Todo empieza cuando descubrimos en nuestro pequeño comportamientos extraños y desconcertantes a temprana edad, generalmente lo notamos a los 24 meses. Como padres estos detalles nos llenan de angustia y desconcierto porque se muestra distante, no nos mira a los ojos, busca estar solo, no habla, y si lo hace no se entiende lo que dice porque no habla para nosotros habla para si mismo, en algún momento empieza a tener movimientos repetitivos, entonces sentimos que no podemos conectarnos con ese ser amado que nos esta alejando de su vida.
Como esto es algo que no lo podemos explicar entonces tenemos que buscar la ayuda profesional para saber que es lo que esta ocurriendo, esperando que la ciencia nos de la respuesta que estamos buscando.
Luego de muchas pruebas, análisis e interrogatorios y días de espera, finalmente llega el día esperado en el que tenemos la fe y la esperanza de que esto es algo pasajero y de fácil tratamiento. Entonces creemos que estamos listos para escuchar el diagnostico profesional.
Cuando el medico se dirige a nosotros y nos dice: que después de todos los estudios realizados concluimos que su hijo(a) padece de autismo. Y como no sabemos que es lo que quiere decir, se lo preguntamos inmediatamente y el nos responde que: es una condición en la que el niño vive en su propio mundo y que la comunicación y socialización es nula y con ello puede haber retraso mental. En ese momento es lo peor que podíamos escuchar y sentimos que nuestro mundo se hace pedazos.
Lo esperamos con tanta ilusión y amor para disfrutar de sus travesuras llevarlo a jugar, ensenarle a hablar a leer y escribir, pero nunca imaginamos que para llegar a El, primero hay que derribar una pared.
Entonces ya estando en casa viene el dolor, la culpa, la incertidumbre, la impotencia, y finalmente la depresión y con ello la pregunta del millón ¿porque a mi? ¿Porque a el?
No se preocupe todo este proceso de dolor es normal y necesario para asimilar esta situación. El tiempo de dolor hay que vivirlo para sacar todo lo que hay dentro y como todo tiene un principio y un fin, ese periodo de tormenta tiene que terminar, porque hay un ser especial que necesita de nosotros.
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