Los seres humanos estamos hechos de materia y de energía y ésta influye decisivamente en nuestra salud física y psicológica.

El shiastsu y el masaje de polaridad contribuyen en el mantenimiento del equilibrio energético, abriendo los chakras o centros de energía vital.

La palabra “energía” se ha incorporado a nuestro vocabulario cotidiano, y la empleamos, por ejemplo, para referirnos a un estado de ánimo o a la sensación que nos produce una persona especialmente estimulante. Está claro que, buena o mala, nuestra realidad es energía, y esta afirmación abra la puerta a una evidencia que los físicos contemporáneos proclaman a los cuatro vientos desde hace varias décadas: somos energía y vivimos rodeados de ella.

El concepto de energía es muy amplio y difícil de delimitar. En Occidente esta palabra se asimila a “fuerza”. Disponemos de energía eléctrica, eólica, solar, etc. Por otro lado, el vocablo sáncrito Prana (Kl para los japoneses) es el término que mejor recoge la versión oriental de la “energía”. Según el diccionario oriental, el prana es la respiración, el hálito vital, la energía cósmica que sustenta la vida, y se manifiesta sobre todo en el proceso respiratorio.

Esta concepción de la energía impregna la totalidad de la vida de los orientales, y su concepto de medicina. El prana-energía asume una función universal inseparable de la vida y se concibe como principio creador, mantenedor y destructor. Por otro lado, el hinduismo reconoce cinco clases de actividad del prana, todas ellas relacionadas con la ley de los cinco movimientos de la medicina tradicional china.

La importancia del prana ha originado diversas técnicas basadas en la observación de los procesos corporales. Debemos destacar que en diagnóstico y tratamiento según las técnicas orientales se tiene especialmente en cuenta la interdependencia del organismo y las fuerzas del cielo y de la tierra, sin perder nunca de vista que la salud está determinada por el equilibrio entre nuestra conducta, alimentación y entorno natural y social. Es decir, la energía es cuestión de conceptos. Al bloquearse el libre fluir de nuestra energía, las enfermedades del cuerpo y del alma aparecen con mayor facilidad.

EL SHIATSU

El shiatsu es una técnica japonesa basada en los meridianos energéticos de la medicina tradicional china. Se trabaja sobre ellos, llevando la energía a donde se ha producido un déficit o bien dispersando una zona congestionada. La presión ejercida por el terapeuta en el cuerpo del cliente debe ser perpendicular, constante y vigilada.

El cuerpo humano, como todo organismo vivo, está constituido por cinco elementos determinados por el planeta al que corresponde. En la rotación de la tierra sobre si misma, cada uno de los doce meridianos con sus correspondientes órganos recibe durante dos horas el aporte extra del riego sanguíneo y energía. Teniendo en cuenta la interdependencia con nuestro entorno, es posible ayudar al organismo a mantener un estado óptimo de equilibrio mental, físico y emocional.

MASAJE DE POLARIDAD

El masaje de polaridad o “el cuerpo como imán” ya que el magnetismo es el principio universal que mantiene, por atracción y por repulsión, el equilibrio de todos los sistemas planetarios. El hombre, como todo organismo vivo, está traspasado por las corrientes magnéticas que emanan de la tierra y aquellas que llegan del cosmos. Estas corrientes se identifican con las que generan nuestros propios órganos y circulan conjuntamente por los meridianos energéticos.

Considerando a una persona en posición erguida, la cabeza y la mitad superior son de polo positivo, mientras que los pies y la mitad inferior corresponden al polo negativo. Estas corrientes antagónicas y complementarias tienen una zona neutra que se encuentra en los dos canales de acupuntura, Jen Mo y Tu Mo. Ambos circulan por el mismo centro de nuestro cuerpo, creando lo que se conoce como “Óbita Microcósmica “ Otras zonas neutras se localizan en las articulaciones.

Con estas terapias no se tratan enfermedades, sino que se equilibra la energía del cuerpo y de esta manera se puede calmar el dolor.