Tal vez, se esté preguntando cómo pueden robar su identidad cuando usted no ha perdido su tarjeta de crédito ni su monedero recientemente. Muchas de las víctimas de este flagelo se sorprenden cuando notan que alguien ha estado pidiendo créditos, ordenando facturas de telefonía celular, sacando nuevas tarjetas de crédito e, incluso, cometiendo delitos, a partir de la utilización su identidad. Los ladrones logran esto mediante la recolección de datos y su posterior reagrupación para armar un “nuevo usted”.
Es como si tuviera un clon. Usted, el real, con su buena reputación, y la otra persona, que pretende ser usted, pero con objetivos siniestros. Aprovechando que usted ni siquiera sospecha sobre su existencia, el ladrón de identidad hace sus trabajos financieros usando su identidad. El nombre y la identidad real del ladrón permanecerán invisibles, justamente, porque se enmascara con los suyos.
Sin embargo, hay muchas personas que no toman el asunto con la seriedad debida. Algunos consumidores señalan no entender por qué deben preocuparse, si no tienen el crédito suficiente como para que alguien quiera robarles. Otros, dicen: “Si no uso muchas tarjetas de crédito y no pienso pedir ningún préstamo por el momento, ¿por qué debería preocuparme?”. Si un ladrón toma su identidad, eventualmente, usted descubrirá por qué debía preocuparse (tal vez cuando menos lo espere).
Experiencias reales
Alberto T., un guardia de seguridad en un aeropuerto, tomó unas cortas vacaciones en Brasil. Cuando estaba volviendo a su casa, fue detenido en la frontera acusado de homicidio. Alberto estuvo encerrado en una celda hasta que pudo probar que no era el sospechoso y que su identidad había sido robada. Después de una semana entre rejas, Alberto logró comprender que alguien había encontrado su licencia de conducir y había solicitado una nueva utilizando su foto y su información. La persona era buscada por asesinato. Pero el número de licencia de conducir era el mismo que el de Alberto.
Carla B. había enviudado diez años atrás. Un día recibió una llamada de un cobrador reclamando el pago de cientos de dólares en equipos electrónicos. Alguien, utilizando el nombre de su difunto esposo, había comprado los equipos en 2004 y, por supuesto, había olvidado pagarlos. Carla no imaginaba cómo los ladrones habían conseguido el número de Seguro Social de su marido. Sin embargo, recordó que poco tiempo antes había tirado algunos archivos mientras limpiaba el escritorio del difunto. Los ladrones debieron haber conseguido el número de Seguro Social en esos viejos archivos. Y lo usaron para una solicitud de crédito instantáneo en una tienda de electrónica.
Mariana G. creyó que ya era tiempo de comprar su primer teléfono celular. En la tienda, no obstante, le negaron el crédito aludiendo que ella tenía $ 1230 en facturas de telefonía móvil impagos. Cuando comenzó a investigar la procedencia de esta factura telefónica, Mariana chequeó su historial de crédito. Así, descubrió que alguien había abierto otras cuentas utilizando su nombre. Si bien no podría asegurarlo, ella recuerda una sucesión de correspondencia robada de los buzones en su barrio. Por lo tanto, supone que un ladrón debe haber tomado su número de identificación de alguna carta para sacar un teléfono celular a su nombre.
Alfredo Z. sintió que el retiro no era tan divertido después de todo, así que se suscribió para un trabajo part-time como empleado de oficina en una tienda del barrio. La aplicación fue rechazada porque Alfredo mantenía sin pagar una sentencia judicial por $ 15.000. Finalmente, recordó que un obrero había tomado unas estadísticas de su cuenta bancaria del escritorio de su casa. Así, estimó que el obrero había pedido un préstamo a partir de la información que había robado. Como el préstamo nunca había sido cancelado, terminó yendo a parar a la corte.
Valeria P. recibió la noticia y los honorarios por un cheque rebotado justo después que depositara su cheque de pago. Posteriormente, descubrió que alguien había robado un cheque del medio de su chequera. Entonces recordó la ocasión en que había olvidado su cartera en el carrito de una tienda de comestibles. Los malhechores utilizaron su número de cuenta bancaria para abrir una nueva cuenta, ordenar nuevas chequeras, y sacar todo el dinero de su cuenta.
Resulta escalofriante imaginar a gente común, que realiza sus actividades cotidianas con normalidad y, de pronto, descubre que su identidad ha sido robada. Ahora usted está más cerca de comprender lo que es “su identidad”. Usted acaba de ver cómo utilizan su identidad para cometer fraudes y delitos.
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