
O tal vez se descubra una nueva inclinación hacia
otras materias y se decida embarcarse en el desarrollo de una carrera totalmente
diferente a la primera que ya se ha realizado.
En cualquier caso, lo importante es tener la actitud y el deseo de comenzar un
nuevo ciclo de estudios o perfeccionamientos más allá de los 40 años, con la
convicción de que se cuenta aún con toda la energía necesaria y mucha
experiencia al servicio de la consecución de nuevos objetivos y horizontes
laborales.
No
esperes que la suerte golpee a tu puerta y diga: “Tengo un trabajo para
ofrecerte; uno que te hará sentir feliz y completo”. Tú puedes (y debes)
organizar el futuro de tu carrera profesional. Este
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Carrera Profesional te ayudará a lograrlo.