Tipos de Abuso Emocional y Negligencia
El abuso emocional puede tomar distintas formas. Aquí, citaremos algunas de ellas y luego las explicaremos brevemente.
- Dependencia emocional
- Dependencia económica
- Negligencia emocional y/o física
- Abuso de poder
- Abuso intelectual
- Abuso sexual emocional (no físico)
- Abuso cultural
Dependencia emocional:
Un abusador emocional le hace sentir a su víctima que está .emocionalmente en deuda con él. Por ejemplo, el abusador puede “recompensar” a la víctima SOLO SI la víctima acepta cumplir con las condiciones emocionales y/o juegos psicológicos que el abusador le impone. Hay una condición que genera una dependencia afectiva, psicológica o emocional.
- Te querré (o te recompensaré) SOLO SI te sometes a mis caprichos y haces lo que yo quiero.
- Eres buena persona SOLO SI yo considero que lo que haces está bien"
- Sin ti no puedo vivir. (SOLO puedo vivir SI formas parte de mi vida)
Dependencia económica:
El abusador tiene el control total del dinero y lo administra a su exclusivo criterio. Más allá de que la víctima gane dinero o no, el abusador lo administra y decide en qué se gasta, cuándo, y cuánto se gasta, y cómo se gasta, se invierte o se administra. La víctima no tiene ni voz ni voto acerca de las decisiones económicas. No tiene ningún control sobre los ingresos de la familia o de la pareja.
Negligencia emocional y/o física:
Un abusador emocional ignora o minimiza las necesidades emocionales y básicas de su víctima. Antes citamos el ejemplo de la madre que no se ocupa de que sus hijos tengan ropa adecuada, o no le importa, ni controla su higiene, o su salud, o expone a los niños a situaciones no seguras. Muchos casos de negligencia emocional y/o física tienen como víctimas a las personas mayores y a los niños, quienes en cierta medida, dependen de otros para llevar a cabo sus vidas.
Cuando una persona mayor está en un hogar de ancianos, quizás sus familiares no lo visiten, o el personal del hogar no lo atienda como corresponde (no lo ayudan a bañarse, o no controlan que tome su medicación, no se interesan por sus necesidades emocionales o afectivas, etc.).
En otros casos, las adicciones juegan un rol importante. Por ejemplo, un padre de familia que tiene una adicción al juego y no le importa perder hasta el dinero de la comida de sus hijos está siendo negligente.
Todas estas conductas agresivas son ejemplos típicos del abuso emocional.
Abuso de poder o de autoridad:
Generalmente ocurre cuando hay una situación entre una figura de autoridad y subalternos. Un jefe, un profesor, un especialista técnico, un agente de cumplimiento de la ley, un arrendador o alguna persona que toma decisiones importantes, puede abusar emocionalmente de otra que ocupa un lugar inferior.
Un profesor que se burla de un alumno o dicta sus clases tratando a los alumnos como si ellos fueran incapacitados mentales.
Un agente de policía o un custodio prepotente que intimida a otras personas, infundiéndoles temor o amenazando su seguridad.
Un ejecutivo de cuentas de un banco que tratar peyorativamente a un cliente que va a solicitar un crédito.
Hay muchos ejemplos dónde el abuso emocional se da bajo la forma de un abuso de poder. El abusador le hace sentir a la víctima que no tiene opciones porque las decisiones están en sus manos. La víctima siente que no tiene salida porque el abusador ocupa un cargo superior.
Abuso intelectual:
En estos casos, el abusador hace sentir inferior a la víctima desde el punto de vista intelectual. Esto no quiere decir que el abusador tenga, necesariamente, un coeficiente intelectual superior al de la víctima. Quizás la víctima sea más “inteligente”, por lo que refiere a su capacidad intelectual. Pero el abusador es más “hábil” y sabe cómo manipular a la víctima para que se sienta “menos inteligente".
Una víctima puede tener más experiencia o capacidad para desarrollar una tarea, y le sobre intelecto para llevarla a cabo, pero el abusador le hace notar a la víctima que ésta “no posee un título universitario", dando a entender que su capacidad intelectual no es suficiente como para obtener tal diploma o para ocupar determinado cargo en una empresa, etc.
