Se estima que
entre un 60 y un 70% de lo que comunicamos lo
hacemos mediante el lenguaje no verbal: gestos,
postura, mirada, movimientos. Muchas veces no
somos conscientes de nuestras posturas, movimientos
y gestos, que pueden estar contando una cosa,
mientras que la voz cuenta otra. El lenguaje
corporal y gestual es muy revelador. El cuerpo
parece tener una mente propia y dice lo que
no dicen las palabras, y a veces, dice lo contrario.
Es muy importante que ambos canales estén
alineados y de acuerdo, porque de lo contrario
no somos creíbles y además, nuestra
mente se desordena y se disgrega.
La sonrisa.
La sonrisa es un arma poderosa, siempre y cuando
sea sincera.Una sonrisa falsa es muy fácil
de descubrir ya que se parece mas a un rictus
y causa una pésima impresión.
La mirada
En una conversación, podemos obtener
mucha información de nuestro interlocutor
si sabemos prestar atención al lenguaje
de su cuerpo. Los ojos tienen una gran importancia
y es mucho lo que podemos decir con ellos. Por
algo se dice que son “el espejo del alma”.
Mirar a nuestro interlocutor ademas demuestra
interés. Por otra parte, el que miente,
rehuye la mirada, aparta y vuelve a fijar la
vista rápidamente, y parpadea.
Gestos con
la cabeza.
Los movimientos afirmativos con la cabeza, si
son rápidos indican asentimiento; si
son moderados, reflexión y si son lentos,
pueden denotar confusión. La inclinación
hacia delante cuando va acompañada de
una sonrisa y contacto visual aumentan los sentimientos
de simpatía nuestro interlocutor.
El espacio personal.
El espacio personal es el que consideramos propio,
como si fuese una extensión de nuestro
cuerpo. Hay una zona íntima que abarca
entre 15 y 45 cm que la persona cuida como su
propiedad. Una zona personal, entre 46 cm y
1,22 mas que separa a las personas en una reunión
o fiesta, otra zona social, que nos separa de
los extraños y que se mide entre los
1,22 y 3,6 mts y por último la zona publica,
mas allá de los 3,6 mts, distancia cómoda
para dirigirnos a un grupo de personas. Hay
rituales en el uso del espacio. La zona más
problemática es la íntima, porque
la intromisión de un extraño en
ella, produce reacciones y cambios fisiológicos
en nuestro cuerpo, tal como ocurre pasa en un
medio de transporte atestado, cuando hay que
compartir involuntaria y forzadamente el territorio
más privado con desconocidos. En esas
situaciones, hay códigos tácitos
que todos respetan: nadie se mira a los ojos,
se hacen la menor cantidad de movimientos posibles
y en general, se considera que esas personas
que nos rodean no existen como seres que nos
conciernen, porque de lo contrario, reaccionaríamos
como si fuéramos atacados cuando alguien
penetra en nuestro territorio íntimo,
ya que la finalidad principal de los rituales
del espacio es mantener la armonía.
Barreras
Cuando alguien interpone un objeto entre él
y nosotros indica que quiere mantener la distancia.
Cruzar los brazos indica una actitud defensiva
y negativa, incertidumbre o inseguridad. Una
barrera parcial, como tomarse el brazo con una
mano, denota falta de confianza. A veces se
usa como una forma de tranquilizarse. Para romper
estas barreras se puede ofrecer un cigarrillo
o una bebida.
Gestos nerviosos.
Revelamos nuestras emociones con el lenguaje
corporal y nuestros interlocutores las captan
de manera inconsciente:
Taparse
la boca: puede indicar que la persona
miente o que teme decir lo que no debe.
Frotarse las manos: Temor a
perder el control.
Tocarse el pelo: inseguridad
Juguetear con objetos: nerviosismo
e inseguridad.
Morderse los labios o pellizcarse la
cara: hostilidad
Sentarse erguida y relajada: seguridad, autoconfianza. Si se exagera, puede
denotar arrogancia.
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