Ningún otro producto es más natural que el fango y muy pocos cuentan con 27 siglos de excelente actividad para la salud y la belleza de los seres humanos.
En torno al fango y sus aguas el hombre ha buscado alivio a sus enfermedades, prestancia física y belleza de la cara y la piel.
Un nombre para todos: ¡Cleopatra! Para seducir a Antonio, se aplicaba máscaras hechas con el limo del río Nilo
Untándose del rico fango termal en todo el cuerpo, rostro y cabello, se recupera la salud, se aporta tono y luminosidad a la piel en instantes. Es de uso diverso en pieles normales, sensibles, alérgicas, micóticas, acneicas y seborreicas.
Es recomendado también para limpiar profundamente la piel en los tratamientos de flacidez, celulitis, arrugas, manchas, estrías, dermatitis causadas por el uso de cosméticos y cabellos dañados por productos químicos.
Último, pero no en importancia, es uno de los productos más explotados e importantes cuando se habla de prevención.
El Fango Termal
Nutre las células
Mejora la microcirculación
Aporta al organismo la regeneración de la piel.
Hidrata la piel seca
Retrasa las arrugas
Reaviva la piel sin tono
Absorbe las toxinas
Nutre las células aportando los minerales que necesita
Estimula y mejora la circulación sanguínea
Es antiinflamatorio y favorece la defensa de nuestro organismo modificando el terreno del cuerpo humano
En Octubre de 1949, en DAX FRANCIA, la Sociedad Internacional de Hidrología Médica instituyó la siguiente definición:
“Se designan con el nombre de peloides unos productos naturales que consisten en una mezcla de agua termal (incluidas las aguas del mar y las aguas de los lagos salados) con materias orgánicas o inorgánicas resultante de procesos geológicos, biológicos, geológicos y biológicos al mismo tiempo, utilizados con finalidad terapéutica con apósitos o baños”.
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