Tomemos ahora en cuenta dos instintos, que llamaremos "anhelo" y "agresión". El
anhelo va asociado con Eros, amor y ternura. Se caracteriza por el movimiento de
excitación a lo largo de la parte delantera del cuerpo, que se percibe como algo dotado de calidad afectuosa y erótica.
La agresión es consecuencia del flujo de la excitación en el interior del sistema muscular, especialmente de los grandes músculos de la espalda, piernas y brazos. Estos músculos entran en juego al ponerse uno de pie y moverse.
El significado original de la palabra "agresión" es "avanzar", o "moverse hacia". Esta acción pertenece al funcionamiento de estos músculos.
La agresión es un factor necesario en el acto sexual, tanto en el hombre como en la
mujer. Cuando no hay agresión, el sexo se reduce a sensualidad, a estimulación erótica sin clímax ni orgasmo. No hay agresión si no existe un objeto hacia el cual avanzar; el ser amado en el sexo, o el ser fantaseado en la masturbación.
Debemos repetir que la agresión no tiene necesariamente carácter hostil. La intención
del movimiento puede ser amorosa u hostil: el movimiento en sí mismo es lo que
verdaderamente constituye la agresión.
Ésta es además una fuerza que nos permite hacer frente, resistir y soslayar la tensión.
Si se ordenasen las diversas estructuras de carácter según la cantidad de agresión de
cada una, se duplicaría el orden establecido como jerarquía de los tipos de carácter.
Debe entenderse que la agresión del carácter psicopático es una pseudoagresión. No se dirige hacia lo que él quiere, sino hacia el predominio o el símbolo. Una vez logrado éste, se queda en estado de pasividad. El masoquista, en cambio, no es tan pasivo como parece.
Su agresividad está oculta. Se exterioriza en sus quejumbres y protestas. El carácter oral es pasivo, debido principalmente a lo poco desarrollado de su musculatura. El rígido es extraordinariamente agresivo, para compensar su sentimiento interior de frustración.
Ahora que ya contamos con una base racional para determinar la agresividad en el
sexo, la terapia tiene que ayudar al individuo a desarrollar esa agresividad, que consiste en empujar la pelvis, tanto en los hombres como en las mujeres. Decimos "empujar" en lugar de "adelantar" que es la palabra que se emplea para describir el reflejo.
Puede ejecutarse un movimiento de la pelvis hacia adelante de tres maneras. Una es
contrayendo los músculos abdominales. Pero esto produce el efecto de tensar la parte
delantera del cuerpo, con lo que se interrumpe el flujo de sensaciones amorosas y eróticas al vientre. Representa, en el lenguaje del cuerpo, adelantar sin sentir.
Otra es empujando desde atrás a base de contraer los músculos de las asentaderas o glúteos. Con esta acción se tensa el piso pelviano y se limita la descarga del aparato genital. Estas son las formas correctas en que la gente mueve la pelvis en el sexo. Hacen los mismos movimientos en la terapia cuando se les indica que adelanten la pelvis.
La tercera manera de moverla hacia adelante, es presionar o apretar hacia abajo el piso con los pies. Así se moverá la pelvis hacia adelante si las rodillas están encorvadas.
Después, cuando se afloja la presión sobre el piso, vuelve hacia atrás. Pero esta acción depende de la capacidad del individuo para dirigir la energía a los pies. En este tipo de movimiento pelviano toda la tensión está en los pies. La pelvis está libre de ella y oscila, no empuja ni es empujada.
La dinámica energética de este movimiento muestra los tres movimientos básicos del
cuerpo en relación con la Tierra: andar, erguirse y empujar la pelvis. El principio que rige estas acciones es el de acción- reacción. Si se oprime la Tierra, ésta oprime a su vez, y la persona se mueve.
La misma ley opera en el vuelo de un cohete dirigido. La descarga energética de gases por la cola le hace avanzar. Así es como funciona este principio en las
tres acciones mencionadas, y de él depende que la energía sexual circule libremente por los meridianos, "nadis" o canales energéticos, para concentrarse en la parte inferior del canal central o "shusunna", concentrándose en este chakra basal para transformarse (transmutarse) en "kundalini".
Por el contrario, si los bloqueos musculares se traducen en defectos posturales que a su vez bloquean el libre fluir de energía por los "nadis", la conversión de sexualidad en cargas psíquicas, y hasta la propia continuidad de la energía sexual, se verán seriamente comprometidas.
Empero existe un sencillo ejercicio, que llamamos "ejercicio de caída", que
restituye en buena medida ese libre fluir de energía, e incidentalmente tiene óptimo efecto en personas con disfunciones sexuales (con lo cual armonizamos simultáneamente y en una sola acción tanto el desequilibrio energético como la discontinuidad de la función orgánica):
Se coloca uno ante un asiento o silla, que sólo debe utilizarse para mantener el
equilibrio. Se separan los pies unos quince centímetros, con las rodillas bastante
encorvadas.
El cuerpo se inclina hacia adelante hasta que los talones se despegan
ligerasmente del suelo. El cuerpo debe cargar por tanto sobre los metatarsos (la parte
carnosa anterior de las plantas de los pies) pero no sobre los dedos.
Arquéase el cuerpo hacia atrás y la pelvis se adelanta sin esfuerzo para formar un arco continuo. Es importante en este ejercicio presionar hacia abajo con ambos talones, pero sin que toquen el suelo.
Esto puede evitarse inclinándose hacia adelante y conservando encorvadas las rodillas. La presión sobre los talones impide avanzar; las rodillas encorvadas no dejan al individuo enderezarse.
Se recomienda mantener esta postura todo el tiempo que se pueda, aunque sin llegar a forzar la cosa y convertirla en una especie de campeonato de resistencia o prueba de voluntad.
La respiración debe ser abdominal, pero fácil. El vientre debe proyectarse hacia
afuera, y la pelvis debe conservarse floja. Cuando no se pueda aguantar la postura, se cae uno hacia adelante de rodillas sobre una manta doblada que debe ponerse en el suelo.
En este ejercicio no se necesita ejercer una presión consciente, porque la fuerza de la
voluntad actuará hacia abajo. Es bastante fuerte, y se experimentará bastante dolor en los músculos de los muslos si están tensos. Cuando se hace intolerable la molestia, el sujeto se cae.
Por lo general, las piernas empiezan a vibrar antes. Además, si la respiración es
sosegada y profunda y el sujeto está suelto, la vibración se extenderá hasta la pelvis, que se moverá involuntariamente hacia adelante y hacia atrás.
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