El Feng Shui señala la posición Norte como la más ele¬vada de todas, donde reside la jefatura, el mando, la dis¬ciplina, el gobierno, la cumbre, etc., y aunque a primera vista parece la mejor de todas, no es la más sencilla de abordar, ya que requiere de mucha fuerza, constancia, tena¬cidad y ambición para que funcione de verdad.
Para saber si un local tiene la entrada principal situa¬da al Norte, basta con coger una brújula y mirar hacia dón¬de señala la aguja principal.
Cuando las condiciones no son las ideales y no se puede cambiar la orientación de la puerta, el Feng Shui nos enseña cómo podemos transformar el local desde den¬tro hacia fuera para que venza el obstáculo de no tener una entrada ideal.
El valor de la puerta KAN, el Norte, es poder, sabiduría y riqueza. Así también, cada área geográfica es más agradecida para un tipo de negocio en particular, y, más allá de la brú¬jula y la zona geográfica, hay otros valores que señalan el tipo de entrada: KAN, el Norte o la montaña, o bien, la zona alta.
Puerta KAN: los negocios más apropiados
La puerta KAN admite todo tipo de negocio, comercio, industria o empresa, ya que favorece con riqueza, sabidu¬ría y poder, pero también exige de quien lo pone un esfuer¬zo mayor, una responsabilidad más pesada y un deseo de superación más constante y exigente. En suma, que la puer¬ta KAN exige que haya ambición, tenacidad y dedicación para llegar al triunfo.
De cualquier manera, la puerta KAN favorece espe¬cialmente a los siguientes negocios:
• Construcción.
• Compra venta de bienes inmuebles.
• Empresas financieras.
• Asesorías laborales o gubernamentales.
• Clínicas de enfermedades óseas o crónicas.
• Joyerías.
• Industria minera.
• Tiendas de lujo.
• Empresas de formación profesional.
• Bufetes o despachos profesionales de cualquier rama.
• Universidades.
• Industria pesada.
• Grandes almacenes con un toque de lujo o distin¬ción.
• Restaurantes de lujo.
• Concesionarios de coches de lujo.
• Cualquier tipo de establecimiento selecto o de lujo.
• Hoteles y centros de convenciones.
Los cambios internos
A pesar de no tener una puerta en KAN (orientada al norte), un negocio puede producir una serie de cambios internos que lo lleven a cambiar de orientación desde dentro hacia fuera:
• Poner un pequeño almacén a la entrada.
• Estar en la montaña, en la zona alta o tener delan¬te de sí grandes edificios.
• Tener una montaña al frente.
• Colocar una fuente justo en la entrada.
• Oscurecer un poco la entrada e iluminar mucho el fondo.
• Colocar la caja registradora y la zona más activa de las ventas entrando a mano izquierda, una vez reba¬sada la primera mitad del local.
• Poner aire acondicionado fresco a la entrada y un poco de calefacción en el fondo.
• Pintar el local en tonos oscuros, pero brillantes y ele¬gantes.
• Darle a la decoración un toque de distinción y lujo, pero no en exceso.
• Utilizar símbolos de sabiduría, poder y riqueza tan¬to en la fachada como en el interior del negocio.
Cómo tratar a los empleados
Como si el propietario o propietaria fuera un padre, pero no un padre occidental, sino un padre chino, es decir, dan¬do ejemplo, seguridad y firmeza, y exigiendo a cambio res¬peto, amor y dedicación, marcando una distancia que deje bien claro el orden de la jerarquía, pero sin caer ni en la frialdad ni en el alejamiento.
La máxima debe ser ganar mucho y gastar poco, es decir, hacer más eficiente la eficiencia. Un negocio con la entrada KAN exige un jefe o pro¬pietario firme y constante, disciplinado y sobrio, que no rehuya del mando ni de la responsabilidad, con poder, riqueza y sabiduría, que no demuestre prácticamente ni sus sentimientos, ni sus emociones ni sus debilidades, como si fuera un general en un campo de batalla y tuviera que hacer, día a día, la estrategia de combate.
La armonía de los empleados nacerá de la admiración y respeto que le tengan al jefe, por eso para ellos la figura del dueño o del jefe debe ser impresionante.
La sobriedad y el respeto deben ser el ambiente de tra¬bajo, ya que dentro de una entrada KAN la relajación no tiene lugar.
