Generalmente llamamos
enfermedades a aquellos síntomas o dolencias
físicas que traen aparejados alguna complicación
orgánica. Los médicos tratan el
órgano afectado con medicinas alópatas
que focalizan la enfermedad y la contrarrestan
hasta hacerla desaparecer. Cabe destacar la
importancia de la medicina alópata que
rescata, en la mayoría de las veces,
en forma casi inmediata al paciente. Pero en
los últimos tiempos hemos observado que
la ciencia ha dado un vuelco trascendental,
en el área de la salud, incorporando
a los tratamientos distintos tipos de terapias
complementarias.
Hemos vuelto a los
orígenes, a los tiempos donde el médico
de cabecera se relacionaba más íntimamente
con su paciente, investigando la historia familiar
a través de un diálogo profundo
donde el paciente también tenía
permitido expresar más libremente sus
emociones, sin que el tiempo fuese una barrera
incontrolable.
¿Pero que sucedió? ¿Acaso
la ciencia, volviendo la mirada atrás,
redescubrió la importancia que le daban
los antiguos médicos a la expresión
del espíritu, a los estados anímicos,
el equilibrado funcionamiento de nuestra mente
y la influencia que tienen las emociones sobre
el sistema inmunológico?
Es por esto que
la ciencia, dando un paso al costado, ha permitido
la incorporación a los tratamientos tradicionales,
las diversas formas de medicinas naturales,
como son la homeopatía, fitoterapia,
distintos tipos de gimnasia no agresiva como
el Yoga, Tai Chi Chuan, Bioenergética,
etc., distintos tipos de terapias florales,
las cuales son totalmente compatibles con las
medicinas convencionales ya que éstas
atienden el funcionamiento correcto del cuerpo,
la mente y las emociones, restaurando en muchos
casos antiguos traumas que crean en el inconsciente
formas negativas de pensamiento las cuales se
manifiestan en enfermedades físicas.
También es compatible por no poseer ningún
tipo de droga, es decir que, es la pura esencia
energética de determinadas flores que,
mediante una experiencia comprobada a través
de la clínica, actúan directamente
sobre los planos mental y emocional, y como
un efecto de acción y reacción
sobre el plano físico.
Hoy sabemos que
nuestro estado de ánimo, el estrés,
las fuertes vivencias emocionales, las exigencias
y presiones socioculturales, colaboran grandemente
en el proceso degenerativo de las enfermedades. .
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