En el capítulo
IX de "Libere a ustedes mismos", Bach
nos dice: "Existen siete hermosos estados
en la curación de una enfermedad: PAZ,
ESPERANZA, ALEGRIA, FE, INCERTIDUMBRE, SABIDURIA
y AMOR.
La enfermedad es
un conflicto entre el ego y la conciencia que
produce desórdenes de los sistemas y
tejidos orgánicos.
Ese conflicto surge porque al dejar de interrelacionarse
con uno mismo y con aquello que nos rodea y
perdiendo el norte y por lo tanto perdiendo
la conciencia.
Esta disminución
de la conciencia ayuda a la desinformación,
o lo que es lo mismo, ayuda a aceptar información
adulterada que por comodidad se acepta como
información correcta.
Esta desinformación
es el camino hacia la vida antihigiénica,
es decir, hacia la pérdida de energía
vital o, lo que es lo mismo, hacia la enervación
que sólo sirve para aumentar la toxicidad,
generar la enfermedad aguda que luego se convierte
en crónica y que pasa a estado degenerativo,
terminando con la muerte del desinformado.
Nuestro cuerpo reacciona
delante de las toxinas generando procesos inflamatorios
que son la consecuencia física de la
lucha entre la conciencia y el ego.
Si existe energía vital se gana la batalla,
sino, si la energía vital ha sido devorada
por el monstruo de la desinformación,
lamentablemente la toxina vencerá y la
curación no se podrá llevar a
cabo.
La curación
sólo es posible retrocediendo voluntariamente
por el camino que condujo a la enfermedad, generalmente
es un proceso incómodo y duro de llevar
a cabo.
Sólo cuando se comprende donde se está
cometiendo el error y realizando el esfuerzo
de corregirlo, se desencadenará el proceso
de curación; desde el interior al exterior
y en orden inverso a los síntomas aparecidos.
Como dijo Hering, materializándose mediante
crisis curativas que son, ni más ni menos
que, fases reactivas.
La terapia floral
de Bach permite suavizar estas crisis, si se
empieza por curar el Alma y para ello es necesaria
la FE, la CERTIDUMBRE, la ESPERANZA, la ALEGRIA,
la PAZ, la SABIDURIA el AMOR.
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