« Aquellas
tardes… me parecía estar viendo
la majestad de la torta de chocolate, rodeada
por un círculo de platos con masitas
y por servilletas grises adamascadas…Y
nos hacía (Gilberta) pasar al comedor,
sombrío como un interior de templo asiático
pintado por Rembrandt, donde había una
torta arquitectónica tan bonachona y
familiar como imponente, que estaba allí,
toda majestuosa como un día ordinario
cualquiera, por si acaso a Gilberta le daba
el capricho de quitarle su corona de almendras
de chocolate y de echar abajo sus murallas valientes
y empinadas; murallas horneadas como bastiones
del palacio de Darío. Y aún había
más: porque, para proceder a la destrucción
de aquella nívea obra de pastelería,
Gilberta no consultaba solamente su apetito,
sino también el mío, mientras
iba extrayendo para mí del derruido monumento
todo un lienzo brillante sembrado de frutas
escarlata al modo oriental.” –“A
la sombra de las muchachas en flor”,
II, 94-95 Marcel Proust-
Esta torta lleva
4 capas ( 2 grandes y 2 pequeñas), láminas
de chocolate para decorar, el relleno y el baño.
Se recomienda preparar primero las láminas
de chocolate, luego la torta, el relleno y el
baño.
Para hacer una torta para 20 personas
(que deleite orgiástico!!!) se necesita:
9 huevos grandes
230g de azúcar fina
700g de chocolate dulce o semiamargo
50g de manteca sin sal
torta:
7 huevos grandes
230g de azúcar fina
300g de chocolate semiamargo
300g de manteca, a temperatura ambiente
1 cucharada de esencia de vainilla
75ml de leche
150g de harina
½ cucharadita de sal
75g de almendras
laminas de chocolate:
120g de chocolate dulce o semiamargo
relleno:
2 yemas
150g de manteca, blanda
½ cucharadita de esencia de vainilla
30g de chocolate dulce o semiamargo
baño:
200g de chocolate dulce o semiamargo
50g de manteca
12 cerezas glasés
Laminas
de chocolate
Derrita el chocolate a baño maría
y tan pronto como esté blando extiéndalo
dándole un espesos de ½ cm., con
una espátula sobre un papel en mantecado
de aproximadamente 20cm., de lado. Cuando el
chocolate comience a endurecerse corte pequeñas
láminas de 4cm., de lado y déjelas
para usar en la decoración final de la
torta. Despéguelas cuidadosamente del
papel. Haga más o menos 25.-
Torta
Encienda el horno, calor moderado. Enmanteque
y enharine dos tarteras de 25 y 20 cm. de diámetro
respectivamente. Pese el azúcar, la harina,
la manteca y las almendras. Pase por el tamiz
la harina y la sal juntas. Parta en trozos el
chocolate y póngalo a derretir a baño
maría. Bata los huevos, usando la batidora
eléctrica si quiere, hasta que estén
espumosos y tengan tres veces su volumen original;
luego añada poco a poco el azúcar
sin dejar de batir. Agregue la manteca en el
chocolate derretido. No debe dejar de batir.
Agregue la manteca en el chocolate derretido.
No debe dejar que el chocolate se caliente demasiado
porque formará grumos. Sáquelo
del fuego en cuanto ablande. Y lejos de él,
añadale la manteca hasta que ésta
se derrita. Vierta esta mezcla muy despacio
sobre los huevos y el azúcar, batiendo
constantemente; luego añada la vainilla
y la leche. Con una espátula de goma
revuelva allí la harina y las almendras,
con cuidado y despacio, haciendo un movimiento
en ocho, para darle aire a la mezcla. Vierta
la mezcla en las tarteras y cocine una hora
o hasta que los bizcochos sobrepasen el borde
de las tarteras. Déjelos enfriar en una
rejilla para tortas y cuando estén tibios
desmóldelos y espere que se enfríen
totalmente, para usarlos al final.
Relleno
Mientras la torta se hornea, ponga el chocolate
a derretir como está explicado antes.
Coloque 2 yemas en un recipiente pequeño,
añada la manteca ablandada y la vainilla
y luego bata hasta que esté liviano y
cremoso. Cuando el chocolate se haya derretido,
añadalo a esta mezcla, batiendo hasta
que este homogéneo. Pongalo a enfriar
en la heladera.
Baño (prepárelo cuando la torta
esté lista para armar)
Derrita el chocolate a baño maría;
cuando esté blando, sáquelo del
fuego y agregue la manteca. Para armar la torta,
corte si los tiene, los bordes duros, y divida
cada bizcocho en dos tapas. Para evitar que
estas tapas finas se quiebren, deslice debajo
de ellas el fondo de un molde o una plancha
de metal.
Ponga el chocolate a derretir para hacer el
baño. Acomode una de las tapas grandes
en una fuente y cubrala con un tercio del relleno;
tápela con la tapa restante y extienda
otro tercio del relleno cuidando que no llegue
hasta los bordes: cubra solamente el área
central de 20cm de diámetro de manera
que al colocar la tapa más pequeña
encima, el relleno so sobresalga. Extienda el
resto del relleno sobre ella y luego cúbrala
con la última tapa.
Pique cerezas glasés y pongalas encima.
Para esparcir el baño utilice un cuchillo
o espátula. Empiece por arriba, cubriendo
parcialmente las cerezas y trabaje hacia abajo
insertando verticalmente las láminas
de chocolate alrededor del borde de cada tapa
mientras extiende el baño.
Finalmente pegue algunas cerezas glasés
en unas pocas láminas de chocolate para
decorar. Guarde una lámina para el centro
de la torta. El baño de chocolate puede
tener la consistencia que usted desee.
Si tiene dos moldes rectangulares de 20 y 25
cm. de largo respectivamente puede utilizarlos
y la torta se parecerá a un gran Zigurat
de Babilonia.
Receta esta última de: -Comiendo con
Marcel Proust, Recetas de la Belle Ëpoque.
Shirley King-
Chocolates
en el tiempo
La imagen del envoltorio de chocolate que aparece
más abajo, la encontré una tarde
como señalador, dentro de un viejo libro,
una novela de amor –en el primer piso
de la antigua biblioteca de la Alianza francesa
de Asunción-; No sé porque en
ese momento me hice a la idea de que alguien
estuvo comiendo ese chocolate mientras soñaba
con el amor de esa vieja historia, y nunca más
nadie volvió a abrir ese libro hasta
que yo lo tomé…, tal vez me sonó
como un viejo secreto que el libro estaba depositando
en mis manos…, lo guardé en mi
billetera mientras leía el libro, y allí
permaneció hasta que decidí comenzar
con esta empresa de recolectar historias y recetas.
Será cuestión de cerrar los ojos,
sumergirse un trozo de chocolate en la boca
y dejar que esa simple experiencia nos narre
una historia…
(Envoltura de chocolate Suchar de la época:
el Gran Prix, Paris 1900)
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