1) “Conócete a ti mismo”
2) “Conoce el entorno”
3) “Conoce la naturaleza del conflicto”
Así de simple y así de complejo a la vez. Hay que conocernos a nosotros mismos y a nuestra organización, hay que conocer el entorno en el que nuestra vida y la vida de la organización interviene, y debemos ser capaces de centrar el conflicto, tanto si existe como si no, tanto si es con un tercero o con nosotros mismos.
¿Cuáles serían las pautas estratégicas que puedo elegir?
Para nuestra suerte, la naturaleza esencial del hombre no ha cambiado, en los últimos 5.000 años, ha ido variando su entorno y organización social, pero la esencia y necesidades básicas no. Para nuestra suerte, la naturaleza esencial del mundo que nos rodea tampoco ha cambiado (y todo ello, organización social, entorno, etc. forma parte de las condiciones iniciales). Por ello podemos aprovecharnos de las experiencias ya vividas por otros que como nosotros recorrieron el camino de la estrategia, pero que además, fueron capaces de legarnos su saber.
Del mismo modo que existe la entropía, la acción-reacción, la teoría del caos, del mismo modo que siempre ha existido conflicto, todo a nuestro alrededor nos muestra diferentes caminos, pues si algo tienen en común las pautas estratégicas es que son extrapolables de un contexto a otro.
¿Cuál será el objetivo que alcanzaré?
En función de las condiciones iniciales y de la estrategia elegida me dirigiré a uno u otro, está en mis manos, elegirlo y corregirlo.
La toma de decisiones estratégicas es un bucle sin fin
Así pues, el proceso de toma de decisiones estratégicas cierra un círculo, o lo que en programación se llama un bucle sin fin.
1) Verifico que el destino de mi Organización no es el deseable, o tal vez sí lo sea
2) Fijo un destino deseable, que puede ser el mismo que ya tenía.
3) Me conozco a mí mismo
4) Conozco el entorno
5) Conozco la naturaleza del conflicto – si lo hay –
6) Elijo la estrategia a seguir
7) Tomo las decisiones necesarias para poner en marcha la estrategia elegida (aunque esto ya es implícito en la estrategia, ya que una decisión estratégica no existe si no se lleva a la práctica – si no se lleva a la práctica, puedo haber realizado un interesante ejercicio teórico, pero nada más,-)
8) Vuelvo al punto número uno.
Aunque perfectamente podría continuar como sigue:
- Verifico que el destino de mi Organización no es el deseable.
- Fijo un destino deseable.
- Me cambio a mí mismo y por tanto me conozco a mí mismo
- Conozco el entorno
- Conozco la naturaleza del conflicto – si lo hay –
- Elijo la estrategia a seguir
- Tomo las decisiones necesarias para poner en marcha la estrategia elegida (aunque esto ya es implícito en la estrategia, ya que una decisión estratégica no existe si no se lleva a la práctica – si no se lleva a la práctica, puedo haber realizado un interesante ejercicio teórico, pero nada más,-)
- Vuelvo al punto número uno.
En este caso, no habríamos hecho más que añadir el factor de una estrategia adicional para alcanzar un objetivo adicional “Me cambio a mí mismo” con un nuevo bucle adicional.
En la práctica y a medida que la aplicación de las decisiones estratégicas generales, se llevan a la práctica se van añadiendo bucles y más bucles (todas y cada una de las personas que deben llevar a la práctica su estrategia general se ven obligados a recorrer el mismo camino pero con las condiciones iniciales que le son propias).
Y se convierte en realidad “el efecto de la mariposa” del que habla la Teoría del caos, y las Leyes de Murphy cobran vida, y empiezan a mostrarse los efectos del “Principio de Peter” y nuestra vida se convierte en una pesadilla. Eso, … si no somos un verdadero “Strategos”.
Pues, éste es el último concepto que nos falta por definir.
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