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El segundo de los dos grandes pilares sobre los que descansa el régimen de vida sana, es nuestro Psiquismo: nuestros ideales, como asumimos nuestras responsabilidades, como nos enfrentamos a las dificultades y como manejamos nuestras emociones.
El temor es la emoción más frecuente ligada a problemas de salud: la carencia de ideales nos vuelve frágiles ante los reveses repentinos de la vida, el evadir nuestra responsabilidad, es condenarnos a ser víctimas de la vida y de las enfermedades, si nos damos cuenta que lo que nos sucede depende principalmente de nosotros, adquirimos el poder sobre las cosas, el permitir que nuestras emociones se conviertan en patrones mentales patológicos que desequilibran nuestra mente, nuestro cuerpo y reducen la calidad de vida nuestra y de quienes nos rodean es lo negativo; lo positivo es el cultivar internamente patrones mentales sanos como la confianza, la paciencia y la tolerancia.
- EJERCICIO FÍSICO Y TRABAJO PRODUCTIVO
Estamos diseñados para realizar actividad física de por vida, no se trata del ajetreo del ama de casa, cuando una vez a la semana limpia el piso, lava la ropa y plancha o la limpieza de la cocina, o arreglar un desperfecto en las tuberías de aguas blancas en la casa, me refiero a dedicar un rato diariamente a ejercitarnos: el ejercicio más fisiológico es la caminata. Otras formas de actividad física recomendable es la jardinería que tiene la ventaja de ponernos al mismo tiempo en contacto con la naturaleza, la gimnasia psicofísica, el yoga, la natación, el taichi, la danza, etc.
- DESCANSO, DISTRACCIÓN Y DIVERSIÓN
Es necesario descansar adecuadamente, esto significa dormir lo suficiente, entre 6 y 9 horas al día.
Cada persona tiene necesidades de sueño individual, algunos tienen con 6 horas al día, pero para otros es insuficiente.
La mayoría de las personas no duermen lo suficiente y esto podría remediarse sencillamente con acostarse más temprano.
El exceso de horas en el dormir también es perjudicial para la salud, sería muy raro que alguien necesitara más de 9 horas al día de sueño, siendo adulto. Los niños si requieren dormir más horas.
Además la calidad del sueño es muy importante para la recuperación física y mental, por ello el retirarnos sosegados a dormir es lo ideal, pues es uno de los factores que determinan la profundidad del sueño.
“Lo último que pienses antes de dormir así será tu sueño.
Lo primero que pienses antes de levantarte así será tu día”.
Especialmente la actividad de la última media hora es determinante de la profundidad del sueño, anteriormente la gente solía rezar y esto le producía cierta tranquilidad, actualmente la gente suele acostarseluego de un programa típico de televisión enervante y nada constructivo, lo que nos lleva finalmente a tener un sueño poco reparador e irregular. Lo mejor sería tener una conversación familiar apacible, un breve paseo al aire libre, una buena lectura, reflexionar acerca de la actividad del día, hacer algo que haga feliz a alguien, o mejor aún, realizar una actividad de tipo espiritual como orar o meditar; las preocupaciones y ansiedades que genera la actividad diaria deben dejarse de lado.
El exceso de actividad, el estrés durante el día repercuten negativamente en la calidad del sueño.
Lo normal al despertarnos es recordar el último sueño que hemos tenido en la noche y sentir que hemos descansado.
El trastorno más frecuente del sueño es el insomnio y suele reflejar un estado de tensión previo al sueño o durante el día.
Por otra parte la distracción es necesaria e importante, no todo en la vida debe ser trabajo, es bueno dejar tiempo para la pareja (los detalles, como dice la canción), los familiares, para ir al campo, para ver una buena película en el cine, cultivar un arte, para acercarse a Dios cualquiera que fuese nuestra concepción de Él. Las personas que saben hacer esto, saben disfrutar de las cosas buenas de la vida.
La Risa es un componente fundamental de la diversión, el ver programas cómicos, el contar chistes; el humor es fundamental y sano. Una acción que ayudaría mucho a los que se nos acercan es llevarles alegría y buen humor haciendo reír como meta cada día por lo menos a 3 personas. Cuando hacemos reír a alguien, no sólo lo distraemos, sino que alegramos su existencia, pero en este proceso, los más beneficiados somos nosotros mismos, tanto física y mental como espiritualmente.
