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Es
bastante común que me consulten ¿porqué
el perro se escapa cuando llaman? , ¿porque
cuanto más los llaman más se escapa?,
y aducen que el perro sabe que está actuando
mal, ya que lo notan como asustado, como si
sintiera culpa por lo que está haciendo.
Luego el perro huye, cruza a la calle, se refugia
en su casa, como si supiera que lo que hizo
estaba mal hecho.
Esto es lo que piensa la gente que me consulta.
Ahora vamos a analizar qué es lo que
ocurre en la mente del perro. Yo siempre les
digo que si quiero saber a dónde ha ido
a parar una pelota debo pensar a donde habría
ido yo, si yo fuera pelota.
Supongamos que yo al perro quiero enseñarle
al no venir. Lo primero que debo hacer es decirle
al cachorro " no vengas " y cuando
el perro venga lo castigo lo regaño.
De esta forma el perro asocia que la expresión
" no vengas " significa que no debe
acercarse a mí, puesto que luego de esa
expresión su acercamiento desembocó
en la experiencia negativa de mi regaño
o castigo
Ese mismo método es el que aplican muchos
propietarios de perros para enseñarle
a venir cuando lo llaman. La diferencia está
en que en lugar de decir " no vengas ",
le dicen " ven aquí ".
Si yo llamo al perro diciéndole "
ven aquí ", y cuando acude ante
mí lo regaño o lo castigo, el
perro no va a asociar esa experiencia negativa
con el hecho de haberse demorado en venir, sino
con el hecho en sí de haber acudido a
mi lado. El mecanismo es simple: digo "
ven aquí ", el cachorros se acerca,
y como resultado lo regaño.
La asociación simple que hace su cerebro
es que “ven aquí” significa
que no debía acercarse mí.
Este es uno de los principales errores que veo
y que después son muy difíciles
de corregir en el futuro. Porque el perro acaba
de aprender algo, ha aprendido que " ven
aquí " significa que no debe acercarse.
Esto es lo que ha aprendido con el método
de enseñanza que empleó el amo.
De aquí en más ya no hay que enseñarle
algo, sino revertir lo que ha aprendido por
habérselo enseñado mal, por haber
empleado un método inadecuado. Es muy
distinto enseñarle un perro que no sabe
nada, o tener que corregir y reeducar lo que
ha aprendido de forma errónea.
Debemos ponernos en el lugar del perro. El perro
ante la llamada cruza la calle, se esconde la
casa, actúa como si sintiera culpas por
haber hecho algo mal. El perro hace esto porque
no comprende cuál es el motivo por el
cual yo sigo disgustado, ya que me ha obedecido,
ha obedecido a lo que él ha aprendido
de acuerdo con un método erróneo.
El cachorro está convencido de que mi
orden significaba que tenía que alejarse,
y no comprende cuál es el motivo por
el cual sigo disgustado.
Si yo deseo que el cachorro acuda ante mí
cuando lo llamo, debo asegurarme de que asocie
el acto de acudir cerca mío con una sensación
de placer, de bienestar. Debe relacionar el
acto de acudir ante mí con una felicitación,
con una aprobación. Y si el perro se
demoró mucho para llegar yo no tengo
que regañarlo por haberse demorado, porque
se requería de toda una explicación
de tiempos que está más allá
de la comprensión del perro. Yo debería
poder explicarle al cachorro que lo estoy regañando,
no por haber acudido, sino por haber tardado
en acudir, algo que es absolutamente incomprensible
para la mente canina.
En la sencilla mente canina sólo cabe
la comprensión de que el regaño
tiene origen en haberse acercado a mi, todo
lo demás es una explicación absolutamente
imposible de comprender para el.
El segundo error que esté cometiendo
seguramente es estar enojado cuando lo estoy
llamando. Con la idea de tratar de expresar
una actitud de autoridad, muchos propietarios
llaman a su cachorro demostrando severidad.
Y si el perro demora un poco en acudir esta
severidad se transforma en disgusto, en enojo.
Entonces le estamos dando un mensaje inequívoco
de agresión, porque todos mis gestos
corporales le están indicando que estoy
a punto de agredirlo, mi postura denota ese
estado de disgusto amenazante, con lo cual no
estoy invitándolo a acercarse, por el
contrario, estoy diciéndole claramente
que la frase " ven aquí " significa
que no debe acercarse bajo ningún punto
de vista. Si a todo esto le sumamos que cuando
efectivamente el cachorro que se acerca se lo
regaña o castiga, acabo de cometer el
peor error en la educación del mismo,
error que será muy difícil de
corregir en el futuro.
De aquí en más corregir esta situación
demandarán mucho esfuerzo, mucho tiempo,
y si pienso que contratar a un adiestrador profesional
demandará mucho dinero. Todo esto por
algo que de haber hecho las cosas bien desde
un principio había sido muy fácil
de evitar.
No se trata de que el cachorro cuando huye y
se esconde en el hogar lo haga porque siente
culpas por haber hecho algo malo, los que deberíamos
sentir culpas somos nosotros por haber empleado
un método de educación absolutamente
irracional. Lo hemos confundido de una manera
grotesca.
Lo que debemos hacer es aprender a manejarnos
con el lenguaje canino, aprender a comunicarnos
con el cachorro, a dar mensajes claros, inequívocos,
lógicos y simples para una mente canina
que tiene mecanismos también simples.
Aprender a comunicarnos de manera efectiva,
ya que de otra forma estoy tratando de hacerle
entender las cosas mediante un discurso largo,
ético, complejamente verbal, que está
absolutamente fuera del alcance del entendimiento
canino.
Lo que quiero decirte en resumen con todo esto
es que no cometas nunca este error, cuando llames
al perro debes estar en una posición
de absoluta amabilidad, debes estar invitándolo
a acercarse, ya que esa es tu intención,
entonces todo tu cuerpo y tus gestos deben dar
un mensaje de amabilidad.
Estamos aquí hablando de un cachorro
que no se acerca por temor, que aún no
ha aprendido nada, es algo absolutamente distinto
a cuando notamos que el cachorro no se acerca
porque se distrae, o porque sencillamente tiene
un temperamento dominante e independiente. En
este caso debemos aprender a leer cuales la
causas de su comportamiento para actuar en consecuencia
con los métodos adecuados.
Espero que no cometas ese error para que no
tengas que corregir los en el futuro.
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