Hace casi 100 años, Sigmund Freud descubrió que no solo nuestra conciencia podía resolver nuestros problemas, sino que de hecho muchas veces era necesario darle un lugar al inconsciente. Hoy en día, Edward de Bono propone ejercicios para lograrlo
Edward de Bono es un reconocido “gurú” de la
creatividad, que tiene un gran número de libros y trabajos escritos con
indicaciones y técnicas para ser más creativos.
Una de ellas, es el método de “palabras al azar”, una
poderosa técnica de pensamiento lateral que es además muy fácil de poner en
práctica. De hecho, es una de las más sencillas de todas sus técnicas de
creatividad, y es en efecto extensamente utilizada por gente que necesita crear
ideas nuevas para diversos tipos de cuestiones, como publicidades, productos,
resoluciones de conflictos, etc.
Los acontecimientos fortuitos permiten que nosotros
utilicemos nuestro patrón de pensamiento existente para aplicarlo desde un
punto diferente. Las asociaciones de palabras, aplicadas a una nueva situación,
fuera de contexto, podrían generar nuevas conexiones en nuestra mente,
produciendo a menudo un efecto instantáneo de creatividad, penetración,
intuición o descubrimiento, que nos sería útil para resolver problemas
concretos, a los cuales no les hemos encontrado solución.
Estimulando la creatividad
Se dice que Newton gestó su teoría de la gravedad con un
acontecimiento fortuito, cuando una manzana pegó contra si cabeza, al sentarse
debajo de un manzano. Pero no es necesario sentarse debajo árboles y esperar
que caigan manzanas, ya que es posible levantarse y sacudir el árbol… es
decir, producir nuestros propios eventos imprevistos.
El azar puede provenir en palabras o imágenes. Cinco modos
de obtener estos elementos por azar, serían, por ejemplo:
1. Llenar una bolsa repleta de cientos de de palabras o imágenes
en papeles pequeños. Se deben cerrar los ojos, y sacar un papel con una mano.
2. Abrir un diccionario, diario, o revista en una página al
azar y escoger una palabra o imagen.
3. Utilizar un buscador de Internet para abrir páginas al
azar, viendo allí las palabras o imágenes que aparecen.
4. Componer su propia lista de 60 palabras. Luego, mire su
reloj y tome nota de los segundos. Utilice este número para elegir la palabra.
5. Prender el televisor y anotar la primera palabra o imagen
que escuche o vea.
Nota:
Recuerde que es muy importante que utilice la primera palabra que encuentre, y
no la que más le gustaría.
Una vez que haya escogido la palabra, realice una lista con
sus atribuciones o asociaciones hacia la palabra. Entonces, aplique cada uno de
esos ítems en su lista y fíjese como se aplican al problema que tiene en mano.
Esto funcionará porque el cerebro es un sistema auto
organizando, muy bueno para hacer conexiones. Sucede que casi cualquier palabra
del azar estimulará otras ideas en la persona, por lo que siempre se deben
seguir las asociaciones y funciones de la palabra o imagen de estímulo, así
como también utilizar otros aspectos de las mismas, como su aplicación como
metáforas.
Si todavía tiene dudas de su funcionamiento y efectividad,
le proponemos que practique estos ejercicios:
a. Tiene que saber como solucionar el problema que tiene con
su vecino, en relación al árbol que el le pide que saque pero usted desea
mantener. La palabra al azar que ha encontrado es nudo.
b. Necesita contarle un cuento a su hijo a la hora de
acostarse. Su palabra al azar es auto.
El propio oráculo, otra arma de creatividad
Según señalan los expertos, los oráculos de varias
culturas también eran muy útiles para estimular la imaginación. Los antiguos
griegos utilizaban las ambiguas predicciones de Oráculo Délfica, mientras que
el Chino fue utilizado por el I Ching. De la misma forma, los egipcios
consultaban el Tarot, los escandinavos usaban las Runas y los indios
norteamericanos la Rueda de la Medicina.
El propósito de estos oráculos no era tanto el de predecir
el futuro, como si ayudar a sus usuarios a tener una mayor penetración en sus
propias mentes.
Usted
puede crear su propio oráculo haciendo estas tres cosas:
1. Haga una pregunta sobre su problema. Esto enfocará su
pensamiento. Tal vez debería escribir su pregunta para focalizar bien su atención.
2. Genere una información al azar. Para esto podría
recortar fotos y notas parecidas en revistas y folletos (las fotos sin textos
son especialmente buenas), y hacer una “mazo” para luego seleccionar al
azar. Que la selección sea al azar es muy importante, pues el hecho de que sea
imprevisible y nueva lo forzará a mirar el problema desde un nuevo ángulo.
3. Interprete y relacione el resultado de la información al
azar como la respuesta a su pregunta.
Pero recuerde, ninguno de estos ejercicios tendrá mucho
efecto si primero no intenta lograr que su mente sea abierta y receptiva.