Podemos alegrarnos también cantando, haciendo favores a los demás o labores que nos sean agradables.
Alguien dijo una vez algo interesante de la risa y la espiritualidad: “Un santo triste es un triste santo”.
Emociones como la ira, el miedo y el odio producen neurotoxinas que contaminan nuestro ambiente interno y afectan la calidad de nuestras relaciones con los demás.
Podemos manejar nuestros odios y resentimientos perdonando; la ira con paciencia y el temor desarrollando la confianza en uno mismo.
Cuando hablamos con palabras groseras o chabacanas, estamos reflejando nuestro estado mental, es bueno hacer una limpieza de nuestra casa mental de un modo más constructivo.
Una forma de contaminarse psíquicamente, es generando en nosotros pensamientos o palabras egoístas, pesimistas o destructivas.
Una de las formas más terribles y frecuentes de contaminación psíquica son las envidias y críticas destructivas y muchos lamentablemente se dedican a este nefasto deporte.
Otra forma frecuente de contaminación es la televisión, con sus programas de violencia, codicia, odio, terror y sexo, que contamina las mentes de niños, adultos y ancianos haciéndonos menos sanos. Debemos luchar por tener la oportunidad de una sociedad más sana y cuando digo sana, incluyo enfermedades sociales tales como la delincuencia, la drogadicción y la violencia; estimulados por la TV actual.
El hombre está diseñado para vivir en relación con otros seres humanos, esto lo han visto a través de los tiempos los sabios, los filósofos y los estudiosos del ser humano, por ello decía Aristóteles que el hombre es un animal social.
La soledad es temida por los seres humanos, vemos como los ermitaños que a la vista de todos, están solos, suelen tener una relación intensa con lo Divino, por lo que realmente no se sienten solos, cualquiera que fuese su religión o disciplina espiritual.
Si bien es cierto que no estamos diseñados para vivir en soledad, también es cierto que no sabemos convivir con los demás, esto seguramente se fundamenta principalmente en el hecho de que somos muy egoístas en el tipo de relación que generamos, bastará un ejemplo para ratificar lo que digo: en una relación de pareja casi siempre cada uno trata de cambiar al otro y lo presiona para que realice el cambio “por su bien”; sin embargo esperamos que el otro nos acepte como somos por amor, es algo así como: “si me amaras me aceptarías como soy” pero además simultáneamente tenemos la actitud de “si me amaras cambiarías”.
El egoísmo, pues, deforma todas nuestras relaciones. Es necesario aprender a ser cooperativos, aprender a sentir al otro como si fuésemos nosotros mismos, para desarrollar una relación sana y estable.
La cooperación es la base de la convivencia y el egoísmo la base de los conflictos en nuestras relaciones.
Dañan también la convivencia los chismes, en ver en lo demás lo negativo; mejoramos considerablemente al ayudar a los demás, el ver lo bueno de cada quién, el hablar bien de otros.
El reclamo aireado, la rápida respuesta agresiva, la crítica como deporte destructivo, son alguno de los paradigmas que tenemos que aprender a cambiar y mejorar para realmente poder convivir con el prójimo.
Si nos relacionamos con los demás adecuadamente nos sentiremos satisfechos, en paz, habrá alegría de vivir y seguridad, apartaremos el miedo y cambiaríamos nuestro entorno social, familiar y el de trabajo. Todo ello es la base de la salud psíquica y componente fundamental de la salud física.
Cuando ayudamos a otros nos ayudamos a nosotros mismos, el gran enemigo de la relación armónica, sobre el cual tenemos que estar vigilantes, ya lo mencioné con anterioridad, es el egoísmo, se caracteriza porque buscamos lograr nuestros propósitos aún cuando dañemos a los demás por la vanagloria y el personalismo.
La cortesía, la disposición a ayudar a los demás son modos de desarrollar el Mandamiento Universal: El amor.
El amor genera una nueva manera de actuar en la historia universal que nos vuelve más comprensivos, nos permite vivir en armonía y nos hace más sanos.
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