También puede darse este tipo de abuso cuando una persona arrogante (abusador) conoce mucho de un tema (o pretende conocer) y es muy hábil y convincente al expresarse con sus palabras. Bien podría ser el caso del elocuente vendedor de autos que citamos al principio. No es que el vendedor de autos tenga un coeficiente intelectual superior al del comprador; simplemente es más astuto, o prepotente, o inescrupuloso y le hace notar a la víctima que ésta no sabe nada de automóviles (algo que quizás no sea cierto).
Puede darse en una pareja, entre padres e hijos, entre amigos, entre un profesional y su cliente o un médico y su paciente. En todos los casos, el abusador es simplemente más hábil y necesita hacer sentir intelectualmente inferior a su víctima.
Para evitar ser víctima de un abusador intelectual, hay que aprender a ver a las personas en su real dimensión. No idealizarlas. Porque una persona hable mucho de un tema, con una fuerte convicción, no quiere decir que sea más capaz o más inteligente que otra, o siquiera que sepa acerca de ese tema particular más que otras personas.
Quizás el ejemplo más claro sea el de algunos discursos políticos o sermones religiosos de algunos predicadores.
Abuso sexual emocional (no físico):
El abuso sexual puede ser físico o puede ser sólo emocional. Cuando un hombre trata a su pareja como si fuera un objeto sexual y la “exhibe” ante su familia o sus amistades como un trofeo, está abusando emocionalmente de su pareja en un sentido sexual.
También ocurre con padres exhibicionistas que dicen tener una “mente abierta” y se pasean desnudos por la casa, poniendo incómodos a los hijos.
Un caso de abuso sexual emocional era el de un padre que era un renombrado profesional y trabajaba todo el día. Al llegar a su casa por la noche, sus hijos querían compartir tiempo con él, pero él quería recostarse en la cama y leer una revista para hombres adultos con fotos explícitas de mujeres desnudas. Como era un padre muy “moderno”, les permitía a sus hijos pequeños compartir ese momento con él en la cama, leyendo juntos la revista para adultos.
No sólo estaba ignorando la necesidad de atención de sus hijos, quienes querían compartir tiempo con él y contarle lo que habían aprendido en la escuela durante el día, sino que también abusaba de los niños emocionalmente desde lo sexual, exponiéndolos a un tipo de literatura que no era la adecuada para los niños de esa edad.
Éste es un típico caso de egoísmo, de abuso sexual emocional, de negligencia emocional al que se le sumaba también, el abuso emocional hacia la madre, a quién no se le permitía opinar sobre el tema, o cuando lo hacía, el padre le contestaba con una descalificación. (Por ejemplo, diciéndole delante de los niños “qué cerrada de mente eres”). El problema empeoraba debido a que la madre permitía que su esposo le faltara el respeto de esa manera delante de sus hijos, en lugar de defender sus derechos y proteger a sus niños de tal abuso.
Los niños no deben ser expuestos a este tipo de situaciones ni a material reservado para personas adultas.
Los niños, las personas incapacitadas y, muchas veces, los ancianos, son víctimas involuntarias.
Abuso cultural:
Se sabe que entre las diversas culturas pueden existir diferencias significativas, por ejemplo en la manera de saludar, en los diferentes acentos dentro de un mismo idioma, en los estilos de vida (una persona que vive en la ciudad tiene un estilo de vida diferente al de una persona que vive en una zona rural).
En algunas culturas, saludar a una persona dándole la mano o teniendo algún tipo de contacto físico, se lo considera una falta de respeto, mientras que en otras, precisamente el no hacerlo es lo que se considera una falta de respeto. Por consiguiente, siempre hay que tener en cuenta las diferencias culturales que pueden afectar los valores de una persona u otra.
Abuso físico:
Finalmente, el abuso físico (maltrato físico) es también una forma de abuso emocional. Puede acompañar o no al abuso verbal o a la manipulación psicológica, pero no siempre ocurre así.
Algunas personas creen que si otras no las maltratan físicamente, entonces no están abusando de ellas emocionalmente, pero como vimos antes, hay muchos tipos diferentes de abuso emocional, y no necesariamente implican actos de agresión o violencia física.
La mayoría de los países cuentan con líneas de ayuda gratuitas para casos de violencia familiar o doméstica, y la mayoría de las instituciones y empresas cuentan con políticas de recursos humanos que prohíben el abuso y la discriminación en cualquiera de sus formas.
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