Dicha relajación puede darse puntualmente fuera del centro de trabajo, pero nunca dentro de él.
La lealtad y la fidelidad se premiarán más que la efi¬ciencia, pero sin obviar la eficiencia, que es indispensable para el buen funcionamiento del negocio.
Sin embargo, un nuevo jefe no debe salir de entre las filas de los empleados, ya que si alientan ese tipo de posi¬bilidades, también alentarán la posibilidad de convertirse en nuestros competidores el día de mañana a nuestras propias expensas. Un nuevo jefe debe ser un fichaje espec¬tacular, de un número uno, que puede venir de la misma familia o de la competencia, pero nunca de los empleados de casa.
El error está en la imitación
Muchas empresas, más o menos importantes, siguen modelos similares, copiándose unas a otras. El ejemplo más claro y popu¬lar lo tenemos en los equipos de fútbol, cuyos estadios curiosamente se encuentran en el Norte de la ciudad, en la zona alta o en una montaña, es decir, que son negocios KAN con la puerta principal orientada al Norte. Su sistema puede parecer injusto, pero funciona, y cuan¬do el amo, dueño, jefe o directivo principal deja de fun¬cionar como padre firme y severo, se le sustituye por otro que pueda desempeñar el papel.
El problema viene cuando el negocio no es en reali¬dad KAN, sino Li o Dui, porque entonces se están pervir¬tiendo los papeles y se entra en conflicto incluso antes de comenzar a trabajar.
Obviamente, no se deben hacer copias ni malas copias de un tipo de negocio a otro, sino que cada cual debe desa¬rrollar su papel dentro de los parámetros que le dan armo¬nía y prosperidad, ya que no todos los negocios son KAN ni tienen que serlo para triunfar en el mercado; basta con que sean ellos mismos y se desenvuelvan con soltura don¬de están colocados y como están orientados.
Arquetipo KAN
La puerta o entrada KAN es el paradigma de los nego¬cios, es decir, es lo que todos los negocios quieren ser, a lo que aspiran todos aquellos que abordan el sector empresarial, pero que no todos pueden alcanzar. Y es que no es nada fácil mantener unas estructuras tan pétreas y tradi¬cionales, con una jerarquía tan marcada y con un aspec¬to tan impersonal.
Es por ello que no todas las personas que deciden entrar en el mundo de los negocios son capaces de llevar una empresa con entrada KAN, ya que se requiere una coherencia personal con el nego¬cio que se realiza, y en este plano la entrada KAN es muy exigente, debido a que no sólo se necesita cierta posición eco¬nómica, sino que además se tiene que tener clase, perte¬necer al ambiente, sumarse a la sociedad que compone este tipo de negocios.
Puede sonar injusto o exagerado, pero es así, porque toda sociedad, para armonizar su propio qi, termina absor¬biendo a quienes forman parte de ella.
Se puede empezar siendo diametralmente opuesto a las características de la puerta KAN, y hasta tener éxito por la singularidad, pero con el tiempo las aguas volverán a su cauce y el innovador terminará siendo rechazado o absor¬bido por la sociedad en que se encuentra.
No suena bien decirlo, pero para tener un negocio que funcione bien con la entrada KAN, se requiere que sus due–os y empleados tengan ciertos aires de grandeza, y que
estén dispuestos a ser líderes en su sector, porque lo que vende la puerta KAN es precisamente grandeza.
No en vano Gengis Kan y Kublai Kan llevaron a Mon¬golia a ser la primera potencia del mundo en el siglo XIII, y ambos alentaron el uso y la práctica del Feng Shui que les habían enseñado los sabios chinos. En aquellos tiem¬pos todos los mercados de la Ruta de la Seda eran un can¬to al orden, el intercambio y la armonía, y perduraron mientras mantuvieron su orientación KAN y GEN, es decir, mientras se ciñeron a los preceptos de Feng Shui llevados desde Oriente a Bizancio por Gengis Kan.
De hecho, y no es una novedad para nadie, los gran¬des negocios del Norte siempre han tenido una clara voca¬ción imperialista, y un negocio con una entrada KAN, por pequeño o nuevo que sea, es normal que tenga esta mis¬ma vocación, y, si no la tiene, lo más seguro es que no per¬dure, que sea absorbido por otro más grande, o que se arruine simplemente.
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